Foto de Diego de Morón: Takase Tomoyuki

Había una vez una escuela de guitarra flamenca que los seguidores del género de todo el mundo reconocieron como el estilo de Morón de la Frontera y Diego del Gastor. Es posible que Jerez de la Frontera y Granada sean las únicas otras ciudades con un sonido propio de guitarra, fácilmente identificable. Y de estas tres, Morón sin duda se gana el primer puesto en el concurso de personalidad: pocos aficionados al flamenco serían incapaces de identificar aquel dejillo peculiar que geolocaliza la música más rápidamente que Google.

Confieso que no sabía si la palabra naïf que aparece en el titular de este artículo sólo servía para las artes visuales, o si podría aplicarse a la música. Según mi diccionario del escritorio, naïf es un estilo artístico que representa la realidad afectando la ingenuidad de la sensibilidad infantil, y se caracteriza por una gran simplicidad en las formas y el rechazo del academicismo técnico.  ¡Bingo, me sirve!

Diego Torres Amaya, Diego de Morón, guitarrista naïf, hijo de Joselero de Morón y sobrino de Diego del Gastor. En los años sesenta y setenta, le decíamos Dieguito. Aparte de su juventud, era para no confundirlo con su tío, Diego del Gastor. Los sobrinos gastoreños, además de Dieguito, son Juan y Agustín, efervescentes y auténticos, más flamencos que nadie, y el muy brillante Paco del Gastor, guitarristas todos.

Dieguito, Diego de Morón, siempre ha sido diferente a los demás. Lucha con su guitarra para sacar las notas fuera, por mucha resistencia que ofrezcan, dedos que se enganchan con las cuerdas, los agresivos golpes en la tapa, uñas partidas, piernas pataleando… Y entonces, de pronto, las caricias sonoras más caramelizadas. Es como tener un amante bipolar. Y siempre el ataque inconfundible, el sonido anacrónico, marginal, impredecible, irregular pero honesto. Música con inmunidad a la evolución.

Cuando Diego hace clic en la ranura acertada, es el mejor guitarrista del mundo.

Recuerdos que te atormentan y te atraen. ¿Eran sueños, o realmente ocurrió todo eso hace casi 50 años cuando había un solo televisor en todo el pueblo? Subiendo la cuesta a Casa Pepe (para ver ese televisor, y tomar una tapa de espinacas con garbanzos) en busca de los amigos flamencos, o al Bar Alemán, el Pasaje, Bar Barea, el Miguelito… sí, a menudo encontrabas a Diego de Morón en el Miguelito, o viviendo en la Fonda Pascual. Tan delgado, incluso ahora, raro en la medida justa para un flamenco de ley, con su ciencia y filosofía caseras.

De todos los familiares de Diego del Gastor, Diego de Morón es el más fiel a la escuela (cuando yo vivía en Morón, desconocidos llegaban ocasionalmente a mi puerta pidiendo instrucciones para llegar a la escuela, que por supuesto no existía en el sentido físico), el que mejor reproduce aquel peculiar sonido que no se parece al toque de guitarra de ningún otro sitio. Una segunda generación de seguidores de Morón que nacieron tarde para haber conocido a Diego el viejo, han adoptado a Diego de Morón como su abanderado.

El próximo día 5 de abril, en Alcalá de Guadaira en el Teatro Gutiérrez de Alba a las 21.30h, Diego de Morón será objeto de un homenaje para conmemorar sus 50 años de profesión. Un gran número de artistas participarán, incluyendo a Juana Amaya, Pepe Torres, David el Galli, Paco Amparo, Javier Heredia, Luis Peña, Juan del Gastor, El Torombo y muchísimos más.

Diego de Morón. Foto: Gilortiz