El flamenco brota de la propia Andalucía
Blas Infante, padre de la patria andaluza, supo verlo entre 1919 y 1933, cuando escribió su libro 'Orígenes de lo Flamenco y Secretos del Cante Jondo', reeditado ahora por la Editorial Almuzara.
Para la Editorial Almuzara es un honor reeditar este interesante libro que entre 1919 y 1933 escribió Blas Infante. Por lo que estamos ante un homenaje a una figura que supo vislumbrar que el origen del Flamenco brota de la propia Andalucía, según palabras del director y editor Manuel Pimentel que refleja en los inicios de su lectura. Esta materia ocupa casi todos los capítulos en torno a encontrar los orígenes del Flamenco, amén de conocer otras cuestiones relacionadas con Andalucía, a la que Blas Infante quiso con toda su alma.
Comenzamos esta reseña en la página 31, donde se nos dice que «desde la primera mitad del siglo XIX, los escritores y musicólogos de aquel tiempo venían considerando el organismo estético denominado Flamenco. Aquí, nos damos cuenta de que el notario don Blas estudió muchísimo y se preocupó por las artes de Andalucía desde un punto de vista filosófico basado a través del tiempo. Por lo que estamos ante preclaro intelectual que se ocupó en el estudio de nuestro Arte como forma de expresión de una amalgama de sentimientos mediante el encadenamiento de las culturas que por aquí han pasado con sus correspondientes expresiones folklóricas, de las que podemos tener constancia en el tiempo que le tocó vivir entre 1885, que fue cuando nació en la localidad malagueña de Casares, hasta su muerte en el kilómetro cuatro de la carretera de Carmona el 11 de agosto de 1936».
«Solo hacia 1850 la palabra Flamenco se generaliza. Antes de esa fecha tuvo un empleo más particular para un grupo formado por andaluces y gitanos, como demuestra el hecho de que en los primeros tiempos de aparición de los flamencos se acentuaba más para la integración del significado Flamenco = gitano y andaluz»
Nunca reconoceremos lo suficiente a nuestros predecesores que nos dejaran este legado, y un camino a seguir para conocer mejor nuestro pasado. Nosotros tenemos la obligación de continuar como notarios de lo que vivimos, vivido, aprendido, experimentado y disfrutado con el Flamenco para que las siguientes generaciones lo continúen.
Blas Infante, con su amor a esta tierra, la misma que recorrió buscando las raíces, incluso al otro lado el Mediterráneo para encontrar lo que los folkloristas todos, y especialmente Antonio Machado y Álvarez, conocido como Demófilo y Schuder en 1881 y 1882 respectivamente, se acercaron al tema con la finalidad de describir y analizar sus objetivos, diciendo: «La estructura literaria de las coplas, el contenido demosófico o etológico y las modalidades sintácticas y prosódicas. A lo que le agregamos su visión adelantada de su tiempo para captar toda la riqueza de la tradición oral de Andalucia. Un visionario que se preocupó por este tesoro etnológico del terruño».
Orígenes de lo Flamenco y Secretos del Cante Jondo
Escrito por Blas Infante Pérez
Editorial Almuzara
I.S.B.N: 978-84-11310-31-4
Depósito Legal: CO-463-2022
A mi juicio, el núcleo de este histórico texto figura en la página 43 y siguientes, donde se nos comenta que solo hacia 1850 la palabra Flamenco se hace general, y que antes de esa fecha tuvo un empleo más particular para un grupo formado por andaluces y gitanos, que lo demuestra el hecho de que en los primeros tiempos de aparición de los flamencos se acentuaba más para la integración del significado Flamenco = gitano y andaluz, puesto que estaba reservado a este término entre los individuos pertenecientes a aquel grupo. Para más adelante exponer que la palabra andaluza tiene que ser diferente de este nombre universal del devenir filológico sin relación alguna que implica la formación.
Puede resultar curioso, pero nuestro autor, como buen conocedor de la filosofía, se acercó al pensamiento de Platón en la página 64, y nos recuerda que «los nombres no corresponden a los objetos por naturaleza y, por tanto, el lenguaje nos describe la ciencia de las cosas, frente a la creencia ingenua de que el nombre se tiene también la representación exacta de las cosas.
La curiosa lectura, el estudio, y lo aprendido finaliza con la página 186, donde se reproduce la firma autobiográfica de Blas Infante, hombre del que dice en un tercio por granaína José Menese: «Bendita sea su memoria».
Antonio Nieto Del Viso
Diego Carrasco 2 octubre, 2022
Soy un gitano agrafo, y como agrafo no sé nada de cante flamenco, aunque mi dinastía Lebrijana sea, de Paco la Luz, del Lebrijano Viejo, Tío José de Paula, Juanichi el Manijero o La Rumbilla, todos ellos nacido en el siglo XIX…, Eso sí cuando el Flamenco aún no había nacido…lo diga quién lo diga, desde el mismo Serafín Estébanez Calderón (el Solitario) que lo llamo en el año 1845 ( música extraña que venía de la Baja Andalucía, hasta Demofilo que no sabía si era cantes Gitano Andaluz….no soy quien para decir quién estaba en lo correcto, veo solo cómo está lo que llaman flamenco hoy y veo el espectáculo de la Bienal de Flamenco y me hecho a temblar, y me preguntó…si este es el flamenco de la UNESCO hoy ¿Que era el del 2025?
Maria Elisa Jansen 11 octubre, 2022
Cuidado con Blas Infante, cuyos motivos tenían carácter político: se inventó la pseudo-etimología ‘felah mengu’ (campesino huyendo) para mostrar el origen moro del flamenco. Para él el flamenco era una prueba más del carácter especial de Andalucía, que por eso en su visión se merecía más independencia. Aplaudo que se haya reeditado este libro, muy importante en la historia de la flamencología, pero muchas de sus afirmaciones ya han sido rebatido por los investigadores de las últimas décadas.