Pablo Parrilla se deshizo en agradecimientos. Fue el maestro de ceremonias que requería la clausura de la mejor semana cultural de actividades flamencas de la provincia de Sevilla. Resumió el transcurrir de las jornadas. Los paraeños pudieron presumir con orgullo. Todos arrimando el hombro. Se engalanaron para una propuesta que sirvió de peregrinación de los aficionaos cabales a La Comarcal. Paradas se convirtió en el epicentro de lo jondo. Llegó el día grande del homenaje. En esta 33ª edición se le otorgó al cantaor local Manuel Vera El Quincalla, que lo acogió con sumo agrado.  

 

Si bien la programación de la semana de la Peña Flamenca Miguel Vargas se eleva a lo sublime, el cierre no fue su mejor noche. Manuel de Tamara abrió el telón. Su cante evidenció pronto la justificación de su presencia en el elenco por el parentesco con el agasajado. No se explicaría si no la merma del prestigio que arrastran al cederle cuatro cantes durante más de cuarenta minutos, ya que el joven cantaor muestra un registro endeble, con poca amplitud tonal y su intervención, aunque digna y muy trabajada, queda en un plano a medir por otro rasero. De ahí que yo no pretenda cebarme sino atestiguarlo con fidelidad a mi juicio.

 

Con la guitarra de Juan Anguita y el compás de Pavín Lozano y Farruco Montoya se movió a media voz carente de empaque buscando el efecto en el adorno de la soleá. En las alegrías pasea por Cádiz y entona las de Córdoba con impreciso acierto. Luego fandangos de Huelva y de la Calzá. Cerró por bulerías.

 

Con Manuel nos rindió el sueño, pero La Fabi sacudió las tablas como un huracán espabilando al graderío. «El sonío negro de su voz es tan puro como blanco». La acompañaron a las palmas y jaleos Zambullo, Juan Grande y Juan Mateos, exagerados en muchas ocasiones pero sobrados de age y compás. A la guitarra Curro Carrasco. Principió por alegrías con gracia e histrionismo. Siguió precipitada en los tiempos cantando por cuenta. El anuncio de la seguiriya presagiaba quizá otro temple, pero ofreció más de lo mismo desde la salía al cierre de Juanichí el Manijero. En la bulería por soleá se empoderó portentosa destilando el gusto jerezano pero sin mirarse el ombligo. Tres fandangos y bulerías. Todo estrujado en los altos, a veces a grito pelao. Su temperamento desarbolado le resta calidad al ofrecimiento que entrega a corazón abierto. Desparpajo, fuerza, naturalidad y la búsqueda de la gitanería que no tuvo en su alumbramiento le dieron sentido a los cantes. La Fabi destaca incluso por encima del grito, porque tiene los reaños, el gusto y las facultades. Le sobra voz. Aquella que satura los oídos en la estridencia continua. Aun así, algo me gustó.

 

 

«Paseó Pepe Torres su soleá con la elegancia suprema del baile macho sobre el entarimado paraeño. Hizo del silencio en el baile un monumento, porque supo conjugar la quietud con la estampida. Arrebataba el jaleo del público por minutos. Se llevó una talega de oles que recogía tras los desplantes, a cada gesto, con esas hechuras flamencas con las que desbarató Paradas»

 

 

 

 

Tras el acto protocolario del homenaje, glosa de su figura y entrega de obsequios y reconocimientos, El Quincalla se abandonó a la emoción. Trajo un repertorio por derecho comenzando por la serrana y acabando con los fandangos de El Gloria. Se templó en la soleá de Triana alternando las variantes alfareras, Pinea o la de Charamusco, jugando con la musicalidad, dándolo todo a pesar de las carencias que le endosa la edad, que apagaba los finales de muchos tercios pero aún le permite conservar la enjundia en las arremetías. Supo aliviarse a ratitos con la sabiduría de la experiencia. Tiene recursos. Con la granaína levantó la ovación del respetable entusiasmado con un remate ejecutado con agallas. Siguió por tangos, algo flojete de compás. Hubieran ayudado unas palmas. La seguiriya canónica fue el penúltimo, coronada por el macho de Manuel Molina que muy pocos dominan con determinación. No la supo abrochar bien. La sonanta de Manuel Herrera arrancó un puñao de aplausos y oles. Es un tocaor fresco que posee el gusto exquisito de la tradición flamenca, además de una pulsación pulcra y potente.

 

Lo que destacó sin duda confiriéndole el caché al cartel fue el baile del moronense Pepe Torres, claro triunfador de la noche. Escoltado por Manuel Tañé, El Pechuguita y Manuel de Gines al cante y al socaire de la buena bajañí de Ramón Amador, paseó Pepe su soleá con la elegancia suprema del baile macho sobre el entarimado paraeño. Hizo del silencio en el baile un monumento, porque supo conjugar la quietud con la estampida. Arrebataba el jaleo del público por minutos. Se llevó una talega de oles que recogía tras los desplantes, a cada gesto, con esas hechuras flamencas con las que desbarató Paradas. Alegrías al cante pa el descanso de Pepe, que volvió apoteósico por bulerías. Sus pies grabaron sobre los maderos del proscenio las escrituras sagradas del duende. Dibujó con el cuerpo entero los mandamientos del baile jondo. Potencia, rajo, gusto, «pellizcos a borbotones»… Con todo nos revolcó de locura zapateando ante la excitación desmedida de Tañé y el de Gines algo embrutecidos, contagiando a ratos a El Pechuguita. Aún así, dieron momentos espectaculares de los que entresaqué los guiños de este último a Luis de la Pica o Gaspar de Utrera. Graciosa la anécdota de un perrillo que se coló al entarimado asombrado ante la magnitud del arte de los pies de Pepe.

 

El fin de fiesta con todos menos La Fabi y sus acompañantes echó el cerrojo a una semana de categoría. Un fondo de escenario extraordinariamente bello ideado por la genialidad de José Antonio Brenes al que le dedicaremos un capítulo aparte ha albergado momentos estelares de inspiración. El cuidado trabajo de Martín Sonido magnificando el encanto de las voces y la música,  las presentaciones, conferencias…  son esos detalles que van sumando excelencia a la organización como fiel reflejo de la dedicación incansable de la buena gente que mantiene así la afición en Paradas. Ole.

 

 

Ficha artística

Clausura de la XXXIII Semana de Actividades Flamencas de Paradas
Sábado 22 de abril de 2023
Sede de la Peña Flamenca Miguel Vargas, La Comarcal, Paradas (Sevilla)
Cante: Manuel Vera El Quincalla, La Fabi y Manuel de Tamara
Guitarra: Manuel Herrera, Curro Carrasco y Juan Anguita
Palmas y compás: Zambullo y Juan Grande. Pavín Lozano y Farruco Montoya
Baile: Pepe Torres
Cante: Manuel Tañé, El Pechuguita, Manuel de Gines
Guitarra: Ramón Amador
Presentador: Pablo Parrilla