Don Manuel Herrera Rodas, que nació en Casariche (Sevilla) el año 1937, y que nos dejó para siempre en 2020, fue un hombre de una dilatada vida entregada a Andalucía, muy especialmente al Arte Flamenco. Un especialista que escribió muchísimo. Entre sus obras está esta titulada Flamencos – Viaje a la generación perdida, publicada por Editorial Almuzara, que podemos considerar como su testamento, ya que la redactó poco tiempo antes de fallecer.

 

El libro contiene 558 páginas con fotografías y testimonios de 36 entrevistas a hombres y mujeres que sufrieron en sus propias carnes las consecuencias de una época que les tocó vivir, pero con el valor añadido de que nos dejaron su cante, la expresión de la pureza y la honradez atesoradas de generación en generación del cante, el toque, y el baile.

 

Manolo Herrera, con las entrevistas a estos irrepetibles personajes, creó un ambiente distendido para que en primera persona nos dejaran para la historia esta labor llevada a cabo desde 1982 hasta 1990. Entrevistas que de no haberlas realizado nuestro añorado amigo se hubieran perdido para siempre, por lo que no sabríamos del todo de dónde venimos y hacia donde irá el Flamenco en el futuro, después de estos años de incertidumbre. Su sabiduría, sus preferencias, y vicisitudes tenemos la suerte de encontrarlas en este genuino texto, que nos sorprende y nos causa admiración de los trabajos bien hechos.

 

Estos testimonios, primero sonoros y luego escritos, servirán para conocer el cómo y las maneras de muchos puntos en común en cuanto a una forma de vivir y expresar todas las corrientes pasadas. Pero vaya por delante la veracidad en lo mejor de su vida con mucha experiencia en todos los casos al calor de los momentos vividos alrededor de la fiesta, o de la reunión familiar.

 

 

«Estos testimonios, primero sonoros y luego escritos, servirán para conocer el cómo y las maneras de muchos puntos en común en cuanto a una forma de vivir y expresar todas las corrientes pasadas»

 

 

Por otra parte, este libro contribuye prestando una gran ayuda a la antropología y a la sociología, ya que pueden adentrarse para profundizar en el estudio de este Arte tan nuestro. Seres humanos que nos dejaron sus testimonios de una forma de sentir en lugares muy concretos, como Sevilla y su barrio de Triana, Alcalá, Lebrija, Utrera, Jerez y Los Puertos, Málaga y Córdoba, con Pepe Lora y María La Talegona como personajes significativos.

 

 

 

 

Lo malo y lo bueno de estos cantaores, guitarristas y bailaores y bailaoras unidos por un destino en común para alcanzar parte del origen del Flamenco a través de las grabaciones discográficas que podemos casi tocar con la mano la formación de este Arte en su discurrir a través de varios siglos.

 

En la apasionante lectura, se nos dan a conocer los relatos y quejas del desarraigo que sufrieron algunos de los protagonistas obligados a abandonar sus casas del barrio de Triana, y de Jerez, hecho que acabó con su forma de vivir, que se perdió para siempre.

 

Todas las entrevistas son muy interesantes, desde Tío Borrico de Jerez a Luis Maravillas, el guitarrista que tuvo la oportunidad de conocer y acompañar a los grandes del Cante de su tiempo. Sin duda, un libro para formarse una mejor idea de unos años cruciales para experimentar en nuevos caminos, unos acertados, otros no tanto.

 

Finalizo diciendo que todos merecen nuestro agradecimiento y respeto, pero me quedo con los que dice la Niña de la Puebla, María La Perrata o Curro Mairena. Vaya nuestro más emocionado recuerdo para todos los homenajeados en este recorrido por los cuatro puntos cardinales de donde nació el Arte Flamenco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio Nieto Del Viso