España y su cantaora
Se ha cumplido el 70º aniversario del estreno de 'España y su cantaora', el espectáculo con el que la Niña de los Peines se fue de los escenarios y que les costó a ella y a Pepe Pinto la friolera de doscientas mil pesetas de la época. Fue un verdadero fracaso económico y el hundimiento de Pastora como artista.
Con lo aficionados que son los flamencos a las efemérides y nadie ha caído en que se han cumplido 70 años del estreno de España y su cantaora, el espectáculo con el que la Niña de los Peines se fue de los escenarios y que les costó a ella y a Pepe Pinto, su marido y gran cantaor sevillano, unas doscientas mil pesetas, lo que era una fortuna para la época. Es lo que costó la producción del magno espectáculo con el que Pepe quería retirar a Pastora Pavón con todos los honores, como se despedían antes los artistas, con una gira que recorría todo el país. La cantaora sevillana ya se había retirado en 1941, acabado su contrato con Concha Piquer y su reposición de Las calles de Cádiz. Pero los dos, ella y Pepe, acordaron regresar a los escenarios por todo lo alto y se metieron en un verdadero lío, producir España y su cantaora, del autor Molina Molés y música del Maestro Naranjo y Arturo Pavón, sobrino de la cantaora.
Con un plantel en la compañía de una altura impresionante. En las guitarras, Melchor de Marchena y Pepe Gutiérrez. Como bailarinas, María del Carmen del Castillo, Carmen Visuerte, Rosa España, Emilia Castillo, Juanita Acevedo y Teresa Heredia. Como bailarines, José Amaya, Paco Caro, Juan Montoya –padre de Lole Montoya– y Pepe Lara. Como danzarina clásica, Esperanza Acosta. Como bailaora de flamenco, Maleni Loreto. Como cantantes, Carmen Florido y Pepita Flores. Como primer actor cómico, Toni Gamar. Como primera actriz de carácter, Teresa Mesa. Como actor genérico, Antonio Torres. Como director concertador, Jaime García. Como coreógrafa, Eloísa Albéniz, la madre de Arturo Pavón el pianista. Y como director de escena, Manuel Calleja. No es de extrañar que tuviera un presupuesto de 200.000 pesetas. Lo encareció aún más un lujoso vestuario de la modista Rosa Aceituno y unos fastuosos decorados de Liñán. Además, claro está, de la publicidad y la nómina de toda la compañía.
«No fue Pepe Pinto quien retiró a Pastora de los escenarios, sino el público, aun estando en plenitud de facultades y arte. Ya solo se dedicó a fiestas y homenajes, hasta que en 1966 su demencia senil aceleró el proceso»
Se estrenó en el Teatro San Fernando de Sevilla el 19 de enero de 1949, con el patrocinio de la Asociación de la Prensa y un rotundo éxito de público y críticas. Jamás se había montado un espectáculo de esa envergadura y todo hacía indicar que le ganarían mucho dinero, pero fue un verdadero fracaso económico y el hundimiento de Pastora como artista, que vio cómo el público de España había cambiado y que su cante ya no gustaba tanto como antaño. En abril de ese año, tras actuar en algunas ciudades, pocas, decidieron acabar la gira en el Teatro Crisfel de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real. «Aquella noche lloré», declararía años más tarde la artista. «¡Tenía tanta rabia que el público no hubiese comprendido mi cante…».
Responsabilizó a los intelectuales del fracaso del espectáculo. «Los intelectuales han sido muy crueles con el flamenco», dijo en Pueblo en 1961. Así que España y su cantaora, quizá el mejor espectáculo de su vida, sirvió para irse definitivamente de los escenarios y dedicarse a su casa, algo que venía expresando desde 1934, cuando declaró estar cansada y con ganas de dedicarse a cuidar de su hija Tolita y a su marido, el gran Pepe Pinto.
Así que no fue Pepe quien la retiró de los escenarios, como aseguran las feminijondas, sino el público, aun estando en plenitud de facultades y arte. Ya solo se dedicó a fiestas y homenajes, hasta que en 1966 su demencia senil aceleró el proceso y los últimos tres años de su vida ya no fue Pastora, aquella gitana de San Román que tuvo un temperamento tan fuerte, sino, como ella misma decía, un mueblecito arrimao a la paré.