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El fandango en el rock (I)

Sobre las resonancias que el fandango ha tenido en canciones de grupos de rock. Un muestrario que sirve tan solo de excusa para escuchar buena música. A los hijos del rock and roll y el fandango, ¡bienvenidos!


Uno de los ritmos básicos en los que se sustenta el flamenco es el fandango, ese «baile introducido por los que han estado en los reinos de Indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo», tal como lo definía en 1732 el Diccionario de Autoridades. Primero baile y luego canto, tuvo gran arraigo en las Españas –la americana y la europea–, y cuajará a lo largo del siglo XIX en distintos cantables, muchos de ellos estilos flamencos –o sea, cantes– como malagueñas, rondeñas, jaberas, granaínas, zánganos, tarantas, cartageneras, mineras y fandangos propiamente dichos, que tienen como parientes protoflamencos a los fandangos verdiales.

 

En su totalidad constituye el fandango todo un universo en el complejo corpus estilístico del flamenco y, como todo el género en sí, es mestizo. Y cuando digo «mestizo» quiero decir que se ha forjado como una fusión de elementos dispares (europeos, americanos y africanos) aunque, eso sí, una fusión cocinada «a fuego lento».

 

Otro de los géneros de naturaleza mestiza es el rock, en el que confluyen tradiciones musicales de distinta procedencia: afroamericanas (blues, jazz, rhythm and blues, góspel), anglosajonas (country, bluegrass), centroeuropeas (clásica) e hispanas (el patrón de habanera, presente en muchísimas canciones de rock).

 

Un subgénero del rock, el rock andaluz, empieza a generarse a finales de los 60 a partir de la música anglosajona de moda –sobre todo el rock psicodélico y el progresivo– y sonoridades y ritmos andaluces y evocaciones andalusíes. Su época dorada fue la Transición española, con el advenimiento del Estado de las autonomías y la búsqueda de raíces, y tuvo por estandartes bandas como, entre otras, Smash, Flamenco, Storm, Triana, Alameda, Imán Califato Independiente, Medina Azahara, Cai, Guadalquivir, Mezquita, Vega y Azahar, estas dos últimas formadas en Madrid.

 

 

«En este artículo no nos queremos centrar en el rock andaluz, con evidentes puntos de encuentro con el flamenco, sino en las resonancias que el fandango ha tenido en canciones de grupos de rock nacionales –la mayoría andaluces– e internacionales»

 

Pero en este artículo no nos queremos centrar en el rock andaluz, con evidentes puntos de encuentro con el flamenco, sino en las resonancias que el fandango ha tenido en canciones de grupos de rock nacionales –la mayoría andaluces, como es de esperar– e internacionales. De todos modos corrijo, más que un artículo es un muestrario que sirve tan solo de excusa para escuchar buena música. El título de arriba es un poco engañoso pues no nos limitaremos al fandango –flamenco o no– sino que también se espigarán canciones con ritmo de bolero –pariente del fandango–, y descendientes directos del fandango flamenco como granaínas, malagueñas y tarantos. Así que vamos a ello y, parafraseando a Miguel Ríos, «a los hijos del rock and roll y el fandango, ¡bienvenidos!».

 

Antes de comenzar con los ejemplos sonoros traemos a colación una singular portada de ZZ Top. Los barbudos tejanos han sido aficionados a titular en español muchos de sus discos. Así, aunque no se perciben influencias hispanas en su cuarto LP, lo titularon Fandango! (London Records, 1975). Muy recomendable para los aficionados al blues es el desgarrador Blue Jean Blues.

 

 

 

 

También citaremos al grupo de AOR que lideraba el cantante de Nueva Jersey Joe Lynn Turner, antes de que lo reclutara el mítico guitarrista de Deep Purple, Ritchie Blackmore, para su banda Rainbow en 1981 (¿quién no recuerda el exitazo I surrender?). El grupo de Turner tenía por nombre Fandango y, curiosamente, el guitarrista se llamaba Rick Blakemore (sin c). La portada de su primer disco, Fandango (RCA, 1977), abre este artículo y podría lucir orgullosa en cualquier peña flamenca.

 

Y vamos ya con la lista de canciones:

 

1. Género nutricio del rock es el jazz. Y abrimos con un guiño jazzero al fandango que precede a los siempre citados discos de Miles Davis Kind of blue (Columbia, 1959, con el fantástico Flamenco Sketches) y Sketches of Spain (Columbia, 1959), y al de John Coltrane Olé (Atlantic, 1961), que contienen sonoridades españolas más o menos evidentes. Uno de los grandes del género (en el doble sentido, pues era un chicarrón), el bajista y compositor Charles Mingus, marchó a Tijuana, ciudad fronteriza mexicana, para olvidar un revés amoroso. A la vuelta grabó para Columbia una obra maestra, Tijuana Moods, que aunque vio la luz en 1962 se grabó en 1957. Contiene el tema Ysabel’s Table Dance, que inicia con unas castañuelas afandangadas cuyo toque lo retoma más adelante el propio Mingus con su potente contrabajo. Como curiosidad diremos que en 1957 Orson Welles rodó su inquietante Sed de mal, que se desarrolla en una turbia Tijuana.

 

 

 

 

 

 

2. Una de las mejores formaciones norteamericanas de rock de su época, The Doors, abría la cara B de su tercer álbum, Waiting For The Sun (Electra, 1968), con Spanish Caravan. El tema lo firman sus cuatro miembros y su inicio está basado –aunque sin citar– en la composición Asturias de Albéniz y en el toque por granaínas. Albéniz la escribió para piano pero parece pensada para guitarra. De hecho, fue utilizada por guitarristas flamencos como fue el caso de Luis Maravilla, que la introduce en unos fandangos de José Cepero («Iba diciendo ayer tarde») en una placa de 1931. En la canción del grupo angelino toca la guitarra acústica y la eléctrica Robby Krieger. La letra, escrita por el cantante Jim Morrison, desde luego no va a pasar a los anales de la lírica. Menos mal que su voz profunda estaba por encima de esas nimiedades.

 

 

 

 

 

 

3. Ahora nos vamos más pa levante, con unos tarantos de uno de los grupos pioneros del rock andaluz, Smash. Entre 1971 y 1972, durante las que serían sus últimas sesiones de grabación, registraron en la Costa Brava –con abundancia de LSD– unos tarantos cantados en inglés macarrónico preñados de psicodelia rockera, y tocados con una pinkfloydiana guitarra eléctrica y otra flamenca. Tarantos iba a formar parte de un tercer larga duración pero quedó guardado en un cajón y se editará años más tarde, en un LP compartido con Agujetas titulado –sin que nadie se escandalizara– Pureza y vanguardia del flamenco (Chapa Discos, 1978). El tema, producido por Alain Milhaud (Los Bravos, Los Canarios, Pop Tops, Hilario Camacho…), lo firman el sevillano Gualberto García y Jessica Jones, su novia estadounidense. No sabemos qué pensaría Agujetas al verse en la portada de un disco junto a unos jipis, pero se ve que no le importó mucho pues cogió el toro por los cuernos y, en 1979, graba su disco más singular junto a Antonio Madigán a la guitarra y Gualberto al sitar.

 

 

 

 

 

 

4. Y seguimos por tarantos y con Gualberto. Antes de formar los Smash, el trianero estuvo viviendo en Estados Unidos donde asiste a los míticos conciertos de Woodstock (agosto de 1969). Allí se busca la vía como músico de estudio. En 1970, antes de que grabara con dicho grupo, registró un LP en solitario en Barcelona en el que toca todos los instrumentos pero que se editará años después formando parte del recopilatorio Nacimiento del Rock en Andalucía (Diábolo, 1978). Tras la disolución de Smash vuelve a cruzar el Atlántico. En Estados Unidos compone los temas que conformarán el álbum A la vida, al dolor (Movieplay, serie Gong, 1975), que cuenta con dos músicos que conoció en Estados Unidos, Todd Purcell y Arthur Wohl, y con Enrique Morente (que interviene en Canción del arco iris, Terraplén y Prisioneros). Se trata de una obra conceptual en la que la cara A es la parte luminosa (A la vida) y la cara B su reverso oscuro (Al dolor). En esta segunda aparece Tarantos (para Jimi Hendrix), con Gualberto a las guitarras flamenca y eléctrica, Wohl al violín, Antonio Díaz Moreno al bajo (le apodaban el Mini y el Gaché), y a la batería y percusiones el malogrado Willie Rodríguez de Trujillo –se ahorcó subiéndose a los bombos de su batería– que venía de Manantial y luego formará parte de Azahar. Todos menos el guiri tocan las palmas. El tema es una obra maestra donde se conjuga el taranto flamenco con la psicodelia, aquella de la que Gualberto se empapó en Woodstock, el festival que encumbró a Jimi Hendrix.

 

 

 

 

 

 

5. Y volvemos otra vez al taranto, esta vez de factura más clásica… al principio. Lole y Manuel grabaron en su segundo disco, Pasaje del agua (CBS, 1976), la canción Taranto del hombre, firmada por Manuel Molina, Ricardo Pachón y Gualberto García. Tras una taranta linarense interpretada por Lole Montoya seguida de un cantable con coros al fondo llega lo más particular, una parte orquestada que parece sacada enteramente de la suite homónima del Atom Heart Mother (minuto 14:50) de Pink Floyd (Harvest, 1970).

 

 

 

 

 

 

 

6. Granaínas y tarantos antes y ahora nos vamos por malagueñas, a la más conocida de todas, que no es ni la de Chacón, ni la de la Trini, ni la del Mellizo ni tampoco la de Montoya, sino la que compuso el cubano Ernesto Lecuona para su Suite Andalucía (1933). Esta exitosa melodía basada en el tradicional toque por malagueñas daría para un capítulo aparte, pues fueron muchos los que la acomodaron a distintos géneros. Quizás la primera adaptación hecha por un rockero sea la de uno de los pioneros del género, Ritchie Valens. Hijo de mexicanos, Richard Steven Valenzuela Reyes nació en Los Ángeles en 1941 y falleció con solo 17 años, en 1959, en un accidente de avión en el que perecieron también sus compañeros Buddy Holly y The Bob Hopper. Fue el primer rockero con relevancia que cantó en español y a él se debe la celebérrima adaptación de La bamba, que sirvió de título para su película biográfica. Ritchie Valens no llegó a grabar en disco la Malagueña de Lecuona, pero se conserva una demo donde la toca solo con su guitarra eléctrica que vio la luz tras su muerte (Memorial Album, Del-Fi Records, 1962).

 

 

 

 

 

 

En 1962 Dick Dale acude al Show de Ed Sullivan y allí toca su versión surfera de Misirlou (desenterrada por Tarantino en Pulp Fiction), una canción anónima del Mediterráneo oriental que conocía bien Dale (descendiente de libaneses, polacos y bielorrusos) y que estaba en boga en los años 20 entre músicos árabes, griegos y judíos. En el popular show televisivo toca Misirlou, pero la funde con naturalidad con la Malagueña de Lecuona. El resultado es un compacto tema surfero que suena a las mil maravillas. Quizás Dale habría escuchado un disco del pianista y xilofonista neoyorkino Jan August, quien 1947 registró para el sello Diamond una placa en la que en cada cara aparecían sendas composiciones.

 

 

 

 

 

 

Otros pioneros del rock and roll llevaron en su repertorio la composición de Lecuona. Cabe destacar a Bill Haley & The Comets, que la grabaron en Suecia (Bill Haley & The Comets in Sweden!, Sonet Records, 1968). Quien toca la melodía es el guitarrista Nick Nastos, padre de la cantante de country Sia LaBelle.

 

 

 

 

 

 

También han grabado la pieza de Lecuona el enigmático músico californiano Buckethead y el que fuera líder de la banda de rockabilly Strait Cats, el gran Brian Setzer.

 

 

7. Dejamos ya la malagueña y nos vamos a un fandango-fandango. Es el que grabó el grupo Carmen en el sugerente álbum Fandango In Space (Regal, 1973). La banda la fundaron en 1970 músicos de Los Ángeles y estaba liderado por el californiano/mexicano David Clark Allen, que tocaba la guitarra flamenca desde la infancia y también cantaba. Su hermana, Angela Allen, aparte de cantar y tocar el mellotrón, bailaba flamenco en escena. Otro miembro, Roberto Amaral, cantaba, tocaba el vibráfono y, lo que interesa aquí, tocaba las castañuelas y bailaba flamenco. Amaral entre 1967 y 1971 perteneció a las compañías de José Greco, José Antonio, Alberto Lorca y Rafael de Córdova y hoy en día sigue bailando, con compañía propia (hay vídeos en internet).

 

En 1973 los componentes de Carmen se mudan a Londres, donde cuentan con el decisivo apoyo de David Bowie, en la cumbre de su carrera. Allí graban un disco producido por Toni Visconti, el que será mano derecha de Bowie durante muchos años. Se trata de un delicioso disparate progresivo-psicodélico-flamenco-kitsch que abre con unas bulerías y que contiene además tarantos y zorongo cantado todo indiferentemente en inglés y español. El título del disco es precisamente el de uno de los temas en el que al final un auténtico fandango cané del Alosno con esta letra:

 

Anda vete, anda vete,
de mi puerta retirando
que mi puerta no se ha hecho
reja de confesionario.

 

Carmen se disolvió tras la grabación de su tercer álbum, The Gypsies (Mercury, 1975), que abre nada más y nada menos que por seguiriyas. Carmen tocó en varias ocasiones como teloneros de Jethro Tull, grupo al que marchará el bajista John Glascock (hasta su temprana muerte en 1979, con 28 años), pareja de Angela Allen. Ella intervendrá haciendo coros en Too Old to Rock ‘n’ Roll, Too Young to Die! (Chrysalis, 1976) de los Jethro Tull.

 

El líder de Carmen, tras su disolución, formó otras bandas, tuvo graves problemas de salud que pudo superar y dio forma, ya en la segunda década del siglo XXI, a otra interesante formación musical de sonidos mestizos, Flamexicano!

 

 

 

 

 


Ramón Soler Díaz (Málaga, 1966) es profesor de Matemáticas e investigador de Flamenco. Con estos antecedentes penales lo mismo se sale por la tangente que te sale por peteneras, por eso ha publicado varios libros sobre flamenco y lírica tradicional.

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