Una vez más, la acogedora Sala Torero de Madrid regentada por el bailaor sevillano Juan Manuel Rodríguez ‘El Mistela’ alberga el ciclo flamenco De Silverio Franconetti a Ramón Montoya, que con tanta dedicación y entusiasmo está dirigiendo un martes de cada mes hasta junio de 2025 el crítico e investigador Manuel Bohórquez.
La primera sesión de este ciclo se celebró el 5 de noviembre. La segunda, el 10 de diciembre. Para quien aún no haya acudido, tiene la oportunidad de asistir hasta junio de 2025. Y es que se ha escogido un martes al mes con el propósito de ofrecer al aficionado madrileño lo mejor de cada parcela del flamenco para poder conocer de cerca su historia y desarrollo en la capital.
Se abre la tertulia con dos grandes pilares de este arte, que ofrecen testimonios relacionados con sus inicios en el flamenco y su trascendente e imponente trayectoria. En esta ocasión, los asistentes escuchan la historia del guitarrista madrileño Víctor Monge ‘Serranito’ y la bailaora sevillana Merche Esmeralda.
En primera instancia habla Merche Esmeralda, que cuenta por qué se la conoce así en el mundo del flamenco, cuando en realidad se llama Mercedes Rodríguez Gamero. Y es que parece ser que el famoso representante Antonio Pulpón, cuando ella tenía 13 o 14 años, le aconsejó cambiarse el nombre. Resulta que la madre de Merche tenía unos zarcillos de esmeraldas con los que la bailaora estaba encaprichada. ¡Le encantaban! Pero su madre no se los quería dejar. Un día su abuela le preguntó por qué le gustaban tanto esos pendientes y la sevillana contestó que le gustaban mucho las esmeraldas. Así, a su abuela y a su tía les pareció que ‘esmeralda’ podía utilizarse para crear un buen nombre artístico.
Merche habla con entusiasmo de su trayectoria. De su llegada a Madrid y de sus inicios en Sevilla con Adelita Domingo, que era una maestra de piano, cante y baile –sobre todo de piano– que regentaba una escuela en la capital andaluza y por la que pasaron muchas artistas destacadas de la copla, como Juanita Reina, así como reconocidas bailaoras, entre las que se encuentran Cristina Hoyos, Milagros Mengíbar y, por supuesto, la propia Merche Esmeralda.
Es el turno de Víctor Monge ‘Serranito’, al que se le pregunta cómo comenzó su afición por la guitarra. Parece ser que un hermano suyo tocaba un poco y su padre cantaba tangos argentinos. A Serranito, siendo pequeño, lo vestían de gaucho y cantaba un poquito tangos argentinos y tocaba unos acordes con la guitarra. El guitarrista, aunque tiene un currículum bien extenso acompañando a las grandes figuras del cante, desde muy joven quería tocar solo. Antes que Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, Serranito llegó a ser el mejor concertista de guitarra que había en España, con una técnica fuera de lo normal.
Víctor, de forma anecdótica, también cuenta que su curiosidad por la guitarra está relacionada con el momento en que vio bailar a una niña que se llamaba Manolita Cordero. En ese instante, tuvo la necesidad de transmitirle a su padre que quería estar ahí y acompañar a esa muchachita con la guitarra.
En la vida de Serranito siempre han estado muy presentes los temas clásicos como Asturias, El colibrí o El Concierto de Aranjuez. Y en cuanto a su experiencia en los tablaos, siempre luchó para que a los guitarristas se les diera su lugar. En el Café de Chinitas pidió tocar solo. Interpretó una pieza cortita y después salieron unos cuantos guitarristas más con él al escenario para interpretar el tema de Gitana, dedicado a Carmen Amaya. Tuvo un gran éxito.
«Manuel Bohórquez incide en que Madrid fue una ciudad que acogió en los tablaos a los artistas que llegaban de Sevilla cuando los cafés cantantes empezaban a desaparecer. Así, llegaron a la capital personalidades como Antonio Chacón, Pepe de la Matrona, Bernardo el de los Lobitos, el Mochuelo…de los que la mayoría murieron y se enterraron en esta misma ciudad»
El guitarrista Narciso Yepes, aunque clásico, también tiene un huequecito en la trayectoria de Víctor Monge. Que no fue su maestro, pero le daba buenos consejos para centrarse mejor a la hora de componer música flamenca.
Manuel Bohórquez incide en que Madrid fue una ciudad que acogió en los tablaos a los artistas que llegaban de Sevilla cuando los cafés cantantes empezaban a desaparecer. Y así, llegaron a la capital personalidades como Antonio Chacón, Pepe de la Matrona, Bernardo el de los Lobitos, el Mochuelo…de los que la mayoría murieron y se enterraron en esta misma ciudad.
Después de esta aclaración, Merche Esmeralda hace hincapié en la generosidad de los de Madrid. Recalca que el madrileño de verdad abre las puertas a todo el que llega. Que ella siempre se sintió parte de la comunidad, por eso solo tiene palabras bonitas y de agradecimiento. Incluso menciona la chulería madrileña, de la que a día de hoy y en algunos ambientes se habla con cierto tono despectivo, anotándola como ‘la gracia del madrileño’ desde un plano cariñoso y afectivo.
El director del ciclo pregunta a los protagonistas si realmente sienten que la capital ha reconocido su aportación al flamenco y su presencia en la capital durante tantos años. La bailaora sevillana cuenta que de Madrid ha recibido algunos premios, por supuesto. Entre ellos está la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes. Pero de quien de verdad siente el reconocimiento es del público, que siempre la acepta y le da su cariño. Y hace esa pequeña distinción entre el calor y el afecto del público y las instituciones a las que corresponde otorgar los galardones y los reconocimientos, quizá mostrando cierto descontento, porque parecen no estar siempre a la altura de las circunstancias.
Y a propósito de los premios y reconocimientos, la Sala Torero sí quiso tener un gesto de agradecimiento con los protagonistas. Por eso, al final de la velada se les otorgó el galardón Perla Negra por su dedicación al flamenco durante tantísimos años y sus grandes aportaciones al mismo.
Fue una reunión desenfadada, con anécdotas graciosas, nostálgicas y también de esas que hacen sentirse afortunado de poder escuchar testimonios y experiencias en primera persona de grandes instituciones del flamenco.
Por supuesto, una de las cosas más gratificantes es que Bohórquez ofrece al oyente la posibilidad de preguntar cualquier duda, inquietud o curiosidad que surja en una ronda de preguntas al final de la tertulia. Quien más aprovechó este segundo capítulo con Merche y Víctor fue el guitarrista Tomatito, que acudió al ciclo desde una posición verdaderamente humilde y aclaró todas sus dudas y curiosidades, como uno más entre el público. Incluso añadió alguna experiencia que hizo la reunión más dinámica.
La Sala Torero es un sitio muy céntrico, a siete pasos de la Puerta del Sol y al que es fácil acceder en transporte público. Si se tiene un horario complicado de trabajo y no se puede acudir a la hora exacta no pasa nada porque no cierran las puertas. Es bienvenido todo el mundo en cualquier momento. Al salir, reflexionaba con Tomatito si se necesita una mayor difusión a través de las redes para que estos encuentros cuenten con mayor asistencia de público.
Estén pendientes, que en breves se anunciará el cartel con el día y la hora de la próxima reunión de este gran ciclo De Silverio Franconetti a Ramón Montoya.