Manuel Morao y Rafael de Paula, dos gitanos patriarcas del arte
La imposición de la Insignia de Oro de la Peña Tío José de Paula a Manuel Morao, en presencia del torero Rafael de Paula, puede quedar recogida en la historia del arte de Jerez.
Lo vivido el sábado 2 de octubre en las Bodegas Estévez, con motivo de la imposición de la Insignia de Oro de la Peña Tío José de Paula a Manuel Morao, puede quedar recogido en la historia del arte de Jerez. Permítanme ustedes contarlo desde la perspectiva del presentador, pues desde el pequeñito escenario que se instaló para hacer aún más grande el momento, pude apreciar una realidad única.
Por contextualizar, este reconocimiento supone el mayor de los honores que esta peña del barrio de Santiago puede ofrecer a un artista. Desde que se fundó en 1981, solo unos elegidos como Manuel Alejandro, Pansequito, Lola Flores, Curro Romero, Álvaro Domecq o Antonio El Pipa, entre otros, pueden haberse sentido orgullosos de recibir tan digna distinción.
El sábado fue el turno de Manuel Morao (Jerez, 1929), patriarca de los gitanos de Jerez. El acto se celebró a mediodía. Luego hubo un almuerzo y la actuación de Luis El Zambo y Domingo Rubichi como guinda del pastel.
«Manuel Morao se abalanzó a los brazos de Rafael de Paula en un abrazo que encogía el corazón. Momentos que pueden apreciar quienes conciben el arte como la belleza sublime y la expresión encarnada del alma, en este caso, del toreo y el flamenco»
Manuel es un artista que, amén del ámbito meramente flamenco, se mueve en el entorno de la Cultura, como término más general. Por ello asistieron personalidades de toda clase. Se habilitó delante del proscenio una serie de sillas para que la ocuparan los socios de más solera de la peña, la alcaldesa de Jerez, la bailaora y maestra Angelita Gómez o el veterano locutor y flamencólogo Pepe Marín.
Di la bienvenida y comencé a comentar algunos puntos concretos y directos del porqué de este reconocimiento a Manuel. Pronuncié la palabra artista, mientras por el lateral derecho del amplio salón de la bodega aparecía el torero con más personalidad y gitanería que ha dado esta tierra. Aunque algunos sabían que podría aparecer, sabemos también que Rafael Soto Moreno (Jerez, 1940), Rafael de Paula, es imprevisible. Pues apareció.
Fue nombrarlo y sonó una ovación arrolladora, se levantaron los que ocupaban esas treinta sillas (el resto de las 250 personas que asistieron estaban ya en pie), y Manuel Morao se abalanzó a los brazos de Rafael en un abrazo que encogía el corazón. Son momentos que pueden valorar y apreciar quienes conciben el arte como la belleza sublime y la expresión encarnada del alma, en este caso, del toreo y el flamenco.
«En apenas unos minutos se fundieron los sentires, pellizcos y fatigas de quienes han llevado a gala ser de Jerez, ser de Santiago y ser gitanos. Manuel Morao y Rafael de Paula, el arte que no conoce fin»
Seguidamente, subió Pepe Marín para recitar un poema de Antonio Gallardo con esa voz inconfundible. Más emoción, aún. En el momento de la imposición de la insignia, el presidente de la entidad, Joaquín El Zambo, quiso que fuese Rafael de Paula quien apadrinara el acto. Rafael se puse en pie, subió y dijo de forma magistral “el arte está por encima del hombre”, en una mirada a Leonardo da Vinci. Absolutamente genial.
Manuel fue quien tomó la palabra, ya con el escudo de la peña en oro en su solapa, y, además de sentirse tremendamente agradecido, quiso dedicar unas palabras a todos los que cada día valoran, cuidan y respetan el “Cante Clásico Gitano Andaluz”.
Enhorabuena a todos los que hicieron posible que en apenas unos minutos se fundieran los sentires, pellizcos y fatigas de quienes han llevado a gala ser de Jerez, ser de Santiago y ser gitanos. Manuel Morao y Rafael de Paula, el arte que no conoce fin.
Fotos: Federación Local de Peñas Flamencas de Jerez