Dos bailaoras pusieron el compás: Carmen Moreno y Carmela Riqueni. La guitarra de Antonio Santiago ‘Ñoño’ llevó mejor que en brazos el verso apretao de Antonia Fernández. Segunda noche de cante en la Semana Cultural Pastora Pavón de la Peña Flamenca Torres Macarena de Sevilla. Una interesante conferencia de Carmen Pulpón precedió a la voz de Antonia, que hizo un guiño a La Niña de los Peines desde que despegó sus labios sentada en una silla al final de público. De ahí al entarimao meciendo los tercios de la bulería por soleá. Tributó a Pastora en repertorio. Lo hizo con gusto y responsabilidad. Se amarró los machos, o mejor dicho las hembras, y comenzó a retorcer su garganta afillá, de flamenquísima tesitura, para de menos a más cautivar al respetable, que vendió caro el ole y no dio mucho calor. No se llenó el aforo esta vez. Eso que se perdieron los que decidieron faltar.

Abrazó el eco por Levante, luciéndose en el taranto que recordaba al del Tío Rufino y rematando con abandolaos. Brilló en la rondeña chica. Pero fue en los tangos cuando me sacudió por vez primera por el compás y la flamencura con los que los perfumó. Se miró en Juana la del Revuelo, paseó por Graná y recordó letrillas de Camarón en una estrofa de Como el agua respondiendo a la llamada de los bordones de Ñoño, que introdujo la falsetilla que Tomatito le regalaba en aquel cante al genio de La Isla. Y para cerrar la primera parte, historió unos cuantos fandangos «poco efectistas pero muy trabajados», entre los que destacaron el que le mangó a El Álvarez y uno en el que acarició los aires de El Carbonerillo.

Abrió tras el descanso con el Sin ti no sé vivir de La Nitra como preludio del derroche de sal que le robó al Sur por alegrías. Casi deja sin mástil la guitarra de Ñoño para fajarse en la seguiriya. Amasó las hechuras de Manuel Torre y se metió en el hospitalito en Cai a mano derecha, coronando después con el macho de Juan Junquera rebañándose las entretelas, entregaíta de dolor al lamento negro de la negra pena. Con la herida abierta colgó guirnaldas de colores a compás en las bulerías del cierre, en las que rememoró a Cancanilla y Manuel Molina, y se emocionó al citar a su padre. Cantecitos de Carmen Moreno y Carmela Riqueni y unas buenas pataítas de rigor fueron el broche del recital.

Antonia cantó con el respeto que infunde esta peña. Se creció poco a poco, olvidándose de la teatralidad. Estuvo sobrá de compás y dolió a ratos. Pegó gañafones jondos con su voz flamenca. Me gustó más por tangos, seguiriya y bulerías. Aunque le costaban los bajos y riñó a veces con la afinación, los envites rozaos provocaban la locura que echaron al olvido esas cositas descarriás. Derramó frescura sobre lo tradicional y su cante entró fácil en oídos cabales. La guitarra de Ñoño estuvo fina, con empaque, precisa… recogiendo a Antonia en los finales, dialogante, sin dejarse ni un tono de transición, de pulsación rotunda, acompasá, rebosante de soniquete, con rasgueos redondos, limpia y henchida de sensibilidad. Antonia Fernández nos atravesó arañando con suavidad.

Ficha artística

VI Semana Cultural de Pastora Pavón
Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla
25 de noviembre de 2023
Cante: Antonia Fernández
Guitarra: Antonio Santiago `Ñoño ́
Palmas: Carmen Moreno y Carmela Riqueni