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Crónica del VIII Concurso de Cante Flamenco de Castro del Río

Los finalistas de esta edición fueron el morilense Raúl Alcántara el Troya acompañado por la guitarra de Juani Marín (tercer lugar), el ciudadrealeño Gregorio Moya con la guitarra de Joaquin Miguel Aranda (segundo puesto) y el lucentino Antonio José Nieto, que se alzaría con el primer premio tras una reñidísima final.


Corría el mes de febrero –concretamente el día 16– cuando la Peña Flamenca Castreña se engalanaba para dar comienzo a su VIII Concurso de Cante Flamenco Villa de Castro del Río, Córdoba, que a la postre se convertiría en el mas largo de la historia de esta Villa Cervantina. Domingo tras domingo y en sito lugar, participantes venidos de todos los puntos de Andalucía e incluso de fuera de ella –66 inscritos– se batían el cobre sobre un escenario que rezuma solera por sus cuatro esquinas, ya que los más grandes de lo jondo han dejado su impronta encima de sus tablas en un tiempo no muy lejano, haciéndonos vivir momentos extraordinarios e incluso lujuriosos, permítanme la expresión, a los aficionados a este arte.

Todo marchaba bien hasta la quinta fase prevista para el día 15 de marzo. Ahí comenzó el cambio, sumiendo a nuestro pequeño gran mundo en el caos y la oscuridad más absoluta. La muerte disfrazada de pandemia asolaba el planeta usando su guadaña sin miramientos. A diestra y siniestra, como digo, todo un caos. Cuatro meses de incertidumbre, desasosiego y sobre todo miedo, mucho miedo. La Cultura en general y el flamenco en particular también quedaban tocados por la Parca.

Pero estimado lector o lectora, tras las nubes negras regresó un sol brillante y la ilusión se apoderó de nosotros. Comenzaron a moverse las manecillas del reloj del compás, se engrasaron las cuerdas de las bajañís, se hacían gárgaras con agua sal, pues dicen que va muy bien para la voz, y se abrieron las puertas del Patio de Armas del Castillo de Castro del Río, gracias al Excmo Ayto y a su buena disposición, para albergar las fases que restaban hasta finalizar el concurso. Y si antes les hablaba de las bondades de las tablas del escenario de nuestra Peña Flamenca, los muros del Castillo no se quedan atrás. Miren, ese recinto se llenó en ocasiones con los ecos de voces tan flamencas como las de la Niña de la Puebla y su esposo Luquitas de Marchena, Juanito Valderrama, Manuel Vallejo, la castreña María Cordobés Quintana Niña de Castro o la mejor de las cantaoras de todos los tiempos, Pastora Pavón la Niña de los Peines (fuente Francisco Morales Basurte).

Así pues, retomamos la quinta fase, que fuera suspendida y una tras otra, hasta completar las once previstas, pudieron celebrarse en ese rincón incomparable del castreño barrio de la Villa.

 

«Aires de Cadiz, lamentos mineros, soleás, seguiriyas, tonás, serranas, tientos, tangos, bulerías, malagueñas, la caña, el polo y hasta marianas han inundado las calles de Castro del Río, Córdoba»

 

Ahora bien, si usted piensa que esto ya estaba hecho (este que suscribe lo hizo), pues nada mas lejos de la realidad. Que si quieres arroz Catalina. El egoísmo y la inconsciencia de algunos obligaron a tomar medidas drásticas una vez más, y lo que tendría que haber sido una Gran Final a puertas abiertas cumpliendo, claro está, con todas las medidas de seguridad e higiene, se convirtió en una Gran Final a puerta cerrada y perdiéndose (entre otras cosas) el arropo indispensable que necesita un cantaor cuando se sube encima de un escenario.

Pero bueno, ante los problemas soluciones, y estas vinieron de la mano de la empresa local Telecastro, que no dudó un momento en prestarnos ayuda cuando solicitamos dar en directo por televisión y redes dicho acontecimiento. Todo un acierto, sinceramente.

Los finalistas de esta edición fueron el morilense Raúl Alcántara el Troya acompañado por la guitarra de Juani Marín (tercer lugar), el ciudadrealeño Gregorio Moya con la guitarra de Joaquin Miguel Aranda (segundo puesto) y el lucentino Antonio José Nieto, que se alzaría con el primer premio tras una reñidísima final y al que acompañó la guitarra oficial del concurso, el cordobés afincado en Castro del Río Pepe Roldán.

El accesit Fandangos de Lucena recayó en el malagueño Jose García El Petro y el Premio especial Niña de Castro que se otorga al cantaor o cantaora que no haya accedido a la final y cuya edad esté comprendida entre los 15 y 20 años fue compartido por la cordobesa Alba Salinas y la onubense, concretamente de Trigueros, Lucía Beltrán, que fue acompañada al toque por Antonio del Carmen.

A modo de despedida les diré que, por lo anteriormente expuesto, este concurso se quedará en nuestro recuerdo no solo por las fatigas pasadas, que eso a fin de cuentas viene en el lote cuando quieres organizar algo, sino por la calidad y entrega de los participantes, 5 de los 66 inscritos que todavía habrá alguien que diga que es una barbaridad, pero mire usted, en esta casa no se le cierran las puertas a nadie y creemos que todos merecen una oportunidad.

Aires de Cadiz, lamentos mineros, soleás, seguiriyas, tonás, serranas, tientos, tangos, bulerías, malagueñas, la caña, el polo y hasta marianas han inundado las calles de Castro durante este periplo de concurso y nos sentimos orgullosos de la determinación de esta Peña Flamenca en seguir adelante por el bien de nuestro flamenco y luchando contra vientos, mareas y pandemias.

Querida lectora y estimado lector, queden con Dios y por favor, difundan la palabra del flamenco. Gracias.

Ate, Julio Frutos Porcel Arrabal – RRPP de la Peña Flamenca Castreña.

 


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