Consecuencias no intencionadas: cómo el acompañamiento contemporáneo está cambiando el flamenco
Este tema, que puede parecer de limitado interés, está alterando el flamenco en sus raíces en estos tiempos cuando la "pureza" está defendida o ridiculizada, dependiendo del gusto personal de cada uno.
Hacia el final de su vida, el gran (y subestimado) guitarrista granadino Juan Maya ‘Marote’ (1936-2002) se quejaba en conversaciones privadas de que no podía tocar adecuadamente para los jóvenes cantaores actuales debido a cómo se han cambiado las formas tradicionales que él había acompañado toda su vida. Decía que en las grabaciones o actuaciones más recientes, a veces tenía la sensación de que el guitarrista estaba guiando al cantaor, o que la voz es simplemente un instrumento de respaldo. Esto está cambiando a su vez el paisaje del cante flamenco. No es necesariamente algo malo, pero tampoco debe ser tomado a la ligera.
La colocación de los dedos para configurar las armonías proporciona un sonido particular, un color, pero no debería modificar la intención melódica del cantaor. Una novedosa posición de los dedos (cada acorde tiene una variedad de opciones viables), normalmente no importaría excepto en la sensación o ambiente creado. Considera el cambio de color de siguiriyas cuando se tocan en Mi (por arriba), y siempre salta algún sabiondo diciendo que son serranas (serán serranas cuando se cantan por serranas). Las posiciones alternativas no siempre funcionan bien y pueden hacer que tu cantaor o cantaora no esté a gusto si su oído está acostumbrado a un determinado color tonal.
Normalmente, el cantaor se apega a su interpretación habitual, pero los acordes novedosos pueden conducir a alternativas vocales, con el resultado de que una vez que un cante se altere de cierta manera, los nuevos acordes se vuelven obligatorios, el dilema aludido por Marote. Se podría argumentar que esto forma parte del proceso normal de la evolución natural, pero no todos estarán de acuerdo.
«En el mejor de los casos, los jóvenes guitarristas expresan admiración por los intérpretes anteriores, pero no les pidas que toquen así si emplean las complejas armonías que Paco de Lucía llevó a la mesa»
La nueva generación de guitarristas ha seguido el camino abierto por Paco, conduciendo a un universo lleno de posibilidades. Ha habido cierta pérdida de protagonismo del cante, que era el elemento principal, mientras que ahora a menudo manda la guitarra. Algunos espectáculos anunciados como flamenco en los últimos años han utilizado poco cante o ninguno, y una vez hayas cruzado al camino del flamenco sin cante, es difícil volver atrás. En el mejor de los casos, los jóvenes guitarristas expresan admiración por los intérpretes anteriores, pero no les pidas que toquen así si emplean las complejas armonías que Paco llevó a la mesa. La armonía contemporánea y el sonido a jazz asociado no siempre complementan la personalidad del flamenco. Luego, tenemos al maestro Manuel Morao en una entrevista diciendo que no podía entender el lenguaje que utilizan los guitarristas de hoy en día, que le suena a chino.
La guitarra es un instrumento extremadamente versátil. En un espacio muy reducido (seis cuerdas y hasta seis, quizás siete trastes o posiciones viables), se crea un registro expresivo muy amplio. Puede ser que cuanto más sencillo el acompañamiento musical, mayor libertad tiene el cantaor. ¿Cuántos acordes son necesarios para acompañar siguiriyas? Siendo cante modal, puedes arreglártelas con dos o tres si te lo propones. ¿Cuántos son necesarios para acompañar fandangos? Diría que al menos 6. Sin embargo, en términos generales, la siguiriya ofrece mayores posibilidades expresivas que la rama del fandango. Esto sugiere que una mayor complejidad musical puede ser susceptible de producir «música de ascensor», la interpretación estéril de música despojada de intensidad que proporciona ambiente de un nivel superficial.
Imagen superior: portada de grabación ‘Paco de Lucía la busqueda’.