Primeros espadas en Pegalajar
Crónica del 53º Festival de Arte Flamenco de Pegalajar. Actuaron, entre otros, Alfredo Tejada, Antonio Reyes, Pedro el Granaíno e Israel Fernández.
El sábado 7 de agosto de 2021 se celebró el 53º Festival de Arte Flamenco de Pegalajar. El espectáculo se celebró en la Piscina Municipal de este pueblo jienense debido a la situación sanitaria.
Si hay un festival flamenco en la provincia de Jaén que merece ser nombrado, ese es el de Pegalajar. Pueblo pequeño y acogedor que como todos los años acogió de nuevo su festival de arte flamenco. En él pudimos disfrutar de un muy buen cartel. Al cante fueron Alfredo Tejada, Antonio Reyes, Pedro el Granaíno e Israel Fernández. A la guitarra, Antonio Carrión, Diego del Morao, Miguel Salado y Patrocinio Hijo. En el baile actuaron El Tabanco y su grupo.
El festival comenzó puntualmente a las 23 h con el cante de Alfredo Tejada, cantaor metódico y con conocimientos, cantando bien lo que toca, arriesgando mucho y con mucha chispa para enganchar a un público que llenaba todas las plazas del recinto. Le acompaño Antonio Carrión. Comenzó cantando por soleá apolá, acordándose de los estilos de Silverio, El Portugués y el Fillo. Tras calentar la voz por soléa, entró en las cantiñas gaditanas acordándose de los viejos maestros de estos cantes como La Niña de los Peines, La Perla, Morente, etc. Siguió por tierras gaditanas en las seguiriyas que hiciese a continuación, comenzando por el Viejo de la Isla, introduciéndose en el Marruro y rematando por el cambio que se atribuye al Planeta. El cuarto cante comenzó por bulerías al estilo de Jerez y Cádiz, con algunos resquicios de cuplés. Terminó con una ronda de fandangos que iban desde los naturales hasta los de Pepe Aznalcóllar.
Antonio Carrión estuvo firme, llevando al cantaor en volandas y tocando para acompañar. Es decir, que conoce muy bien su trabajo, y eso se hace por llevar tantos años como guitarrista de primeras figuras.
En segundo lugar salió Antonio Reyes con Miguel Salado a la guitarra. La maestría del de Chiclana fue sobradamente demostrada en las soleares de El Mellizo, siguiendo con la Andonda, Alcalá, Frijones, Juaniquín y Alcalá. Por tangos hizo un repertorio muy caracolero y gaditano, este último de estilo camaronero, introduciendo fandangos en este mismo cante.
Por bulerías y como buen gaditano, se acordó de Cádiz y Jerez, y cómo no, de los cuplés, algo tan de moda hoy día en el cante festero. Terminó con el estilo caracolero de fandangos. Hizo tres y todos del mismo estilo.
El tercer participante de la noche fue Pedro el Granaíno con el acompañamiento de Patrocinio Hijo, cantaor influenciado por Camarón, aunque eso no quiere decir que no hiciese bien los cantes que hizo. Abrió por granaína y media granaína, de Vallejo y Chacón respectivamente. Siguió por seguiriyas de Joaquín Lacherna, Cagancho y Manuel Molina, con un estilo personalísimo, con músicas nuevas dentro de este palo flamenco.
A continuación, cantó por tientos – tangos, influencia camaronera, de Pastora Pavón y de Enrique Morente, que supo llevar muy bien de compas y con sabor gaditano, que le supo a gloria en el remate de su actuación con algunos fandangos de Camarón y Chocolate.
Para finalizar el cante, Israel Fernández, joven cantaor que deleitó al público con la guitarra de otro magnífico guitarrista como es Diego del Morao. Abrió el manchego por soleá, con los estilos alcalareños de Joaquín el de la Paula, siguiendo con el Mellizo, Frijones y rematando nuevamente por Alcalá.
Por tientos – tangos resalto su admiración camaronera, con un estilo muy personal, haciendo otros cuerpos de Pastora Pavón, rematando por tangos camaroneros y extremeños. Por bulerías, hizo un repertorio de cantes gaditanos, jerezanos y de Pastora Pavón. Terminó su actuación por fandangos naturales, camaroneros y del Gloria.
A pesar de la voz bonita que tiene Israel, debería acercarse a escuchar a otros maestros que le fuesen mejor en comparación con su voz, como Marchena o Valderrama, ya que la voz camaronera, y diciendo que Camarón fue un maestro, no le beneficia para nada.
El baile, por otra parte, no estuvo tan bien auspiciado como el cante. Los bailaores no pueden ser autómatas de su baile, sin que salga algo más de impronta y personalidad en sus bailes. Si bien los cantes realizados por Belén Vega y Antonio sonaban bonitos, no surgió el tándem que tiene que surgir para que se complementen y el baile salga solo con arte y transmisión.
Por otra parte, el sonido fue un lastre toda la noche. Fue desastroso, hasta el punto de que cuando se elevaban los reverbs se acoplaban de inmediato. Los artistas estuvieron muy molestos toda la noche. De hecho, tuvieron que quitar los reverbs y subir el volumen.
Así que mi recomendación, aunque no valga, es que si se gasta un dinero en un buen festival no se debe escatimar en gastos de sonido, porque repercute tanto en los cantaores como en los aficionados, muy molestos también con el mal sonido imperante durante toda la velada.
José Ramón Checa Medina