El cartel de la 49ª Pipirrana Flamenca de Mancha Real (Jaén) que estuvo compuesto por el presentador Manuel Bohórquez, las cantaoras Lidia Pérez, Fina de Ángeles, Manuel Cuevas y El Pele. A la guitarra, Eduardo Rebollar, Paco Cortés y el Niño Seve. El baile estuvo representado por Paula Rodríguez. El grupo de la bailaora estuvo compuesto por Alberto Rodríguez a las palmas, Rafael el Calli y Roberto Lorente al cante.

 

Manuel Bohórquez

En las las tareas de presentador, Manuel Bohórquez estuvo muy ameno. Brilló en la presentación no sólo introduciendo a los artistas, sino contando anécdotas en las que el público casi participó. Participó y se puso en andas de escuchar la noche flamenca que se acercaba. Tan cerca estuvo que hasta se llevó una capacha de regalo para Sevilla, detalle de los amigos de Mancha Real.

 

Paula Rodríguez

Paula Rodríguez Lázaro, bailaora santanderina afincada en Madrid, Desplante en Las Minas 2021, tiene hechuras flamencas. Las demostró en el baile por alegrías y cantiñas, rematadas en bulerías de Cádiz. Su escuela, reflejada en Merche Esmeralda, recuerda el baile clásico de la maestra sevillana, que le ha dado las herramientas para personalizar su baile. Este a su vez se traduce en un concepto arcaico, lleno de matices, recursos que denotan mucho sabor y una edad de solo treinta años. Ya demuestra su conocimiento del baile y, como todo en la vida, seguirá aprendiendo.

 

El cante, bien acompañado por El Calli y Roberto Lorente, entrando a compás en la guitarra del Niño Seve. Estos acompañaron muy bien a la bailaora, con lo que se hizo de degustar. Si hubiese que ponerle alguna pega, a título personal, es la velocidad. Tiene muy buenas cualidades, pero desde mi punto de vista me gustaría ver cómo le mete más velocidad en ciertas partes del baile. Eso sí, es una muy buena bailaora y tiene buen futuro.

 

 

 

 

Lidia Pérez y Eduardo Rebollar

La cantaora nacida en Villanueva de la Reina (Jaén) comenzó cantando una nana muy personal, bien estilizada y con matices. A continuación, siguió con media y granaína de Chacón y Vallejo, acariciando los cantes con una voz potente y muchísima personalidad. En las alegrías comenzó con una introducción de una rumba del Pele. Llegó a ese Cádiz marinero, acordándose de la Perla, Pericón y Manolo Vargas, con arte y alegría, nunca mejor dicho. Siguió con cantiñas de Pinini, Chano Lobato y Carmen Linares, donde demostró su afición y buen hacer en el escenario. Terminó por fandangos en estilos muy personales, de Huelva y valientes de Alosno. Con su voz profunda que llega a cualquier parte, es capaz de hacer llegar el cante a cualquiera.

 

Eduardo Rebollar es un guitarrista sobrio, flamenco y con dilatada experiencia. Acompañó adaptándose perfectamente al cante, con sus falsetas medidas, que no se difuminaron en su lucimiento personal, sino en el de la cantaora. Eso debe agradecerlo a pesar de que Rebollar conoce perfectamente el trabajo de acompañante.

 

 

 

 

Manuel Cuevas y Paco Cortés

El cantaor de Osuna comenzó con la malagueña de Chacón, rematando el cante con la rondeñas y el fandango de graná de Frasquito Yerbabuena. En estos cantes demostró su conocimiento y su dominio de la voz. Voz templada, con buen grave en los bajos, ahí está lo difícil. Siguió por soleá haciendo un ramillete de estilos, desde Alcalá, pasando por la Andonda, El Ollero de Triana y yendo de nuevo al remate de Alcalá. Prosiguió con Rafael Farina, y su Vino Amargo, copla que es difícil de cantar por las cualidades vocales que se necesitan, aunque salió airoso y la hizo bonita. Prosiguió con alegrías de Cádiz, tarantas de Linares y un ramillete de fandangos del Gloria, naturales y otros estilos onubenses y de matiz individual.

 

Acompañado por Paco Cortés, la delicia del tocaor de Granada. Fino, delicado y musicalmente flamenco y bienaventurado. Toca la guitarra como si fuese una pieza a punto de romperse, pero que en sus manos su sonido se hace fuerte y te rompe los esquemas con su inmenso flamenquismo.

 

 

«El Pele es el último cantaor original de genialidad inconfundible. Queda y quedará para los anales de la historia, lo demostró con su actuación. Es un cantaor ortodoxo y heterodoxo al mismo tiempo. Flamenco como pocos y de genialidad»

 

 

 

 

Fina de Ángeles y Paco Cortés

La cantaora de Torredelcampo, pueblo del maestro Valderrama, comenzó cantando los cantes por temporeras, cante natural de esa parte de la provincia jiennense. Por tangos guiñó el ojo al sacromonte granadino, de Extremadura y el emigrante de Juan Valderrama. Bien llevados, a compás y con voz melódica. Prosiguió por media granaína y granaína de Chacón y Vallejo, con voz dulce, con buen vibrato y en algunas partes con su estilo personal. Por tanguillos de Cádiz de sabor a la Tacita, hizo un recorrido con desparpajo por los estilos de Pericón, Manolo Vargas y Chano Lobato.

 

En la soleá de Triana los estilos de Silverio, en la voz de Paco Taranto, las soleares alfareras, y las trianeras gitanas, asomaron por su garganta musical en el recuerdo del Arenero y Paco Taranto. Son escuelas del mismo barrio pero de distinta maestría. Realizó un ramillete de fandangos desde el Pichichi a los naturales, con lo que terminó su actuación. Demostró que es una cantaora larga con buenos recursos vocales.

 

Paco Cortés de nuevo estuvo sensacional, con su amplísimo conocimiento e interpretación. La llevó en volandas. Tal es así que Fina se despreocupó del guitarrista y se centró en su cante, que con un toque así es mucho más fácil.

 

 

 

 

El Pele y el Niño Seve

El Pele, el último cantaor original de genialidad inconfundible que queda. Queda y quedará para los anales de la historia, demostrándolo con su actuación. Es un cantaor ortodoxo y heterodoxo al mismo tiempo, flamenco como pocos y de genialidad. Hoy en día hace falta.

 

Comenzó con una introducción de La Lola se va a los Puertos de los hermanos Quintero, cuando se metió en las seguiriyas. Genial y personalísimo en los estilos de Manuel Molina, Paco la Luz, Manuel Cagancho y Curro Dulce en dos versiones. Con su voz y conocimientos, está como el buen vino: mientras más pasan los años, mejor canta. Dice muchísima verdad en su cante, pone todo lo que tiene en el escenario. Por malagueñas hizo estilos que se estilan y otros que apenas se escuchan. Estos fueron la media granaína-malagueña de Chacón, la Trini, Fosforito el Viejo, Fernando el de Triana. Remató por cantes abandolaos de Juan Breva y rondeñas. 

 

En las soleares apolás dejó entrever su profunda personalidad, con una voz flamenca de limón y miel, con mucho corazón y sentimiento. Los estilos de Silverio, Lorente, etc. se pudieron escuchar con su tremenda personalidad y transmisión. Para las mujeres, que no eran pocas, realizó sus Sevillanas del Pañuelo. Con estas hizo deleitarse al público femenino. Cante que no es pequeño, sino pequeño el que lo hace, y así lo demostró el Pele. Lo hizo gigante. Terminó por fandangos personales y de estilos personales. Estos fueron el Sevillano y el Pichichi, poniendo al público a puertas de salir a darse una pataíta.

 

El Niño Seve es un grandísimo tocaor, de dilata experiencia, desprende notas flamencas por donde recorre las cuerdas. Se adapta perfectamente al cante del maestro de Córdoba, que lleva muchos años llevándolo con él, porque lo entiende y porque sabe tocar, fino, elegante y de gran sentido musical. Para terminar, una fiestecita por tangos, como está mandado. La gente se acercó al escenario y bailó abajo. Esto recalca el buen nivel del festival de Mancha Real.

 

Hay que dar las gracias por estos festivales, que con buenos carteles hacen desplazarse a personas de toda la provincia. Además, el auditorio estaba lleno para ver una buena noche flamenca a pesar del calor sofocante. Pero el calor no puede con la afición de ver a buenos artistas y la genialidad del cantaor cordobés el Pele.

 

 

 

 

 

 

 

 

Texto y fotos:

José Ramón Checa Medina