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Las guitarras de Javier Patino y Bolita brillan en el Festival de Jerez

Llegando al ecuador del Festival de Jerez nos topamos de frente con Javier Patino y José Quevedo 'El Bolita'. Dos conceptos diferentes cuyo origen no es otro que la escuela de Jerez de Balao o Carbonero, maestros históricos de la guitarra.


Tiempo para la guitarra en el Festival de Jerez. Llegando al ecuador de la muestra nos topamos de frente con Javier Patino, primer día de marzo, y José Quevedo ‘El Bolita’, la tarde siguiente. Dos conceptos de guitarras distintos cuyo origen no es otro que la escuela de Jerez de Balao o Carbonero, maestros históricos de este instrumento que apenas son lo reconocidos que deberían, pues ellos han parido a la generación más fructífera de guitarristas flamencos hasta el momento. Dicho esto, nos centramos en ambas presentaciones. Patino entiende su música desde el recipiente de la ortodoxia, creando su propio lenguaje, eso sí, pero sonando flamenco del siglo XXI. Es personal, introvertido, distinto, aficionado al cante, humilde y agradecido. El Festival le sigue dando el sitio que merece, no su tierra, que apenas cuenta con él en otras ocasiones. Pero no le hace falta, porque nada debe quien no pide. En Deja que te lleve nos invita a un recorrido sin barreras y delicioso, en el que encontramos algunas paradas como las bulerías junto a Salmonete, que lo recupera para la muestra, o la composición Pepa, dedicada a su mujer, en la que vuelca toda la creatividad de su ser de espíritu mitológico. Por su parte, José Quevedo ‘Bolita’, muestra en esta ocasión su universo más extendido en inquietudes y signos. Con Caótico Redux continúa llevando a distintos puntos del mundo su propuesta más conceptual, acercando su música flamenca a otras como el jazz o el blues, junto a grandes músicos de viento, percusión o el gran contrabajo de Pablo Martín Caminero. Encontramos bulerías, soleá, tientos y tangos o alegrías, pero todo pasado por su filtro que aporta a cada composición sonidos propios que nos llevan a espacios aún recónditos y que nos acerca a sentir lo que no hemos sentido todavía. Es justo recordar que esta propuesta, en versión extendida, ha sido galardonada con el Giraldillo de la Bienal de Sevilla en «diálogo con otras músicas», y estará en Jerez en el ciclo de Noches de Bohemia del próximo verano. Lo de Bolita es otro cantar.

Por el Villamarta han pasado Ana Morales y Mercedes Ruiz. La primera de ellas opta en Sin Permiso (Canciones para el silencio) por adentrarse en el propio yo desde la reflexión del pasado, de lo que ocurrió y de lo que supuso cada momento en la construcción de su ser. De ahí que desgrane a través de coreografías bien ejecutadas y de una puesta en escena cálida y sencilla, sus recuerdos y, quizá, miedos temporales, o dudas existenciales, o ilusiones que fueron motor hasta llegar al presente… Todo tiene un hilo en el que nos regala su yo interior. Mercedes, en cambio, ha elaborado en Tauromagia una aportación más, si cabe, a la obra del genio Manolo Sanlúcar poniendo baile a los temas de ese disco. Así explicado parece sencillo, quizás resumamos con cierta vehemencia, pero en escena consigue ser una obra de suma calidad en la que entendemos la comunión entre David Lagos (cante), Santi Lara (guitarra principal) y Mercedes. Contar a priori con esta base musical, la del maestro, nos referimos, parece ser una ventaja, aunque el peso y responsabilidad se vuelven impresionantes. Volvemos a disfrutar del baile sin artificios de una bailaora jerezana que mantiene siempre la lógica en sus espectáculos, algo que agradecemos.

En Sala Compañía estuvo en la madrugada del viernes Beatriz Moralez, con su Hembra Alpha en una idea reivindicativa del baile femenino. Apostó fuerte por su acompañamiento tanto en cante, como en baile o en guitarra, también en percusión y hasta contó con el violín de Bernardo Parrilla. Destacada la intervención de Antonio Agujetas Chico, una de las joyas del cante joven de Jerez que expuso su aroma en la seguiriya y malagueña, así como en la taranta que dio paso a los numerosos bailes de Morales. Es visceral, con fuerza, todo nervio y se entrega a cada momento. Las voces de Sandra Zarzana, Carmen Grilo y Rocío Parrilla casan bien con su baile, sobre todo, porque se palpa el compañerismo y el buen ánimo en el escenario, algo que ayuda a mantener el ritmo. María José Franco, gaditana que goza de madurez en su baile, mostró maestría en Volver. «¿Pero tú cómo vas a volver, si siempre estás bailando?», decía la voz en off de su pequeña. María exprime su larga trayectoria, interrumpida temporalmente por el nacimiento de sus hijos, en esta hora de espectáculo junto a la compañía de Luis Moneo, esa voz de La Plazuela que hace que todo sea mejor. Baile fino en las alegrías, más canastero en los tangos y excepcional en la soleá. Esta soleá, uno de los mejores momentos de la muestra en la edición 23.

 

Javier Patino, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Javier Patino, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

'Tauromagia', de Mercedes Ruiz, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

‘Tauromagia’, de Mercedes Ruiz, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

'Hembra alpha', de Beatriz Morales, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

‘Hembra alpha’, de Beatriz Morales, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

'Volver', de María José Franco, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

‘Volver’, de María José Franco, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

'Sin Permiso (Canciones para el silencio)', de Ana Morales, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

‘Sin Permiso (Canciones para el silencio)’, de Ana Morales, Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

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