Pedro Ricardo Miño: un piano jondo en Mairena
En el LXII Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, dos manos y un alma flamencas nos regalaron el universo que cobija en las entretelas. Pedro Ricardo Miño nos condujo irremediablemente al arañón. Nos cautivó un piano jondo en Mairena.
Antonio Mairena le cortó las uñas. No desearía el futuro que dañara el marfil de un piano. El destino ha querido que Pedro Ricardo Miño descifrara el camino entre blancas y negras. Y que nos condujera irremediablemente al arañón. Diez dedos acariciaron las ochenta y ocho teclas destilando la enjundia que inunda sus venas. Dos manos y un alma flamencas nos regalaron el universo que cobija en sus entretelas. Fue la noche del 30 de agosto en el Teatro Municipal Calixto Sánchez. Nos cautivó un piano jondo en Mairena.
La zambra trajo el perfume de Caracol. Supo a llanto seguiriyero. Pero se tornaron los tiempos en tangos, al socaire de la sinfónica del compás. Las palmas de Manuel Valencia y Manuel Cantarote amasaron el soniquete jerezano. Fali El Eléctrico hizo lo propio con la percusión. Pero quedó desnudo el eco de la seguiriya para sufrir su pena en soledad. Y el piano de Pedro Ricardo nos endiñó el primer zarpazo. Después siguió sublime por farruca restregándonos la herida.
Juan de Mairena pisó las tablas para enamorar con la malagueña de El Canario y abandolarse por rondeña y fandango de Frasquito Yerbabuena. Se rebuscó por seguiriya coronando con la cabal de El Sernita. Pero antes el piano de Miño deleitó en la soleá por bulerías paseándose por Alcalá y Triana, haciendo cosquillas con la apolá y apretando en la de Noriega. Juan se templó en la respuesta solearera abriendo con los toques a rebato de las campanas del olvido, bordando La Andonda y abrochando con la embestida valiente de Paquirrí, entre otras variantes.
«Pedro Ricardo Miño tocó con las manos, pero como extensiones del corazón. Lo derramó bajo la tapa, abrazándose a la vibración de las cuerdas para colarse en la piel del respetable. No hizo concesiones al jazz ni a vanguardias vacías. Porque su piano es flamenco, porque él es flamenco y porque lo ha mamao. Por eso canta, toca y baila con las manos. Virtuosismo al servicio del arte»
En la antesala del ocaso de un recital de categoría, la emoción embargó a Miño cuando dedicaba sus Alegrías para ti a «lo que más quiero en el mundo». Iban para su hija Carmen y su mujer Rocío, presentes en el público. Y se le iluminaron los ojos arrojando luz al clavijero del piano, rebosante de gracia y de sal. Unas bulerías apoteósicas, hondas de vértigo y sobradas de age, echaron el pestillo al Universo jondo de Pedro Ricardo Miño.
Juan de Mairena cantó a gusto, compenetrado con el piano de cola. Quizás alto de tono, pero echando las asaúras. Lo dio todo, sin enconderse. Meció los tercios cuando el cante lo requería y tronó en los altos a punto de la estridencia. Sin mentiras.
Miño lució una pulsación envidiable. Apenas rozaba las teclas susurrando en los pasajes dulces. Pero arremetía con empaque en los graves gordos y rotundos. Tocó con las manos, pero como extensiones del corazón. Lo derramó bajo la tapa, abrazándose a la vibración de las cuerdas para colarse en la piel del respetable. No hizo concesiones al jazz ni a vanguardias vacías. Porque su piano es flamenco, porque él es flamenco y porque lo ha mamao. Por eso canta, toca y baila con las manos. O con su izquierdo. Su música es poesía, pintura y compás bajo el yugo de una sensibilidad exquisita sin parangón. Virtuosismo al servicio del arte. Un piano jondo que llevará siempre en la caja la ovación sentida de una afición que se resistía a la despedida.
Ficha artística
LXII Festival de Cante Jondo Antonio Mairena
Universo jondo
Recital de piano de Pedro Ricardo Miño
Teatro Municipal Calixto Sánchez, Mairena del Alcor, Sevilla
30 de agosto de 2023
Piano: Pedro Ricardo Miño
Cante: Juan de Mairena
Palmas: Manuel Valencia y Manuel Cantarote
Percusión: Fali El Eléctrico