Yo vengo de Utrera, cien años de soleá
El Teatro Enrique de la Cuadra acogió la obra 'Yo vengo de Utrera. Cien años de soleá', con Antonio Moya, Mari Peña, Manuela del Moya, Carmen Ledesma, Fernando Jiménez y Paco del Gastor. Una noche memorable que el público despidió con una ovación tremenda en justa correspondencia al disfrute y los quilates del espectáculo.
De bayetita de la negra lleva estos meses Utrera vistiendo la celebración de Cien años de soleá. Hace un siglo que nació la Ilustrísima Fernanda y aún nos retuerce el tuétano cuando escuchamos su lamento rajao de cristalitos morenos. Dijo unas palabras Javier Puga y se abrió el proscenio al cenital que iluminó a Morón. Paco del Gastor cual tótem gitano de la guitarra y su nieto Gastor de Paco figuraban en las tablas. Cuando la edad le roba facultades a Paco le da un nieto que descifra y continúa con la enjundia de su toque como una extensión de su alma flamenca. Así lo demostró el joven por soleá, trinando en falsetas rancias aireadas de cal con la frescura de un guitarrista virtuoso de pellizcos tiznaos. Paco se coló en su memoria para escoger los recuerdos que halagaron a Fernanda. La luz dibujó después en una esquina la silueta de Manuela del Moya estudiando su cante hasta tatuárselo en vena. Utrera y Morón siempre hermanadas en el flamenco. Y una vez más en este emotivo espectáculo que recorre los rincones del cante persiguiendo el señuelo del arañón universal de esa garganta utrerana de oro molío.
La benjamina del cartel se templó con la exquisitez de las mieles entonando al compás de bulerías los cuplés El Compromiso y Juana La Loca. Si Manuela derrochó caricias, con más rajo prosiguió su mare Mari Peña por soleá. Marcó los tiempos con jinque, plena de moreneces y con nuditos de experiencia en el gañote. La bayetita negra, la Tapía, Dios te había dao sabiduría, eres zarza y yo me enreo… en el sabor de las gitanas de Utrera, descubriéndose en la admiración constante a Su Majestad La Soleá y acompañá a la guitarra de Antonio Moya en perfecta armonía y compenetración. Gitanería y solera tiene Fernanda en su cante y por eso la veneramos los gitanitos de Utrera. Así abría los tientos Manuela meciendo los tercios con la mesura del azúcar y acordándose también de Gaspar. Toda una delicia que remata al bamboleo de los tangos canasteros.
«Gitanería y solera tiene Fernanda en su cante y por eso la veneramos los gitanitos de Utrera. Así abría los tientos Manuela meciendo los tercios con la mesura del azúcar y acordándose también de Gaspar. Toda una delicia que remata al bamboleo de los tangos canasteros»
La percusión de Cepillo y la elegancia del baile masculino de Fernando Jiménez levantaron el teatro por cantiñas. Ese gitano gallardo paseó la flamencura de la espontaneidad por el enterimado con sus recortes naturales de postín. Carmen Ledesma vino ya a pegar el revolcón de arte que solo las gitanas de su porte saben endiñar, incluso lesionada, aunque no lo dijo porque no es de justificarse. Se despellejó como de costumbre poniendo el corazón a la voluntad de los aficionaos zamarreándonos la cordura. Mari con las de Pinini coloreó los dibujos que los bailaores pintaron sobre el escenario. Coronaron por bulerías y la alboreá. Pa darse chocazos.
Madre e hija bordaron unos fandangazos por soleá doliendo suavito con el paladar de las que saben istinguí. Y cuando ya me estaba pegando porracitos en el pecho terminaron todos por bulerías. Asomó Morón de nuevo con los guiños de la bajañí de Gastor de Paco. Moya siempre dando los cinco reales del duro. Y así, en familia, Mari, Manuela, Fernando, Carmen… entre cante, baile y toque preñados de duendes negros me fui a mi casa restregándome el aroma de los gitanos a ver si se me pegaba algo. Na. El que lo tiene, lo tiene.
Se le antojó la idea a Antonio Moya, director artístico de la obra, que ha sabido hilar en el montaje los pespuntes que dejó en orfandad el bocao de Fernanda. Puso su sonanta al servicio sin querer protagonismo alguno pero dejando la impronta de su sabiduría. Mari Peña fue el estandarte del quejío fernandero, legataria de una herencia cantaora que porta solo ella en este bendido pueblo con gusto y gitanería. Su hija Manuela regaló el cante sensible y bonito. El baile racial de locas arremetías de Carmen Ledesma y el porte macho de desplantes puros del jerezano Fernando Jiménez terminaron de redondear un elenco al que le puso la percusión El Cepillo. Ofrecieron una noche memorable que el público despidió con una ovación tremenda en justa correspondencia al disfrute y los quilates del espectáculo. La pataíta de age de Paco del Gastor revolucionó el graderío poniendo el broche final.
Ficha artística
Ciclo Fernanda y Bernarda. El legado
Yo vengo de Utrera. Cien años de soleá
Teatro Enrique de la Cuadra, Utrera, Sevilla
20 de mayo de 2023
Cante: Mari Peña y Manuela del Moya
Guitarra: Antonio Moya
Baile: Carmen Ledesma y Fernando Jiménez
Percusión: El Cepillo
Colaboración especial: Paco del Gastor (discurso) y Gastor de Paco (guitarra)
Presenta: Javier Puga