El aire de Chiclana se coló en la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena. Era el segundo recital de esta temporada de los Viernes Jondos. Y van dos de dos. Vicente Soto nos crujió los huesos allá por noviembre y Remedios Reyes ofreció anoche una actuación redonda. En poco más de una hora desgranó un repertorio de peso en el que no cantó mal ningún estilo. Y aunque hubo dos o tres cositas que apostillar, sería injusto afearle el retrato solo por eso. Con lo que no queda otra que dar fe de su paso atestiguando el gusto con el que urdió el cante y servir de notario de los merecidos aplausos que le entregaron los aficionaos cabales.

 

El ubetense Julio Romero tendió las cuerdas de su guitarra al servicio de la cantaora. La acompañó arropándola sin enturbiar. Encajó falsetas precisas colmadas de limpios arpegios y alzapúas, con rasgueos y picados definidos. Tocó correspondiendo a la sensibilidad con la que Remedios enjugó su garganta. Las palmas de Ana Reyes y Tate Núñez adornaron el compás.

 

La chiclanera templó su voz principiando por soleá. Allí se rindió a Fernanda de Utrera, como acostumbra a hacer en sus intervenciones. Lejos de querer imitarla, Remedios se descubrió ante su magnitud. Abrió por Alcalá y pronto se acordó también de Perrate en aquella letra que metía en la variante de La Andonda:

 

Si con poné precio a mis carnes
tuvieran alivio mis penas,
a la voz de un pregonero
mi cuerpo yo lo vendiera

 

La cosió a El Machango, engarzó un fandango por soleá y echó el cerrojo al primer cante apretando con el remate del doló de mare mía con el que la utrerana inmortalizó su lamento.

 

 

«Remedios Reyes vino a revalidar su condición de artista con todas las letras. Sin ser primera figura, encandila más que muchos que le rebasan en popularidad. Y mientras algunos se esconden en artificios, Remedios se entrega cada vez que pisa las tablas. Cree en sí misma. Y se hace creíble»

 

 

Se fue a buscar la flor que amaba mirándose en Manuel Torre por malagueñas con la cejilla al nueve. La coronó valiente doblando por El Mellizo. Brilló especialmente en las mecidas, mascó los tercios con dulzura y llevó los melismas a donde gustan. Regaló una interpretación sentida que siguió cautivando al respetable.

 

La lió por tangos. Comenzó con La luz de tus ojos grises que bordó Bambino, tronó La Paquera y más recientemente Jesús Méndez grabó en uno de sus discos. Continuó con el No debería quererte pero te quiero que Camarón cantaba como nadie, sin olvidarse de un guiño a Granada, entonar La Estrella de Morente o incluso endosar una malagueña bien acompasá en los tiempos.

 

El taranto almeriense asomó con algo más de timidez, aunque le puso ganas al que Fosforito lloró cuando las fuerzas le iban faltando. Remedios tocó el límite. Pero después lastimó por seguiriya. Escarbó en sus penas buscando luz entre la negrura. Se quejó bajito en las cadencias con el llanto en el gañote y la herida en el grito contenido. Porque Remedios no da voces, solo se eleva en el sufrimiento buscando alivio a sus pesares. La remató con el macho de El Tuerto de La Peña echando los restos.

 

Tres fandangazos, el último de nuevo añorando a Manuel Torre. Se descalzó después para cantar y bailar por bulerías formando el taco. Volvió a Utrera a robarle la miel a Gaspar, tomó prestado cosillas de Lole y Manuel y terminó con el Torbellino de colores de Lola un recital completo y de enjundia.

 

Remedios Reyes vino a revalidar su condición de artista con todas las letras. Sin ser primera figura, encandila más que muchos que le rebasan en popularidad. Y mientras algunos se esconden en artificios, Remedios se entrega cada vez que pisa las tablas. Cree en sí misma. Y se hace creíble. La ojana no cabe en su cante ni en su persona. Tiene planta y carisma. Es flamenca por donde la miren.

 

 

Ficha artística

Ciclo Viernes Jondos
Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena, Mairena del Alcor (Sevilla)
Viernes 27 de enero de 2023

Cante: Remedios Reyes
Guitarra: Julio Romero
Palmas: Ana Reyes y Tate Núñez