Diez años sin Bernarda de Utrera
El 28 de octubre se cumple el 10º aniversario de su muerte. Una época terminó con la pérdida de Bernarda de Utrera, tal como ocurrió con la de su hermana Fernanda tres años antes. Quedan tan pocos cantaores tradicionales
El 7 de mayo de 2005 estuve en Utrera y vi llorar a Bernarda cuando tocó el monumento a ella y a su querida hermana. Fernanda, enferma, no pudo asistir a la ceremonia de inauguración. Pocos años después, habían desaparecido ambas cantaoras.
Bernarda Jiménez Peña, Bernarda de Utrera (1927-2009) falleció hace diez años, que se cumplen el 28 de octubre. Repasando algunos artículos que escribí en su día, me doy cuenta de la magnitud de esta pérdida. Quedan tan pocos cantaores tradicionales. Cada vez que uno desaparece, la frase obligatoria es: el final de una época. Y es cierto. Una época terminó con la pérdida de Bernarda, tal como ocurrió con la de su hermana Fernanda tres años antes. Y como lo hizo cuando perdimos a Agujetas, Manuel Moneo, Lebrijano, Fernando Terremoto, Chocolate, Chano, Torta, Perrate, Paquera… y tantos otros que de pronto no estaban allí, quedando solamente representaciones digitales, sombras tristes de sus enormes personalidades artísticas.
Aquella tarde, en la inauguración del monumento, hablé con la popular cantante de copla Gracia Montes, que dijo: «Bernarda en lo suyo ha sido única. No habrá otra como ella. Se te ponen los vellos de punta. Cante grande como lo que ya no hay hoy».
«De pronto esa voz parece estar arrancándote la piel, y allí te quedas, contemplando el incomprensible ciclo humano de vida y muerte, amor y desamor»
Artísticamente ubicada en el eje flamenco con sabor inconfundible del interior que es Utrera-Lebrija, y a diferencia de lo que piensa mucha gente, Bernarda de Utrera fue cantaora larga que dominaba un repertorio absolutamente clásico. Pero sin duda alguna hacía milagros con el cuplé por bulerías. En lugar de diluirse la intensidad, como tan a menudo ocurre cuando otros cantaores se alejan de la bulería corta para interpretar algún cuplé, Bernarda lograba aumentar la carga emocional con su decir lleno de misterio, y angustia apenas contenida.
Una de las grabaciones de cuplé más grandes de todos los tiempos es su versión de la canción de Roberto Ledesma, Con mi corazón te espero. El genio de Bernarda transforma un bolero edulcorado (sin ánimo de ofender) en una pieza que te cruje los huesos. Estás allí tan tranquilo, inocentemente escuchando la música, cuando de pronto esa voz parece estar arrancándote la piel, y allí te quedas, contemplando el incomprensible ciclo humano de vida y muerte, amor y desamor. Y pensabas que el cuplé era una frivolidad.
Bien. Confieso que soy adicta a las bulerías. Pero ¿quién es capaz de no dejarse llevar por este cante de Bernarda de Utrera?
Se crio en la legendaria Calle Nueva, donde se paliaba la miseria con el cante, cuando ambas cosas abundaban. Reuniones informales y señoritos eran el día a día de los artistas flamencos en la posguerra. Una arrolladora personalidad ya se hizo patente cuando Bernarda intervino cantando por soleá en 1952 en la película Duende y Misterio del Flamenco.
Cuando había que despedirse definitivamente de Bernarda de Utrera, el guitarrista Antonio Moya, que la acompañó en su última grabación, comentó: «Una cantaora completa, pero nunca le gustó el artisteo, ella vivía para el cante. La mañana después de mi boda la encontré cantando en la calle con dos gitanos de Francia, amigos míos».
En 1964 Bernarda viaja a Nueva York para cantar a la gran Manuela Vargas en la Feria Mundial, interviniendo con la bailaora en uno de los primeros y más importantes discos de baile flamenco, con un elenco de primeras figuras de aquellos años, entre ellas Beni de Cádiz y Naranjito de Triana en el cante, y las guitarras de Juan Habichuela, José Cala ‘El Poeta’ y Paco de Antequera.
«Se crio en la legendaria Calle Nueva, donde se paliaba la miseria con el cante, cuando ambas cosas abundaban. Reuniones informales y señoritos eran el día a día de los artistas flamencos en la posguerra»
La época de los grandes festivales arrancó con el de su pueblo, el Potaje Gitano de Utrera, y en 1968 Bernarda y Fernanda fueron homenajeadas en la duodécima edición del mismo. Bernarda participó en todos los grandes festivales, incluyendo la emblemática Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla, el Festival de Cante Jondo de Mairena del Alcor, la Caracolá de Lebrija o el Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera, entre muchos otros. Hubo también actuaciones diversas en la Bienal de Flamenco de Sevilla, y su histórica intervención en la antología Archivo del Cante Flamenco, además de la ya mítica serie televisiva Rito y Geografía del Cante.
Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez, Hija Predilecta de Utrera y de la Provincia de Sevilla, Medalla de Plata de Andalucía, Medalla del Mérito en el Trabajo, la de Oro de las Bellas Artes y muchos más que bien merecidos honores. Su grabación en solitario de 1999, Ahora, con la guitarra de Antonio Moya, da fe de sus largos conocimientos y repertorio, y de una vida entera entregada al cante.
Foto superior: Bernarda de Utrera / Archivo José Blas Vega
Paco Benitez Flamenco 26 octubre, 2019
Tengo un curriculum bastante extenso hasta con títulos de periodismo en mis años mozos, pero no veo la necesidad de manifestar para decir quien es, o quienes fueron esos/as cantaores o cantaoras cuando sabemos casi todos los buenos aficionados quiénes son unos y otros. He escrito en este vuestro gran espacio, el cual tanto me gusta como ExpoFlamenco varias veces y nunca he recibido el mayor halago de ni un hola. En mi haber rezan muchos premios, nunca he mencionado ni uno de ellos. De todas formas la exposición que algun@s dan al flamenco es mas bien de protagonismo y eso a mí no me agrada en ninguna de las formas. Pido disculpa por si estas palabras mías ofenden o molestan al alguien, pero tan solo me manifiesto con lo que siente mi ser y mi forma de pensar. Gracias.