María Carrasco y Rocío Reyes comparten la Cantiña de Pinini de Utrera en CreArte
En el II Concurso Internacional Coreográfico de Baile Flamenco CreArte estaba en juego el Premio a la Cantiña de Pinini de Utrera en la tierra de los mostachones. Se otorgó ex aequo a las bailaoras sevillanas Rocío Reyes y María Carrasco.
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Tres tercios que se repitieron como un mantra al cante por cantiñas para el baile de las diez seleccionadas en la categoría profesional del II Concurso Internacional Coreográfico de Baile Flamenco CreArte. Estaba en juego el Premio a la Cantiña de Pinini de Utrera en la tierra de los mostachones. Se otorgó ex aequo a las bailaoras sevillanas Rocío Reyes y María Carrasco, obteniendo esta última además una mención especial con beca de formación en el Ballet Nacional de España. Fue un certamen muy reñido cuyo segundo puesto también quedó en Sevilla en los brazos de Carmela Riqueni. El nivel de las participantes hizo que se alargara el fallo del jurado, que deliberó con acierto según el criterio de quien escribe. Era de esperar que la decisión fuera justa, ya que el tribunal lo encabezaba la insigne Manuela Carrasco, acompañada por el bailaor Eduardo Leal, la bailaora Adela Campallo y Luis Adame, fundador y director del Tablao Flamenco El Cordobés de Barcelona.
Casi tres horas y media duró la final del certamen. Y se hicieron cortas. El crítico de flamenco Manuel Martín Martín desgranó con conocimiento, en discurso ameno, la genealogía y descendencia de Popá Pinini. A sorbitos cortos que precedían la presentación de cada una de las candidatas, evidenció la trascendencia de la figura que recibirá tributo imperecedero al instaurarse este nuevo premio con su nombre. Una genial idea de los organizadores del concurso, la bailaora Inés Rubio y el guitarrista Antonio Santiago ‘Ñoño’, que pretenden situar a Utrera como epicentro del baile flamenco. Así lo han conseguido en esta edición, en la que han pisado las tablas del Teatro Municipal Enrique de la Cuadra más de 250 participantes procedentes de todos los rincones de España, cosechando un rotundo éxito a pesar de que en la final de esta categoría no consiguieran llenar la sala.
«María Carrasco desplegó sus atributos y sabiduría con absoluta espontaneidad. Movió espléndida la bata de cola. El mantón parecía una prolongación de su cuerpo y dibujó figuras y contoneos melosos a la vez que cargados de sal. Se desenvolvió ágil, femenina y flamenca»
Desde las 5 de la tarde pudimos disfrutar del baile por cantiñas de las diez jóvenes preseleccionadas de un total de 40 aspirantes. Aunque había hombres, sus propuestas no pasaron la criba del jurado. Fueron exhibiendo así sus coreografías Alba Fajardo (Granada), Andrea Tomás (Barcelona), Carmela Riqueni (Sevilla), La Yunko (Japón), Lorena Oliva (Barcelona), Macarena Campos (Sevilla), María Carrasco (Sevilla), Rocío Reyes (Sevilla), Salomé Humeau (Francia) y Palmira Durán (Huelva), cada una de ellas acompañada por las palmas, guitarra y cante en directo de distintos artistas flamencos.
A fin de no hacer interminable esta crónica ni aburrir desmenuzando el baile de cada una de las jóvenes, aparte de las galardonadas cabe mencionar las que a mi juicio destacaron sobre el resto. Tal es el caso de La Yunko, cuya intervención fue más que digna, casi a la altura de las premiadas. Trajo una coreografía bien montada, acorde a los preceptos canónicos de las alegrías. Danzó en coherencia con el gesto apropiado, luciendo sonrisa, moviendo el mantón con soltura, derrochando recursos técnicos y estéticos con gallardía y finura, marcando bien los desplantes y conjugando un braceo sutil con unos pies decentes. La bailaora francesa Salomé Humeau puso la nota discordante de originalidad y atrevimiento con mucho tino. Se olvidó de la bata de cola y el mantón. Bailó en pantalones diferenciándose de las demás, ofreciendo una actuación memorable. Con uno de los zapateados más definidos de la tarde dejó entrever su dominio técnico. Su propuesta estuvo plagada de recortes precisos, paseos estilosos y desplantes heterogéneos. Podría haberse encajado sin complejos entre las primeras.
Carmela Riqueni obtuvo un merecido segundo puesto. Pocas pegas podíamos achacarle a su baile, que brilló por elegante. Regaló paseos refinados, poses hermosas, guiños a la escuela sevillana, braceo sedoso, buenos desplantes, escobillas atractivas, contoneos sensuales con gracejo y una presencia escénica carente de adornos superfluos.
«Rocío Reyes fue la que pegó los pellizcos con fuerza y rajo, age, técnica y naturalidad. (…) Consiguió transmitir más que ninguna con la potencia de sus pies, los marcajes, las llamadas y un paseo fresco preñado de gracia»
Rocío Reyes fue la que pegó los pellizcos con fuerza y rajo, age, técnica y naturalidad. Vino escoltada por las gargantas de El Galli y Miguel Lavi, al abrigo de la guitarra de Daniel Mejías. Su baile llegó como un soplo de aire. Consiguió transmitir más que ninguna con la potencia de sus pies, los marcajes, las llamadas y un paseo fresco preñado de gracia. Solo pecó de no aliviar el hieratismo ocupando con redondez el espacio corporal.
María Carrasco desplegó sus atributos y sabiduría con absoluta espontaneidad. Movió espléndida la bata de cola. El mantón parecía una prolongación de su cuerpo y dibujó figuras y contoneos melosos a la vez que cargados de sal. Se desenvolvió ágil, femenina y flamenca. Relucían sus gestos, las miradas, la postura de su cabeza… La técnica no tenía misterios para ella, pero sí menos peso que el arte. Le bailó al cante acaramelado de Jesús Corbacho y a las cuerdas de probablemente la mejor guitarra de acompañamiento al baile del panorama actual: Juan Campallo. María fue quizá la más completa de todas. Le faltó una pizca de empaque.
El jurado lo tuvo difícil. Pudo averiguar las carencias y virtudes de cada una de ellas, pero deliberó en consecuencia acertadamente. Rocío y María recibían como ganadoras de Manuela Carrasco y Luis Adame mil euros en efectivo, una quincena de trabajo en el Tablao El Cordobés de Barcelona, una semana en el de Los Porches de Madrid y otra en Palosanto. Eduardo Leal entregó la beca de formación a María para el Ballet Nacional de España. El segundo premio, que recayó en Carmela Riqueni, tenía una dotación de 500 euros y una semana de trabajo en Tablao Alegría (Málaga), Tablao de Carmen (Barcelona) y Palau Dalmases (Barcelona), además de unas castañuelas profesionales ‘Capricho’ patrocinadas por Castañuelas del sur. Hizo entrega del diploma acreditativo Carmen Cabra, delegada de Turismo y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Utrera, que patocinaba y colaboraba con este evento.
Acabó el concurso. Un certamen que aspira a colarse entre los más prestigiosos del baile flamenco y solo con dos ediciones, siendo esta la primera ocasión en Utrera, donde pretende fijarse, podría jactarse del alto nivel de sus participantes, el número de inscripciones, la profesionalidad incuestionable del jurado y la concurrencia de público, además de la expectación que había creada en los medios especializados y entre los aficionados al baile. Utrera está de enhorabuena por la iniciativa de CreArte en su afán de promoción de los nuevos valores del flamenco.
Imagen superior: María Carrasco – Foto: José Antonio Fernández Bernabé