A Chano Lobato, cantaor y contaor de Cádiz (2)
De mis archivos os ofrezco parte de un discurso que pronunció Chano Lobato en el Festival de la Unión de 2007. Un par de años antes de decirnos adiós para siempre. Unas palabras que el artista expresó en el Museo Minero de la localidad.
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Segunda entrega de mi dedicatoria al añorado cantaor gaditano Chano Lobato. Es recordar su figura y dibujarse una sonrisa en nuestros corazones. No se podía tener más age y desparramar más sal en los cantes y en las anécdotas. Porque como se suele decir, Chano cantaba y contaba con el mismo arte.
Como ya afirmamos en la primera entrega, pocos intérpretes han aunado tan buen oficio cantaor con una gracia natural tan pronunciada como Juan Ramírez Sarabia (Cádiz, 1927 – Sevilla, 2009). Conocido en el mundo artístico como Chano Lobato, supo conservar las líneas esenciales de la escuela gaditana que había heredado y que pulió durante toda una vida en los escenarios.
De mis archivos os ofrezco parte de un discurso que pronunció Chano Lobato en el Festival de la Unión de 2007. Un par de años antes de decirnos adiós para siempre. Unas palabras que el artista expresó en el Museo Minero de la localidad en la mañana del 6 de agosto de ese año. El maestro gaditano dio las gracias públicamente a la organización por la dedicatoria de la edición cuadragésima séptima. Tratándose de Chano Lobato, tras el agradecimiento fueron cayendo las anécdotas unas tras otra, como así sucedió.
En la gala del 7 de agosto de 2007, Chano Lobato en compañía de la guitarra de Antonio Carrión actuaría en el antiguo Mercado Público de la Unión (la foto por gentileza de Rafael Manjavacas es de esa misma velada). De ese recital he seleccionado unas alegrías para adobar sus palabras con el cante. Se nota un poco el desgaste de la voz debido a la edad, pero no desmerece el pundonor y el sabor que Chano saca a uno de sus cantes más emblemáticos. La conjunción de los tercios salineros con sus historias es una estampa que siempre quedará en el mejor de los recuerdos de los aficionados.