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Los Llorones y la caseta de feria Reunión Flamenca

Apasionante relato de Miguel Ángel Muñoz Olmo sobre la Peña Flamenca Los Llorones y la singular caseta de Feria Tertulia Flamenca, en Morón de la Frontera (Sevilla), años 60 y 70. Incluye imágenes inéditas.


Coincidiendo fechas en el presente 2023 como pueden ser el aniversario del fallecimiento de Diego del Gastor o la pérdida del querido vecino Manuel Pérez Luna, más conocido por Manolito el Practicante, y a puertas de vísperas de nuestra fiesta mayor, qué mejor que aprovechar en aunar homenajes trayendo nuevos recuerdos para la historia moderna del Flamenco de Morón de la Frontera.

 

No es la pretensión publicar para mitificar más lo que ya está mitificado, ni tampoco restarle valor, sino traer aportaciones que puedan servir para completar capítulos y apartar algún que otro velo en pro de lo que aún se está construyendo. Además, para nuestra suerte, lo que aquí se diga pueda ser ratificado por familiares, amigos y vecinos que vivieron en aquellos momentos de los acontecimientos, y que aún viven en nuestros días.

 

Con todo el respeto a la existente bibliografía y sus autores, no será mi torpe mano la que escriba, sino las memorias transferidas que no pueden dejar pasar más el tiempo, en concreto las memorias y legados de mis amigos Antonio Pastor Martínez (1926 – 2013), José Moreno Domínguez (1929 – 2000) y mi maestro Francisco Benítez Perea (1940 – 2008).

 

 

La Peña Flamenca Los Llorones

En el Morón de la Frontera de los años 60 ya encumbra la fama creativa e identificativa en el arte flamenco, que se conocería después como la época dorada del flamenco local (1960 – 1970). En este contexto, entre las pasiones de las particulares fiestas que se desarrollaban en las tabernas de la época, surge el germen de un gran interés asociativo. Nacería así un colectivo extraordinario y exclusivo, formado por unos pocos componentes entre aficionados y artistas locales, y con unos determinados estatutos morales: la Peña Flamenca Los Llorones.

 

Su actitud cabal de respeto y admiración hacia el flamenco contrastaba con el sentimiento más emotivo en la belleza artísticas de sus fiestas. Esas que les hicieron demasiadas veces llorar y por las cuales les merecieron el sobrenombre de los llorones. Eran pioneros en rendir culto al arte flamenco y apoyar una forma de vida con raíz ancestral. Siempre bajo un código de honor y respeto de hermandad en la que siempre tuvo izada bandera la figura de Diego del Gastor.

 

 

Vista alzada de la caseta Reunión Flamenca, años 69 y 70. Legado gráfico de Antonio Pastor. Archivo Miguel Ángel Muñoz. Foto: R. Gómez Teruel

 

 

Tras el aumento de socios y la necesidad de mayor espacio, Los llorones pasarían a reunirse en el taller de rotulación y aerografía de José Moreno Domínguez, más conocido en los focos flamencos de la provincia por Pepe Moreno o el Maestro (taller situado antiguamente en la calle Jabonería nº 10, hoy actual sede local de IU).

 

Hay que decir que en esta peña sólo podían tener cabida nuevos socios con ciertos requisitos, que no eran de tipo ideológico o socioeconómico, como alguna vez se criticó. Solo se tenía en cuenta la especial sensibilidad y respeto hacia el arte flamenco, y poder así asistir y vivir lo más íntimo del toque y el cante que por aquel entonces se daba en Morón.

 

Los Llorones también llegarían a relacionarse con artistas flamencos de importantes focos de Andalucía tales como Utrera, Alcalá de Guadaira, Triana y Jerez, o allí donde estuvieran.

 

Recordaba Antonio Pastor Martínez con gran nostalgia: “Nuestras fiestas se sabían cuándo empezaban, pero no cuándo terminaban. No puedo olvidar aquellos momentos mágicos e inesperados de emocionante abstracción, dónde el frenesí e improvisación producían los más sinceros y profundos sentimientos, y ya no te digo de lo que se vivió con Diego Enrique Méndez y Fernanda de Utrera (1923 – 2006). Cuántas fueron las veces que, tras demasiadas horas de fiesta en el taller de Pepe, llegando el amanecer y agotados de trasnochar, la emotividad y sensaciones que producían el toque o el cante, nos hicieron llorar. De ahí el origen del apelativo que nos denominó Los Llorones”.

 

De aquellos grandes momentos quedaría constancia gráfica a través de la cámara de Rafael Gómez Teruel (1906 – 1987) y auditiva mediante algún vídeo o audios de cada celebración que Pepe Moreno graba en su magnetofón traído de América.

 

Entre Los llorones más frecuentados se encontraban D. Antonio Pastor, Vicente López “el barbero”, Enrique Méndez “el abuelo Méndez”, Diego Amaya ”Diego del Gastor”, Fernando Núñez “Fernandillo”, Antonio Cabrera López “el pastelero”, Pepe Moreno “el maestro”, Francisco Ayala Morales “el cronista”, José Hurtado, Manuel Oliva (ayudante de Pepe Moreno), Manolo Pérez “manolito el practicante”, Francisco Benítez “el pintor”, Cándido Benítez “el mecánico”, Paco Conde, José Amaya Gómez “Pepe Flores”, Manolo Morilla Verdugo “el guitarrista”, Antonio Bascón Torres “el niño de Paradas”, Antonio Porras “el albañil”, Ángel Camacho “el empresario”, A. García Ulecia “el poeta”, Andrés Cabrera (Hermano de Antonio El pastelero), Daniel Ramírez Solano “el chatarrero”,  Luis Torres  “Joselero”, José Barroso, Antonio Fernández Malo (escritor y abogado, hermano de Alfonso Fernández Malo), Dionisio García, Tomás Heredia, Bernabé Coronado, Antonio Cordón, entre algunos otros.

 

 

Antonio Pastor se preocupa del problema de salud de Fernanda de Utrera. Legado gráfico A. Pastor. Arch. Miguel Ángel Muñoz. Foto de R. Gómez Teruel (* más info de esta imagen al final del texto)

 

Homenaje e imposición de insignia de la Peña Cultural Tertulia Flamenca El Gallo a la antigua Peña Flamenca Los Llorones. Año 1993, salones de celebración Alhambra Morón. Antonio Pastor, Pepe Moreno, Fernanda de Utrera, Alfonso López. Foto: Foto Ángel  

 

 

Antonio Pastor y Francisco Benítez recordaban los escarceos amorosos, alguna labor humanitaria y el buen sentido del humor que se daban tras la puerta del taller de Pepe Moreno, la operación de garganta de Fernanda de Utrera, las graciosas anécdotas y la espontaneidad de algún componente, así como la surrealista gracia y el buen hacer culinario de Paco Conde, siempre con su perol a cuestas.

 

Años más tarde, por 1970, Los llorones siguen creciendo y despiertan cada vez mayor interés entre la afición. De este modo pasan a conocerse como Tertulia Flamenca. Debido a su exclusividad, varios aficionados son rechazados para participar en sus tertulias, originando así una disputa. Es entonces cuando este grupo nuevo solicita al alcalde, Íñigo Cruz Auñón, la legalización y una ubicación para una peña. Nace así una peña llamada Peña Tertulia Flamenca El Gallo (la actual Peña Cultural Tertulia Flamenca El Gallo, situada en el Paseo del Gallo).

 

En contraposición, Los llorones solicitan el permiso para legalizar su peña, ya que por aquel entonces y desde hace años sus actividades se desarrollaban de forma clandestina. En respuesta a dicha petición, el alcalde deniega esta solicitud, argumentando la existencia de una peña en la localidad y la circunstancia de que solo podía existir una. Por consecuencia sen ven obligados por las circunstancias a hermanarse.

 

La Domus flamenca

En los años 1969 y 1970 la Tertulia Flamenca decide participar con una caseta en la feria de Morón de la frontera. Antonio Pastor se encargaría de la representación legal de la caseta bajo el nombre de “Reunión Flamenca”. La caseta obtenía el primer premio a la mejor caseta engalanada y el mejor ambiente flamenco en ambos años, marcando así un precedente estético y artístico flamenco para posteriores casetas de feria. En la tarde de vísperas, Antonio Pastor recogía el premio en el recinto del Círculo Mercantil de la mano del alcalde Íñigo Cruz Auñón. Además de ser felicitado por el gobernador civil de Sevilla, Ramón Muñoz-González Bernardo de Quirós, lo sería también por personalidades de la cultura de la provincia, aficionados y vecinos.

 

 

Foto de familia. Premio a la mejor caseta de Feria año 1970 a Reunión Flamenca. A. Pastor, J. Moreno, A. Porras, F. Benítez, Juan del Gastor y familias. Legado de Antonio Pastor. Arch. M. A. Muñoz. Foto: R. Gómez Teruel.

 

Foto familia, recuerdo Premio a la mejor caseta de Feria año 1970 Reunión Flamenca. A. Pastor, J. Moreno, A. Porras, F. Benítez, Paco Conde y familias. Legado de Antonio Pastor. Arch. M. A. Muñoz. Foto R. Gómez Teruel.

Foto de familia. Premio a la mejor caseta de Feria año 1970 a Reunión Flamenca. A. Pastor, J. Moreno, A. Porras, F. Benítez, Juan del Gastor y familias. Legado de Antonio Pastor. Arch. M. A. Muñoz. Foto: R. Gómez Teruel.

 

Documento notificación primer premio a la mejor caseta de feria otorgado por la comisión de festejo del Ayuntamiento de Morón de la Frontera. 21 de septiembre de 1970.

 

 

La caseta Reunión Flamenca se ubicaba frente a las atracciones de feria y entre las primeras parcelas a la izquierda desde la entrada de la calle Soria, por el Paseo de la Alameda. Aquellos dos años de participación, la caseta se convertiría en la más visitada y popular del recinto ferial, donde sus visitantes reiterarían el extraordinario ambiente flamenco, resaltando su decoración.

 

Los trabajos fueron de la mano desinteresada de dos pintores y componentes de Los Llorones: Francisco Benítez Perea, que se encargó de los motivos figurativos, y José Moreno Domínguez, que asumió la rotulación y la parte ornamental. El montaje y la construcción fue a cargo del albañil Antonio Porras Martín, de Juan del Gastor y otros. El abastecimiento restaurador fue a cargo de Indalecio Alemán Martínez y todos los adornos, cadenas, rosas y farolillos por las mujeres y niños familiares de los miembros de la tertulia.

 

 

Recibimiento a Diego en la caseta Reunión Flamenca (noche de la víspera), feria de 1969. Pepe Ríos, Vicente el Barbero y Antonio Pastor. Arch. M. Ángel Muñoz. Foto R. Gómez Teruel

 

Foto recuerdo “Caseta Reunión Flamenca”. Junto a Diego, Vicente el barbero, Antonio Pastor, José Moreno, Manuel Oliva y Cristina Moreno. Feria 1969. Arch. M. Ángel Muñoz. Foto R. Gómez Teruel.

 

 

La caseta o Domus Reunion Flamenca se distribuía de forma sencilla en dos cuerpos, un porche o recibidor y un único espacio de reunión. De estética andaluza entre pitacos y cañizos, resaltaba a la vista la magnífica decoración, inspirada a la manera estética de D. Antonio Adelardo García Fernández (1910 – 1985), medico dermatólogo, pintor, ateneísta y poeta, maestro de los pintores artistas Francisco Benítez Perea y José Moreno Domínguez. Fue precursor de uno de los estilos del vanguardismo andaluz que posteriormente terminaría por desarrollar su alumno Benítez y quien se encargaría de ilustrar la época dorada del flamenco en Morón.

 

Siendo la caseta más llamativa y ostentosa del año 70, en su fachada recibía un plafón dónde se representaba un conjunto figurativo alegórico de inspiración poética romántica, que invitaba a su entrada “un canto a la paz, al arte y a la fiesta flamenca” realizado por Francisco Benítez. En su interior quedaba representada la evocación desde Morón, al paisaje andaluz y a Los Llorones más queridos por todos, con retratos realizados por F. Benítez, representando a Manuel Pérez Luna “Manolito Pérez”, Diego del Gastor o Enrique Méndez “El abuelo”. Todos los motivos se encontraban enmarcados y rematados entre cenefas y lacerías que en esmaltes y óleo realizaban las habilidosas manos de Pepe Moreno. Algunos elementos o paneles pueden encontrarse hoy en la C. Part. Bar Alemán, que tras el desmontaje de la caseta decidió conservar Indalecio Alemán.

 

 

Foto interior caseta Reunión Flamenca. Retratos de Enrique Méndez, Manolo Pérez y Diego del Gastor sobre plafón de madera. Oleo y esmaltes. C. Part. Legado Indalecio alemán Martínez. Manuel Alemán. Foto: R. Gómez Teruel

 

 

Recordaba Antonio Pastor algunas graciosas anécdotas que se dieron durante el montaje de la caseta de feria de 1970. Francisco Benítez, con sus bromas, provocaba a la socarrona seriedad de su íntimo amigo y compañero P. Moreno haciéndole creer y confundir del despiste. Para hacerlo bajar de la escalera mientras él rotulaba con tiento y atino, le decía: “¡Pepe, aléjate, que te has comido una letra!”.

 

Antonio Porras recordaba en una de sus anécdotas cómo aprovechando el amparo de la oscuridad de la noche, algunos componentes cuyos nombres no se han de mencionar, y junto al propio Diego, fueron a obtener algunos materiales “gratis”, especialmente ladrillos. Durante esta búsqueda para asustar Diego y apresurarlo para que saltara el vallado le decían: “¡Diego, corre, que viene el tío!

 

 

Imagen superior: Recuerdo de la fiesta flamenca del 6 de junio de 1970. Los Llorones, artistas y aficionados, en el taller de Pepe Moreno, calle Jabonería 10. Parte central, Antonio Pastor junto a Fernanda de Utrera, Antonio Tereñe, Antonio Cabrera, Pedro Bacán, Manolo Pérez, Enrique Méndez, José Rodríguez, Pepe “el Escribano”, Pepe “el Chino”, Francisco Torres “el Andorrano”, los maestros de escuela de Alcalá Tomás y Daniel, Pepe Moreno, Pepe Ríos, Carmen Ríos y su hijo, Pepa de Utrera, Vicente “el Barbero”, El Funi, el Pitiñi, Antoñele Jurado y Gregorio “el Albañil”. Foto de R. Gómez Teruel. Legado de Antonio Pastor.  Archivo M. A. Muñoz.

 

 

Texto y fotos: Miguel Ángel Muñoz Olmo (Morón de la Frontera)

 

 

 

(*)  Homenaje e imposición de insignia de la Peña Cultural Tertulia Flamenca el Gallo a la antigua Peña Flamenca Los Llorones. Año 1993, salones de celebración Alhambra Moron.  Antonio Pastor, Pepe Moreno, Fernanda de Utrera y Alfonso López. Fernanda reitera el agradecimiento hacia Antonio por haberle ayudado a la operación de garganta. Nunca pasó desapercibido entre algunos llorones el ímpetu de Antonio Pastor por poner remedio al problema de Fernanda, ya que entre Fernanda y Antonio se decía que existía un cariño especial. Una tarde de fiesta flamenca con Los Llorones en abril de 1973 en la nave taller de Pepe Moreno, Antonio notando mal a Fernanda la apartaría hacia un lado.

 

Antonio: – Fernanda, te ha pasado algo? Te veo hoy muy rara.

Fernanda: – No, Antonio, no me pasa nada.

Antonio: – Pues yo te veo muy pensativa, todavía no has cantado ná, no sé, algo te pasará.

Fernanda: Antonio, perdona, pero que no quiero que se entere nadie.

Antonio: ¿Qué te pasa, Fernanda?

Fernanda: Antonio, el médico me ha detectado un tumorcito en la garganta y si no me opero voy a perder la voz y tener que dejar de cantar, cuando cantar es mi vida…

Antonio: – Anda, mujer, eso no pasa nada. ¿Vas a tener miedo a una operación con los adelantos de hoy?

Fernanda: – No, Antonio, el problema no es ese, sino que no tengo dinero…

 

Inmediatamente, aquella noche, Antonio Pastor se pondría en contacto por teléfono con su amigo A. Adelardo García, quien aconsejaría a una excelencia en cirugía, el Dr. Ernesto García Monge, jefe de servicio del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla, médico especialista cirujano en otorrinolaringología en el Instituto de la Seguridad Social en el Paseo de la Alameda, Morón. Y así fue. Llegándose a un acuerdo para cubrir gastos y en total discreción por petición de Fernanda hacia la afición, Antonio se encargaría de los gastos necesarios de una clínica y la anestesia, y el doctor Ernesto García Monge no cobraría su intervención.

 

 

Fuentes: Memorias sobre la caseta reunión flamenca con Antonio Pastor Martínez, Francisco Benítez Perea, José moreno Domínguez, Manolo Pérez luna, Antonio Porras Martín. Conversaciones periodo comprendido entre 1995-2015.

 

 


Portal global de arte flamenco. El conocimiento y la pasión. La jondura y la pena. El pellizco y la fiesta. Patrimonio Cultural de la Humanidad.

1 COMMENT
  • Miguel Ángel Muñoz 16 septiembre, 2023

    Mi agradecimiento a la revista online Expoflamenco por darme la oportunidad de ofrecer artículos donde se hacen eco voces del pasado. Miguel Ángel Muñoz. Artista plástico

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