Dicen que para atrás uno no va ni para coger impulso. Sin embargo, parece que Luis Medina no opina lo mismo y ha aprovechado el parón causado por la Covid-19 para coger impulso. Y vaya impulso. Porque hay quien ve en la crisis cómo se abre la puerta a nuevas oportunidades y el guitarrista cordobés es de esos. En mitad de una pandemia global se lanza a conquistar el sector discográfico con su álbum debut, Movimiento.

Luis Medina (Córdoba, 1990) ha preparado «un álbum flamenco donde la protagonista no es la guitarra, sino la música», explica el propio artista. «Siendo la guitarra el hilo conductor, la música es la que tiene la última palabra y es la que utiliza un instrumento u otro como verdaderos instrumentos para hacer hablar al alma», dice Medina.

El guitarrista –premiado consecutivamente en 2017 y 2018 en el Festival Internacional del Cante de las Minas– presenta el disco el 4 de diciembre de 2020. Un álbum donde colaboran artistas como El Choro, Jesús Corbacho o Sergio Lope, entre otros. En este álbum han dejado un pedacito de ellos cantaores, bailaores e instrumentistas. «Tiene ocho temas que son fruto de búsqueda y de vida. Son minutos donde realmente paré y escuché lo que mi sangre gritaba silenciosamente», explica el autor.

La frescura de las notas de su guitarra resuenan en temas como Plaza grande, un abandolao que sirve de sencillo promocional, y El Rinconcillo, una soleá dedicada al maestro Paco de Lucía. Estará disponible en todas las plataformas digitales, además de su formato físico en un buen puñado de tiendas.

«Todo está en movimiento. Nosotros no somos igual que ayer ni los mismos que seremos mañana, porque nos vamos forjando con las vivencias adquiridas. La música es la lengua del alma y por lo tanto siempre está fluyendo de manera distinta. Por eso, aunque por fuera cambiemos más lentamente, lo que llevamos dentro está siempre en movimiento», asegura Luis en referencia al título del trabajo discográfico.

«Mi primera toma de contacto con la guitarra fue de niño y con esos años lo que uno quiere es jugar y hacer el trasto. Fue a partir de los 11 años más o menos cuando ya empecé a adentrarme en el mundo del cante –porque a mí es lo que realmente me gusta– escuchando a Camarón y de ahí poquito a poco iba tirando para atrás con las cintas que tenía mi abuelo de Porrinas, Chocolate, Caracol, Gordito de Triana, etc. Ese fue el impulso inicial para que a mí me gustara este arte. Y la mecha prendida fue cuando con 15 años vi un documental de Paco de Lucía, que fue lo que más me marcó y lo que me hizo saber que yo lo que quería es ser artista y vivir de esto», cita el guitarrista en una entrevista publicada en Diario de Córdoba.

«Mi ídolo siempre ha sido Camarón y más tarde Paco de Lucía, pero yo he llorado más veces escuchando un quiebro del de la Isla. Será porque siento el cante como un medio más puro, más sincero. Los guitarristas tenemos que estudiar demasiado, utilizar un instrumento para sacar lo que hay dentro. En el cante no hay intermediarios, simplemente sale por la boca y te parte. Por eso en mi disco, menos un tema, todo lleva cante. Y no de relleno, sino para saborearlo, porque a mí lo que realmente me gusta es eso», concluye Medina.