José Maya: humildad sincera y profesionalidad genuina
El bailaor madrileño José Maya presentó en el Teatro Real de Madrid su espectáculo 'Maya', con Manuel Tañé y José Astarida 'Pechuguita' al cante y Yerai Cortés a la guitarra. Todos pusieron sobre la mesa el virtuosismo sin necesidad de excederse con la fuerza, los adornos barrocos y la velocidad.
Esta vez el Salón de Baile del Teatro Real recibe el espectáculo Maya, de José Maya. Es una ocasión en la que la sala está algo más vacía de lo habitual, pero suponemos que es porque el bailaor tiene la oportunidad de exponer también su trabajo los días 11 y 12 de mayo.
Los acordes de Yerai Cortés le dan al espacio la intimidad que merece para recibir a los cantaores Manuel Tañé Y José Astarida, Pechuguita. Entre los destellos de un romance, la guitarra va tejiendo a pellizcos las voces de Tañé y Astarida. José Maya sube al escenario y se coloca detrás de ellos, dejándoles el protagonismo que en ese momento les corresponde. De repente, un látigo a compás acaba con el apaciguamiento en el que estaba sumido el público.
Centelleos por serrana. Y Maya que coordina remates contundentes con rasos deslizamientos por la tarima. Se percibe de forma constante la fuerza con la que baila y no por la potencia del zapateado, sino por la tensión que manifiesta en su cuerpo la mayoría del tiempo. Tensión que a su vez combina con gestos relajados muy personales.
En el cante por malagueñas de Tañé y Pechuguita se puede percibir la similitud de ambos artistas. Sus voces tienen cualidades parecidas. Ambas son vibrantes, profundas, con hendidura. Voces que consiguen mantener una afinación perfecta cuando el cante pide ser susurrado y la robustez necesaria cuando la situación requiere empaque. En el caso de Yerai, es de agradecer que sepa cuál es su lugar en cada instante. Cortés respeta cada coyuntura y sabe bien cuándo adornar el cante y cuándo poner de manifiesto la cordura que posee su guitarra. Para finalizar con el cante por malagueñas, unos abandolaos que lanzan a Cádiz al escenario.
«José Maya combina el cante con el soniquete de sus zapatos. Sus pies parecen una escisión de su cuerpo. Consigue hacer sonar los clavos sin mover un ápice del torso y logra esa división perfecta que hace visualmente bonita una percusión de pies a los ojos del auditorio»
Vuelve a entrar José con un traje de colores claros que acompañe el momento de forma apropiada. Unos pasos pequeños pero firmes lo colocan en mitad del proscenio. Predominan los palillos y los movimientos de cadera. Los remates son sencillos pero precisos. Su forma de sentir es especial. De manera habitual, cierra los ojos para apreciar el cante y la guitarra que lo acompañan y para escuchar lo que le pide el cuerpo en cada ocasión. Esto significa que la improvisación es un ingrediente más de su función. En realidad, siempre hay espacio para la espontaneidad, pero hay que tener un gran dominio del baile y del compás. La improvisación es un arma de doble filo. Puede deslucir o, como en este caso, envolver la actuación en una magia incuestionable. Pero no es solo la improvisación la que reviste de magia el baile. El bailaor es irónico y simpático y contagia esta actitud tanto a sus compañeros como a los espectadores. Es un artista introspectivo. Mira mucho dentro de sí antes de ofrecer cualquier cosa a quien lo está viendo. En su caso, la parte técnica de la danza también aporta un encanto singular, pues los juegos de pies y la energía desmesurada solo llegan cuando la situación lo advierte, incluyendo así el factor sorpresa y la incesante expectación en el patio de butacas.
Maya se suelta la melena haciendo alarde de esa vibración descomunal y deja marcada una cómoda senda para la seguiriya que interpreta Yerai Cortés. Su toque podría definirse como ligero y dulce. Sutil y sin estridencias. No se remite de forma constante a la gran técnica que posee. Parece un guitarrista que ha asimilado de verdad aquello de que menos es más.
Cada vez que José Maya sube los tres escalones del escenario, parece que es la primera vez. Sobre todo por la alegría y las ganas con las que pisa las tablas y la ilusión con la que mira al frente. Y es que en esta tercera bienvenida, el bailaor se lanza a cantar unas letras por bulerías por soleá compaginándose con los dos grandes cantaores que lo acompañan. Maya disfruta cantando y además sabe hacerlo bien. Es verdad que ahora está de moda que los bailaores, en sus espectáculos, muestren también sus aptitudes como cantaores. Pero de todos los vistos, al menos durante el último año, se puede decir a boca llena que, sin duda, el mejor es el artista que hoy ocupa el escenario del Teatro Real. José combina el cante con el soniquete de sus zapatos. Sus pies parecen una escisión de su cuerpo. De esta manera, consigue hacer sonar los clavos sin mover un ápice del torso y logra esa división perfecta que hace visualmente bonita una percusión de pies a los ojos del auditorio. Llegan las bulerías que cierran los cantes que Tañé, Pechuguita y Maya han entonado. En este caso, el protagonista solo se encarga de trajear las letras de los cantaores. Tres letras que adorna solo caminando por el tablao, transmitiendo reposo y placidez, apoyando en el cante cada uno de sus remates en el momento que menos se espera. Como colofón, un compás al golpe que anuncia de nuevo el cante de José Maya. Un toque que aparece tímido pero muy pintoresco. Los estribillos de los cantaores y el compás inquebrantable amparando la última subida del bailaor acaban con la representación.
La actuación parecía un ensayo general más en el que todos, dejándose la piel, intentan ofrecer lo mejor que tienen. De eso ha ido el espectáculo de hoy. De poner sobre la mesa el virtuosismo que posee cada uno de ellos sin necesidad de excederse con la fuerza, los adornos barrocos y la velocidad. Solo abusando de esas cosas que nunca sobran, como la avidez y la ilusión.
¡Qué bonito el flamenco cuando los artistas desprenden una profesionalidad tan auténtica y una humildad tan sincera!
Ficha artística
Maya, de José Maya
Flamenco Real, Temporada 2022
Teatro Real de Madrid
10 de mayo de 2023
Baile: José Maya
Cante: Manuel Tañé y José Astarida Pechuguita
Guitarra: Yerai Cortés