Remedios pa’ to’ los males
Dentro de la nueva normalidad, asistí en Guadalcacín (Cádiz) a la noche de Remedios Amaya. Más que una cantaora, una flamenca, con personalidad expansiva y una sonrisa generosa que envía su mensaje flamenco hasta la última fila del espacio más amplio.
Poco a poco el flamenco respira jondo y retoma su camino. Acabo de asistir a mi primer espectáculo dentro de la nueva normalidad de distanciamiento social, mascarillas y lectura de temperatura corporal en la entrada. Pensé que estas medidas iban a enfriar el ambiente de este tipo de evento, pero pasamos una velada estupenda.
El Ayuntamiento de Guadalcacín, una pedanía de Jerez, este verano ha programado tres recitales de primer orden para el reducido patio del CEIP Tomasa Pinilla. El pasado viernes fue la noche de Remedios Amaya, y dos fechas más serán protagonizadas por El Granaíno y el Capullo de Jerez, una magnífica oportunidad de ver a artistas de este nivel en lo que es un entorno casi íntimo, y al módico precio de 8 euros. Hemos contado 133 sillas de plástico dispuestas en pequeños grupos, con algo más de la mitad ocupadas. La gente es reacia a asistir a los eventos en grupo.
Hace un par de años, en una red social de aficionados serios, hubo una encuesta informal para identificar a los diez principales cantaores de nuestro tiempo. Fue una experiencia interesante. La mayor sorpresa fue que casi cada lista no solo incluía a Remedios Amaya, sino que su nombre ocupaba una posición entre los primeros.
Más sorprendente todavía fue mi propia sorpresa. ¿Por qué no tuve en cuenta siquiera la carismática dama, poseedora de una de las voces más flamencas de la actualidad y durante tantos años? Más que una cantaora, una flamenca, con personalidad expansiva y una sonrisa generosa que envía su mensaje flamenco hasta la última fila del espacio más amplio. Supongo que la veía más cercana a la música popular, pero no es un retrato completo de Remedios Amaya.
«Nacida en Triana en una familia con raíces extremeñas, Remedios Amaya reúne perfectamente las piezas para construir su propia personalidad canastera, que le sirvió para abrir por soleá a su manera»
Después de unos problemas de salud, nuestra cantaora trianera urbana de sabor extremeño, figura de culto, ha pasado por diversos “regresos”, incluyendo una inolvidable actuación en la Bienal de Sevilla cuando empapó el patio del Hotel Triana de su poder comunicativo y aire de diosa racial.
Al comienzo del camaronismo, durante un tiempo, la Susi (Encarnación Amador, cantaora, de la numerosa saga de los Amador) fue considerada la Camarona, es decir, la versión en mujer del joven de San Fernando. Pero pronto tuvo que compartir ese honor con Remedios Amaya. Después de unos años de actividad desigual, una colaboración discográfica con Vicente Amigo en 1997 preparó el camino para que los guitarristas emplearan cante para apoyar sus propias grabaciones de “solista”. Hace décadas, Sabicas hizo algo similar con Enrique Montoya, pero eso fue para el mercado estadounidense donde no había afición al cante.
Remedios llegó a Guadalcacín con un grupo pequeño pero eficaz que incluía su hermana Carmen, su hija Samara, el cajón de Isidro Suárez y el admirable guitarrista El Perla, al quien hemos visto tantas veces con Farruquito.
Nacida en Triana en una familia con raíces extremeñas, Remedios reúne las piezas perfectamente para construir su propia personalidad canastera, que le sirvió para abrir por soleá a su manera. Siempre da gusto ver cómo las formas clásicas del flamenco se adaptan tan bien a la perspectiva y línea artística de cada individuo, sin perder el sabor. Taranto fue prologado con un mini discurso reivindicativo: «Señores, ¡tenemos que luchar para defender el flamenco!». Una referencia a la dolorosa desaparición de los tablaos, festivales y peñas que estamos viendo día a día.
Jaleo extremeño con su popular “camino la feria Zafra”, fue seguido de Canastera, la creación de Camarón y Paco grabada en 1972, hace casi 50 años y todavía sonando bien. Un año después de aquella grabación, en la serie televisiva Rito y geografía del cante, Remedios Amaya, con once años, nos deleitó a todos con su arrolladora personalidad flamenca.
Foto de Remedios Amaya: Estela Zatania