A mi amigo Carmelo Camino

A las dos de la tarde dicen que empieza. Bueno, ya sabes, dicen a las dos, pero se plantará en y media o menos cuarto. Qué hora menos flamenca, la hora de comer. Tú tómate una copita y una tapa de potaje, verás cómo los duendes no entienden de relojes sino de cante, guitarra y arte.

Y qué me dices de un buen pan, Paco, estos guisos de invierno siempre piden pan de migajón, del pan me encargo yo. Y es que Francisco Morillo Castro, Paco Morillo (1974) es panadero de profesión. Panadero de Mairena del Alcor, que no de Alcalá, paisano de la Llave de Oro del Cante, de toda la saga de los Mairena, de Curro, de Manuel y, ya recientemente, de Fernando Mairena, Fernando Porrito… Y de Calixto Sánchez, su gran valedor y amigo.

El pan de masa madre requiere tiempo y paciencia. Solo lleva harina y agua, sin levaduras añadidas, y está igual de bueno por la mañana que por la noche, no se pone duro ni chicloso. A las dos de la tarde o de madrugada, Paco Morillo amasa panes y cantes, como decía en su primer trabajo discográfico de 2014.

Le acompaña el guitarrista oficial de la Peña, Marcos Serrato (Dos Hermanas, 1991), músico de conservatorio y dos veces segundo en la pugna por el Bordón Minero en La Unión. Fue dejar libre su mano derecha y el aire de la Peña Juan Talega se llenó por completo de trémolos, mientras la izquierda le tomaba el pulso al mástil con el aplomo de un concertista. Una ovación espontánea interrumpió el preludio de la malagueña, y estableció una conexión 3.0 entre el cantaor y su acompañante, una complicidad de ida y vuelta que perduró durante todo el recital.

Y echó a volar el mairenero su voz natural, “malagueña de Calixto Sánchez y malagueña de Antonio Mairena”, quiso Francisco mentar a sus admirados paisanos para aludir a los cantes de La Trini y de Enrique el Mellizo. Y cerró con una preciosa jabera, “un abandolao de Paco Moya”, puntualizó el maestro panadero.

Con los tientos de Mairena cargó la suerte y pegó varias tandas con el pitón de la sonanta de Serrato fijo en el cante de Paco, y sin rozar la muleta:

Si yo pudiera borrar
las besanas y los linderos,
pondría una raya en el mar,
y haría otro mundo nuevo.

Tiene Paco Morillo una manera de cantar personalísima, que suele abordar los tercios arrojando al cielo su voz de pecho, potente y muy bien proyectada, para recogerse en una media voz doliente y aterciopelada, no laína, en donde mece los cantes con comodidad y mucho gusto. Es en este punto donde te pega los mejores pellizcos y alcanza su mejor velocidad de transmisión, por seguir la torpe metáfora conectiva.

Y cuando te tiene encandilado, cuando todo parece estar en su sitio, viene Marcos con sus falsetas por seguiriyas, por ahí asoman Melchor y el Niño Ricardo. Y el cantaor se encuentra a gusto en el escenario, mejor que nunca, mejor que cuando ganó el Premio Antonio Mairena en su pueblo hace más de siete años, y de lo que pocos paisanos se acuerdan. Más le valiera a la Villa arropar un poco más a ese excelente ramillete de cantaores jóvenes que posee en la actualidad.

La seguiriya es su palo, se nota, tanto tiempo amasando los cantes de El Nitri, de Tío José de Paula tenía que notarse. Y echó los restos, ofreciendo su verdad, su garganta más caliente mas sin ojana en la cabal de Antonio Mairena, para terminar rindiendo al personal con una magnífica interpretación de El Polo, “ese cante que hay que hacerlo de vez en cuando porque si no se pierde”. Y hartos de potaje, pan y cante, se nos puso flamenca la tarde.

Ficha artística:

Lugar y fecha: Peña Flamenca “Juan Talega” de Dos Hermanas, Sevilla. 27/1/2018

Al cante: Francisco Morillo Castro Paco Morillo

Al toque: José Marcos Serrato Gómez Marcos Serrato

Fotos: Pocket Studio