Vallecas – Embajadores: estampas del Madrid flamenco
Sigue siendo Madrid un lugar donde el Flamenco importa tanto como otras artes. Sin discusión. La obra que se vio en el Teatro Paco Rabal demuestra cómo el Flamenco vive al compás de los tiempos.
Llego a Madrid un día antes de lo previsto. Me gusta mezclarme con la ciudad antes de entrar de lleno en lo que nos convoca. Hago mi viaje en tren, por comodidad, sin pensar que estoy paseando el mismo recorrido que aquellos artistas flamencos que desde el siglo XIX descubrieron el Madrid de los cafés cantantes, los tablaos y los teatros, entre otros espacios escénicos.
Atardece el sábado 11 de enero de este año recién estrenado. Tenemos una cita en Vallecas, por la zona de Entrevías, en el Centro Cultural Paco Rabal. Un espacio que bien merece elogios por su esmerada programación. Es que los barrios, con cultura, son mejores lugares para vivir. A última hora de la tarde del sábado 11 se estrena la obra flamenca Vallecas-Embajadores: Estampas del Madrid Flamenco. Su título es suficientemente atractivo para que la taquilla cuelgue el cartel de “aforo completo” antes de abrir las puertas.
Sigue siendo Madrid un lugar donde el Flamenco importa tanto como otras artes…, sin discusión. También es cierto que a Madrid le gusta saber de ella misma, por lo que abre puertas a las más variadas posibilidades artísticas.
«Es justo destacar la solemnidad que La Yiya imprimió a la seguiriya y la soleá, así como la ejecución por malagueña y caracoles»
La sala del teatro es moderna, confortable y con una acústica a la que solo se le pueden decir elogios. Un escenario en negro aloja la pantalla blanca donde se proyecta el documento visual que ilustra un recorrido histórico en tranvía por el flamenco y los flamencos en Madrid. Empieza “…un viaje en el tiempo que sitúa como cabecera de línea los tiempos de Silverio Franconetti…”. Así lo explica el programa, sin negar que antes también hay historia que contar. De la mano de Silverio, con la alegoría a su figura que aparece en la película El crimen de la calle Bordadores (1946) de Edgard Neville, nos recibe llena de sones flamencos la caña interpretada por Jacinto Almadén con la guitarra de Román el Granaíno.
Ya han ocupado el proscenio los artistas de esta noche: Ana Ramírez “La Yiya” (La Puebla de Cazalla) al cante, acompañada de las guitarras magistrales de Antonio Carrión y José Almarcha, y el compás y baile de Mariana Collado, Miguel Téllez y Soledad Manrique. La voz de La Yiya nos devuelve al presente con una caña que evoca la figura de Rafael Romero El Gallina, exponente en la ejecución de este palo.
La narradora –María Pastor– hilvana con su palabra el argumento de los hitos que componen el espectáculo, y nos sitúa en antecedentes históricos antes de cada palo, acompañada de oportunas ilustraciones de la época.
Hay que destacar la evolución de la guitarra y sus hitos en el tiempo, con la innovación de Ramón Montoya y su rompedora rondeña, fue el momento en que la sonanta se abre espacio en la música de concierto. El flamenco solista en seis cuerdas que José Almarcha interpreta esta noche con gran acierto, para continuar por malagueña y jabera acompañando la voz de la cantaora.
«¿Quién dijo que los jóvenes no suelen asistir a los eventos flamencos? Muchos se han acercado al Teatro Paco Rabal con la curiosidad propia de sus años. Este espectáculo les ha ofrecido la música y los datos necesarios para conocer en su conjunto este Arte único»
Y aún quedan nueve hitos más que ilustra la voz de La Yiya, cantaora morisca de amplio recorrido y perfección en una larga variedad de palos y cantes. Una mujer de voz sentida y buen gusto que demostró una brillante madurez en la difícil ejecución de cantes y estilos personales que anuncia el programa: malagueña de Chacón al estilo de Manuel Torre y Jabera, seguiriya, caracoles, soleá, petenera grande y chica, tientos y zambra, taranto, liviana y cabales, y remate por bulerías. Es justo destacar la solemnidad que la Yiya imprimió a la seguiriya y la soleá, así como la ejecución por malagueña y caracoles, sin desmerecer en el resto. Puedo valorar, sin riesgo a equivocarme, que fue en todo momento del gusto de la afición que colmaba el aforo, como atestiguaron aplausos y oles.
Inmejorable el acompañamiento que Antonio Carrión lució con su sonanta. Este guitarrista de tradición y maestría con un toque asolerado al lado de los más grandes artistas flamencos en el puente de estos dos siglos.
Tres palos al baile para los tres artistas que llevan el compás a las palmas: la petenera para Soledad Manrique, la seguiriya para Miguel Téllez, y el taranto para Mariana Collado.
¿Quién dijo que los jóvenes no suelen asistir a los eventos flamencos? Abundan en la sala jóvenes que se han acercado al Teatro Paco Rabal con la curiosidad propia de sus años. Este espectáculo no sólo les ha ofrecido la música, también datos necesarios para conocer en su conjunto este Arte único.
Con las expectativas colmadas, hemos disfrutado de una obra que demuestra cómo el Flamenco vive al compás de los tiempos. El repertorio de letras convino en dibujar un hilo irrompible entre las letras populares tradicionales y letras novedosas de este siglo XXI, con todo el respeto que merece la métrica y el compás de cada cante. Pues todo evoluciona aún manteniendo las formas que permiten reconocer nuestro pasado para mantenerlo vivo en nuestro presente.
Imagen superior de La Yiya: Claudia Ruiz Caro
FICHA ARTÍSTICA
Espectáculo: Vallecas-Embajadores: Estampas del Madrid flamenco
Lugar y fecha: Teatro Paco Rabal, Vallecas. 11/1/2020
Cante y dirección musical: Ana Ramírez “La Yiya”
Guitarra: Antonio Carrión
Colaboración en el toque: José Almarcha
Baile: Mariana Collado, Miguel Téllez, Soledad Manrique
Presentación: María Pastor
Dibujos: Patricio Hidalgo
Sonido y luces: Teatro Paco Rabal
Escenografía, imágenes y vídeo: Antonio y Abelardo Martín
Fotografía: José Lamarca, Claudia Ruiz, Alfredo Grimaldos, Archivo Cineproyecto
Coordinación: Elvira López Hidalgo, Miguel Ángel Rodríguez
Producción: Luis Miguel Rodríguez, Lince Comunicación, Fatigas Dobles Producciones