El amigo y compañero de esta casa Juan Garrido fue el maestro de ceremonias que tomó la presentación del cierre de oro del XXI Festival Flamenco Al Gurugú 2023. Con la soberanía que calza en la palabra, repasó los actos del memorial y glosó la figura de la bailaora Eva Yerbabuena, que recibía «para que brillara entre sus brazos» el galardón ‘Verde que te quiero verde’. Incuestionablemente merecido «por su excelencia artística, la importancia y evolución de su trayectoria», este se une al reguero de premios que jalonan su carrera evidenciando su personalidad en el baile «que vino a implantar un nuevo concepto donde se cuida cada movimiento de este arte vivo. Ella además de moverse, conmueve y marca». «Su talento no lo da la tierra sino Dios. Y ha instaurado unos códigos en el baile, las ideas,el montaje, la producción… donde su presencia se respira y nos conduce a Eva».

 

La alcaldesa Ana María Barrios agradeció la labor de la peña flamenca de la localidad, la presencia de Cristóbal Ortega, director del Instituto Andaluz de Flamenco, la entrega de la delegada de Cultura Araceli Martín, que se despedía del cargo, y tuvo la deferencia con Gabriel Portillo, vecino de El Arahal muy querido por Eva, a quien hizo subir al escenario para que fuera él quien le entregara la estatuilla. La bailaora la recibió con honor, emocionada, disculpando las lágrimas que caían de sus ojos. Se lo dedicó al elenco, a Rafaela Reina y a todos los que la acompañaban. Además de al público asistente entre el que adivinaba a personas amadas que la correspondían en el afecto.

 

El sonido de unas gotas de agua dio paso al cante. Los cenitales bañaron de luz la toná en las gargantas de Alfredo Tejada, Miguel Ortega y Segundo Falcón, que abrochó el cambio seguiriyero de Juan Junquera anticipando desde que abrió la boca que la búsqueda de nuevos giros, la excitación o el exceso de empuje lo llevarían a estar semitonao y muchas veces fuera de afinación. La pincelaíta de baile con age de El Oruco cerró esta ronda.

 

La extraordinaria sonanta de Paco Jarana brilló descollando en el silencio desde que enjaretó las primeras notas. Descubrió el Romance de La Otra para Falcón, empeñándose el cantaor en desatender al oído. Lo hilaron en una solución de continuidad que arribó en la soleá. Se rifaron las letras desde la inspiración a la que aboca la planta de Eva sobre los maderos. Con bata de cola negra paseó con gallardía la solemnidad. Y desde entonces todo fue un alarde de trapío en el que la técnica se rindió a los tacones de Yerbabuena pisada por el arte de una bailaora que lo sabe todo. Pero si sus pies portentosos duelen, los contoneos de su figura y un braceo personalísimo dibujan la culpa de los pellizcos. ¡Qué manera de recortar los desplantes! Y de acompañar el soniquete marcando con las manos, la cara o la cintura, arremangándose el vestío y alzando los volantes con empaque y sabiduría. Pesaba el aire al subir los brazos, dándose tiempo para sentir. Y poquito a poco alternó momentos de fuego con la quietud generando la tensión emocionante que arrancó los oles de cuajo. Falcón se perdió por Triana, Miguel Ortega firmó El Compromiso con Bernarda de Utrera ya en el remate por cuplés por bulerías, lejos de la imitación y metido en el arañón de quien conoce los rincones del jinque. No en vano fue la voz que rizó los mejores ratitos de cante de la noche, sembrao de fuerza y verdá en contraposición a la impostura bien ejecutada de Tejada, que divagó en el efectismo aunque cantando muy bien. Precisamente Alfredo y Eva regalaron uno de los momentos más emotivos de la actuación. Dieron cerrojazo a la soleá. El grito acalorado de Se nos rompió el amor interpretado con arrojo y algunos excesos atrajo a la bailaora corvada hacia atrás buscando el mantón con el que el cantaor la arropó. Eva pintó caricias con los flecos dorados en el áurea del teatro.

 

 

«Y desde entonces todo fue un alarde de trapío en el que la técnica se rindió a los tacones de Yerbabuena pisada por el arte de una bailaora que lo sabe todo. Pero si sus pies portentosos duelen, los contoneos de su figura y un braceo personalísimo dibujan la culpa de los pellizcos. ¡Qué manera de recortar los desplantes!»

 

 

 

 

Jarana a la guitarra y El Pájaro a la percusión se deshiceron en la flamencura de unas bulerías en las que el pulgar de Paco discurrió entre bordones y el tercio bajo de las cuerdas. No solo pespunteando falsetas unas detrás de otra, sino engarzándolas en una melodía bajo el yugo de la amalgama de los doce tiempos. Tiraíllos con la izquierda, picados y rasgueos de vértigo tocados con fina pulcritud y composición preclara doblaron el gozo del compás. Paco es sin duda un desconocido para la multitud y sonantista de veneración entre los que istinguen en el culto a la bajañí.

 

Segundo prosiguió infructuoso en el intento creativo de abrir la seguiriya con melodías frescas fuera de tono, restándole quilates al lamento. Pero el dolor traspasao en el cuerpo chiquito de Eva sobre los ríos de plata de la guitarra de Jarana suplieron con creces la merma. Yerbabuena vistió de luto el verde. Bailó sobre el silencio y los quejíos de Ortega. Desnudó su pena llorando con los pies, retorciéndose en la llaga doliente, rompiéndose la cintura, derramando sollozos con todo el cuerpo, castigando al verdugo del sufrimiento con su negra mirá. Contundente en las llamadas, tensa en las parás, arrabatadora en el zapateao y sangrante cuando el pesar apuñalaba, hincó sus ducas en el entarimao al arrullo del macho de El Tuerto La Peña con el que Ortega echó el pestillo a la seguiriya antológica de Eva.

 

El Oruco, que parecía hasta ahora un convidao de piedra o figurante de aliño, reivindicó por jaleos su condición de bailaor mostrando cualidades de sobra que lo hacen merecedor del sitio que le fue otorgado.

 

Y volvió Yerbabuena de amarillo con lunares negros al proscenio para bailar por alegrías como le dio la gana. Taconeos, escobillas, figuras de age, sensualidad… Colmá de sal, se entonó con los tercios arromeraos de Falcón principiando el palo y desgranó, por si quedaba algo, un puñao más de recursos de gracia que aliviaron el oscuro zarpazo que dio por soleá y seguiriya. Remataron por bulería de Cádiz echando los restos. Eva lo mismo nos arrastró la piel en lo jondo que inundó de alborozo redondeando las figuras que antes eran recias en registros más serios.

 

Ofreció un espectáculo flamenco sin más. Ni menos. De los que añoraba en ella. No me gustan tanto los experimentos, ni refracciones, ni demasiada vanguardia… Disfruté del pellizco arrollador, de una puesta en escena sencilla y elegante con buen cante, buen toque y buen baile. Eso hizo Eva en El Arahal fajándose los machos, o las hembras, cerrando una programación de altura. Y la ovación del respetable respondió comprendiendo sin instrucciones que esto es lo que pasa cuando manda Eva.

 

 

Ficha artística

XXI Festival Flamenco Algurugú
Teatro Municipal de El Arahal, Sevilla
17 de junio de 2023
Entrega del galardón ‘Verde que te quiero verde’ a Eva Yerbabuena

Baile: Eva Yerbabuena
Guitarra: Paco Jarana
Cante: Segundo Falcón, Alfredo Tejada y Miguel Ortega
Compás y baile: El Oruco
Percusión: Manuel José Muñoz El Pájaro