La solera de Pepe Torres
Crónica de la actuación del bailaor Pepe Torres en la Peña Flamenca La Solera del Ariscal (Villanueva del Ariscal, Sevilla). «Se entregó a gusto sin guardarse. Y después de dejarnos la piel a jirones, la garganta desgañitá de gritarle ole y el pecho molío, cantó y bailó por bulerías pa reventá».
Se celebraban veinte años de la Peña Flamenca La Solera del Ariscal. Ahí quedó el poso de lo mollar. Pepe Torres se propuso emborracharnos de arte en las gloriosas Bodegas Góngora, iglesia mayor que vertebra el pueblo, la catedral del vino. José León hizo una emotiva presentación repasando la historia de la peña. Y dedicó unos conmovedores versos a la figura de Márquez El Zapatero, que atento desde la primera fila asomaba lágrimas en los ojos. Noventa y dos años que calza en su cuerpo menudo. Aún le quedan reaños para arrancarse por soleá, como nos demostró en petit comité a algunos aficionaos jartibles que sucumbimos a las viandas del restaurante El Potro. Nos encontramos de postre un rinconcito de cabales coronado por el veterano cantaor «cantando con el alma, porque ya no tengo las mismas fuerzas». Se revolcó en Triana e incluso por tonás apoyando los tiempos con su bastón.
El bailaor moronense la lio antes. Se acompañó de una guitarra de categoría que rompió el silencio en solitario mostrando una sensibilidad exquisita. Con pulcritud en sus trémolos y arpegios, Ramón Amador tocó acompasao, templado cuando se requería e impetuoso en las embestidas. El Pechuguita se enjugó el gañote por seguiriya con clavito y canela rematando la gorda espesura de su cante con el macho de Diego El Lebrijano. Cada día se rebusca mejor justificando su peso como un cantaor que también puede hacerlo pa alante.
«Después no sabe cómo lo ha hecho, pero se lleva en la talega el corazoncito arañao de la afición. ¡Qué manera de resolver! ¡Cómo se estira alargando su elegancia al infinito! ¡Qué forma de enloquecernos a pellizcos! Pepe Torres es el bailaor de bailaores, quien manda en el repeluco»
Manuel Tañé sumó su portentosa garganta al cuadro. Comenzó por alegrías. Luego irrumpió en las tablas la estampa de Pepe Torres revalidando el cetro del baile con solo alzar los brazos a la divinidad del duende. Se metió en el bolsillo el compás. Se le escurrió hasta los pies, subyugándose al zapateado preciso que define la senda del canon del baile macho. Pepe ostenta en su porte los dibujos que explican el indescifrable idioma de los flamencos con alma. Se recoge la chaqueta como nadie, recorta los tiempos marcándolos con todo el cuerpo. Acaricia la inspiración con sus manos y la mira cara a cara sin impostar el gesto. Desde las llamadas al paseo, sin olvidar las escobillas o desplantes, configura un tratado de baile flamenco. Poseído por el ardiente fuego que lo enciende, se traga el cante abandonándose a la deriva que a la incorporeidad se le antoja. Y después no sabe cómo lo ha hecho, pero se lleva en la talega el corazoncito arañao de la afición. ¡Qué manera de resolver! ¡Cómo se estira alargando su elegancia al infinito! ¡Qué forma de enloquecernos a pellizcos! Pepe Torres es el bailaor de bailaores, quien manda en el repeluco.
Tañé se fue a buscar la flor que amaba por malagueñas. Tras los abandolaos prosiguió el baile. Las voces redondas de los cantaores y una guitarra enjundiosa dispusieron el escenario para que se derramara la solera de Pepe Torres. Y bailó mejor que cualquiera. Porque la pena pide reposo en la soleá y silencio para dolerse. Lució despacio las figuras regalándonos tiempo para masticar el lamento, para digerir los pesares que desnudó en el entarimado al descubrirse sin ambages. Pepe lo dio todo, se entregó a gusto sin guardarse. Y después de dejarnos la piel a jirones, la garganta desgañitá de gritarle ole y el pecho molío, cantó y bailó por bulerías pa reventá.
Ni una pésima megafonía de la que se podría haber prescindido, ni un suelo poco apropiado, pudieron arrabatarle las ganas a un cuadro que encandiló al respetable que llenó la sala. La ovación tronó por encima despidiendo una actuación memorable que dará un sabor distinto a las botas de vino que atestiguaron la proeza.
Ficha artística
20 aniversario de la Peña Flamenca La Solera del Ariscal
Sábado 21 de enero de 2023, Bodegas Góngora
Villanueva del Ariscal, Sevilla
Baile: Pepe Torres
Cante: El Pechuguita y Manuel Tañé
Toque: Ramón Amador
Presentador: José León