El flamenco está de luto tras el adiós del guitarrista granadino Miguel Ochando, quien falleció el 10 de enero a los 58 años. La noticia, confirmada por su familia a través de un comunicado, ha conmocionado al mundo del flamenco. En el mensaje, sus seres queridos agradecieron las muestras de cariño recibidas: «Miguel vivió por y para el flamenco, siempre con una humildad que lo hacía aún más grande. Hoy nos deja físicamente, pero su música será eterna».
Nacido en Granada en 1966, Miguel Ochando mostró un talento innato para la música desde joven. Su habilidad con la guitarra flamenca lo llevó a formarse con grandes maestros como Manolo Sanlúcar y Tomatito, lo que cimentó su técnica y su amor por las raíces del flamenco. A partir de ahí, su carrera despegó, convirtiéndose en un acompañante indispensable para figuras del cante y el baile, como Carmen Linares, Arcángel y Eva Yerbabuena.
Aunque su fama inicial llegó como guitarrista de acompañamiento, Ochando también destacó como solista y compositor. En 2015 lanzó Cuentos de mi guitarra, una obra aclamada que combinaba tradición y modernidad, mostrando su versatilidad y maestría en el instrumento. Este disco marcó un antes y un después en su carrera, consolidándolo como un referente del flamenco instrumental contemporáneo.
Tras conocerse su fallecimiento, numerosas figuras del flamenco y la cultura han expresado su pesar por la pérdida de este gran artista. José Mercé, amigo cercano de Ochando, declaró: «Se nos ha ido uno de los grandes. Miguel era un guitarrista único, pero sobre todo, una persona extraordinaria. Su música será un faro para los que seguimos aquí».
«Miguel vivió por y para el flamenco, siempre con una humildad que lo hacía aún más grande. Hoy nos deja físicamente, pero su música será eterna» (familia de Miguel Ochando)
Por su parte, la bailaora Eva Yerbabuena compartió en sus redes sociales: «Miguel no era solo un guitarrista, era un poeta de las seis cuerdas. Cada nota que tocaba tenía alma. Lo vamos a echar mucho de menos».
Farruquito, visiblemente emocionado, recordó su última colaboración con Ochando: «Tuve el privilegio de compartir escenario con él hace unos meses, y nunca olvidaré su energía y su amor por el arte. Hoy el flamenco está de luto, pero también agradecido por todo lo que nos dejó».
En su Granada natal, Ochando siempre se mostró comprometido con la difusión del flamenco, participando en festivales y colaborando con otros artistas locales para promover este arte en su tierra. Su capacidad para conectar con el público, tanto en pequeños tablaos como en grandes escenarios internacionales, era un reflejo de su autenticidad y pasión.
La familia de Ochando ha anunciado que se llevará a cabo un homenaje público en las próximas semanas, donde amigos, compañeros de profesión y admiradores podrán despedirlo como merece.
Su música seguirá inspirando a quienes lo escuchan. Palabras del propio Ochando, dichas en una entrevista: «El flamenco es eterno porque está hecho de vida. Mientras haya alguien que lo sienta, nunca desaparecerá».