La sensibilidad que la guitarra canta
Crónica del espectáculo 'La guitarra canta' en el Teatro Municipal de Arahal, Sevilla. Una velada del ciclo Flamenco Viene del Sur. Actuaron, entre otros, los bailaores Antonio Canales y Matías Campos, los cantaores Manuel de la Tomasa y David El Galli, y el guitarrista David de Arahal.
El corazón sobre las cuerdas. La sonanta entre sus brazos, desnuda. Hoy tocaba en casa. David de Arahal reveló que La guitarra canta. Lo hizo para los pies versados de Antonio Canales y las voces de El Galli y Manuel de la Tomasa. Paquito Vega puso la percusión con el fin de vertebrar el compás. El jovencísimo bailaor Matías Campos, la rabia indómita de la tierna infancia.
David jugó con los ritmos y el tiempo, ralentizando los trémolos, variando la pulsación. Creó un espacio de intimidad observada donde la sensibilidad se coló en la boca de su guitarra para recorrer el ébano del diapasón y traspasar el alma. El guitarrista se mostró a gusto en una composición inicial en la que se intuyó la malagueña. Con el fandango de Lucena que Manuel templó aterciopelao y la rondeña de Jacinto Almadén que El Galli tejió en su nuez de surcos jondos, Antonio descubrió la sabia veteranía de su baile despojado de artificios. Danzó en los abandolaos resumiendo lo esencial, fundamentando la coreografía en una sucesión de figuras con arte, paseos de elegancia y bastantes cierres con fuerza recortando desplantes sencillos pero originales que denotaron el sabor con el que Canales guisa la magia. Huyó de la ostentación del zapateado y el tipismo de braceos trillados para regalar lo que sus sesenta años le dejan, cuajando su actuación de detalles únicos que se asomaron en las maderas del Teatro Municipal de El Arahal para dejar la impronta personalísima de un grande del baile.
A medida que transcurrió la obra me percaté de la generosidad del trianero. Concibió el espectáculo con el protagonismo compartido entre el cante, el toque y el baile. Aprovechando el tirón de su loable trayectoria se acompañó de la insultante juventud del elenco al que eleva. Artistas de enjundia flamenca incuestionable que supieron poner alto el listón demostrando la calidad con la que empuja la cantera. Manuel de la Tomasa recuerda al caramelo de Camarón en sus primeros años sin parecerse en nada, con giros propios, un dominio melódico de los bajos y quejíos dulces que raspan. David derrocha sentimiento por encima de la técnica o el virtuosismo a la guitarra. El Galli ya viene curtido, colmao de flamencura, con una voz penetrante que acuchilla en los envites. Paquito resuelve los enigmas del compás a la percusión discreta e imprescindible. Antonio pone el caché de la experiencia. Y Matías Campos, con sus catorce años, debutó en la función enardeciendo al respetable con la furia de un baile salvaje, varonil y tremendamente flamenco.
«Antonio Canales descubrió la sabia veteranía de su baile despojado de artificios. Danzó en los abandolaos resumiendo lo esencial, fundamentando la coreografía en una sucesión de figuras con arte, paseos de elegancia y bastantes cierres con fuerza recortando desplantes sencillos pero originales que denotaron el sabor con el que guisa la magia»
«Las campanas de la Victoria anunciaban la partía de mi abuela Matilde a la que tanto yo quería». Así derramó su pena David justificando el lamento de la seguiriya. No rebuscó en lo superfluo de la habilidad tocaora. Escarbó en las entrañas del cariño para sembrar de emotividad el tañido del ciprés con sus manos. Acarició con tristeza el mástil de la punta a la boca prorrateando sus lágrimas entre alzapúas, arpegios y trémolos sentidos. Desafinó el MI del bordón buscando jondura para el baile parao de Canales, que irrumpió con tropiezo incluido en el proscenio a fin de acompañar en los pesares al joven sonantista. Antonio se lució en los marcajes definiendo las aristas dolorosas del quebranto, entrecortando los sollozos ardientes de heridas que escuecen, delimitando con la potencia de sus tacones rojos por dónde brota la sangre. Manuel se enojó con la Virgen del Carmen desde la profundidad del gemido seguiriyero que peregrina por sus carnes con dos siglos de cante. El Galli lloró la soledad contemplando su camisita rota sentao en el suelo. Y Canales se inspiró ante la congoja a la que abrazó con su baile y la dejó escapar liberándose del tormento.
Un cenital a cada lado dibujó la luz desde la que los cantaores arrojaron sus tonás. Comenzó Manuel con la poesía, siguió El Galli por trilla y el Pregón de los caramelos de Macandé. Lo hilvanó con el Reniego de Cagancho y el de la Tomasa principió la riña de machos seguiriyeros con la que al alimón tronaron en la caja del teatro. Fue un alarido abisal parido en los orígenes de lo jondo.
La soleá por bulería puso en las tablas a un chavalillo menudo que dibujó el camino de un futuro esperanzador. Matías Campos encendió al público y arrancó oles por doquier. Con un coraje de arrebato y una edad casi ofensiva en el panorama del baile, Matías desglosó una propuesta de gitanería preñada de empaque y garra, con muchísimo vigor. Pies firmes, limpios y seguros, brazos briosos y una masculinidad en sus hechuras morenas que rozan la genialidad a sus años. Legó figuras muy flamencas y desplantes sólidos con nervio. Cuando temple el calambre de su excitación adolescente, que provocó alguna precipitación, tendremos a un bailaor al que pocos le hagan sombra. Me permito exagerar.
Manuel cantó almibarado por alegrías y cantiñas. El Galli por tientos tangos con un acompañamiento al contrapunto de la percusión y la guitarra. Ambos cantaores con gusto y señorío. David repite el recurso afinando el bordón en otra nota y Canales lo asiste por detrás emulando el toque con su cuerpo. Cubierto con un mantón con flecos, Antonio se relamió en los silencios de la quietud de la soleá interrumpida por los taconazos que apuntillaron los maderos. Las escobillas gozaron de una sencillez magistral donde el menos es más se hizo presente. Ligó con el taconeo huyendo hacia los compases aligerados que entraron en el remate por bulerías. Iba llegando el final. Tras los aplausos de un público en pie que agotó la taquilla, de propina un poco más tributando a Gaspar de Utrera con las pataítas de Canales y Matías para recoger placenteros un espectáculo redondo.
Ficha artística
La Guitarra Canta
Flamenco Viene del Sur
Teatro Municipal de El Arahal, Sevilla
Sábado 1 de octubre de 2022
Baile: Antonio Canales y Matías Campos
Guitarra: David de Arahal
Cante: Manuel de la Tomasa y David El Galli
Percusión: Paco Vega
Victoria Riscardo 3 octubre, 2022
Me hubiera encantado verlo.
Antonio Canales 4 octubre, 2022
Quiero dar las gracias al trabajo y labor que realiza EXPOFLAMENCO. No se puede escribir y describir lo vivido en el Teatro Municipal del Arahal con más profundidad y sabiduría y nobleza y Jondura y arte!!!!!
Kiko Valle 4 octubre, 2022
Muchas gracias por lo que me toca. Abrazos, artista.