Noa Drezner: «El flamenco tiene un poder especial que une a la gente»
De Tel Aviv a Cádiz. Dos orillas del mismo Mediterráneo. La israelí Noa Drezner presenta en Andalucia su disco de debut como guitarrista flamenca: 'El hilo rojo'. Una obra sincera y sin máscaras.
Dice que el flamenco es como una religión aparte. Que todos pueden identificarse con un sentimiento, una pena, una alegría. Que el arte flamenco tiene raíces en tantas fuentes que su árbol es la paz misma. Lo expresa a viva voz una mujer de Israel. Una guitarrista flamenca. Una artista. Se llama Noa Drezner y tiene una colección de piezas flamencas, El hilo rojo, con la que recorrer el sur de España. Ya conoce esta tierra. De los ocho años que vivió en Jerez sacó en claro el elegante rasgueo de la guitarra de madera y aire y la pronunciación de la che. «Llegué a Andalucía por otros motivos y al final me encontré con mi destino. Nunca he dejado de hacer lo que realmente quiero por ser extranjera o mujer».
– Mujer, israelí, guitarrista flamenca. Tremenda combinación, rediós.
– La vida no para de sorprender. Hace poco alguien me dijo algo que me encantó: “Los andaluces nacemos donde queremos, tú eres andaluza”. Pues nacida en Israel, renacida en Andalucía, siento que soy de las dos tierras y es un verdadero placer que me adopte una provincia como Cádiz. Creo que siempre buscaba maneras artísticas de expresarme. Desde que me acuerdo me fascinaba la música. Empecé a tocar con nueve años el piano y luego la guitarra. Algunos dirán que es casualidad, pero he llegado a España por otros motivos y al final me encontré con mi destino. Nunca he dejado de hacer lo que realmente quiero por ser extranjera o mujer. Tampoco me han querido parar, todo al contrario. Me siento muy afortunada por esa trayectoria mía. He vivido unas experiencias increíbles y estoy esperando a las que aún quedan por venir.
– Le habrán dicho muchas veces que tiene acento andaluz. Pero tela marinera.
– Verdad. Es el resultado de haber vivido en Jerez de la Frontera durante ocho años. Le hace mucha gracia a quien me escucha y a mí me encanta el andaluz. Cuando llegué a España todavía no tocaba flamenco ni pasaba mucho por Andalucía y los amigos que primero conocí eran argentinos. Aprendí hablar con ellos y tuve un acento muy argentino al principio. ¡Ahora me cuesta imitarlo!
– ¿Qué tiene el flamenco para que un ciudadano de Israel dé un golpe de timón y se vaya a vivir a Jerez?
– La primera vez que escuché flamenco conscientemente fue en Granada. Viví allí un tiempo y como guitarrista me quedé muy impresionada con el toque. Pensé que al menos tenía que probar y tomar unas clases de guitarra. No sé que fue lo que me impactó tanto, pero ya llevaba por lo menos doce años tocando la guitarra y nunca he podido sentir una emoción como esa. Era como empezar de nuevo a conocer el instrumento. Un año después ya estaba en Jerez en mi cuartito todo el día estudiando. Fue un descubrimiento. En mi primer día en Jerez me invitaron a una zambomba. Llegué al bar a las 5 de la tarde y me recogí el día siguiente a las 11 de la mañana. No paraban de tocar y cantar. Por allí pasaban los mejores artistas de Jerez. Así es Jerez y hay que vivirlo para entenderlo. Para mí era el sitio perfecto para estudiar y ensayar, escuchar mucho flamenco en vivo, conocer artistas. Y cuando llegara el momento, que me conocieran a mí.
«Cádiz y Tel Aviv comparten la misma agua de mar. Hay cosas parecidas: la cercanía de la gente, el humor, la calor… La mayor diferencia es el terrible estrés de aquí comparado con el tranquilismo gaditano»
– Presente en sociedad su álbum El hilo rojo.
– El hilo rojo es mi primer álbum. Llevábamos mucho tiempo esperándolo. Es el testimonio en formato musical de ocho obras originales, compuestas y escritas por mí. Ha sido un regalo para mi alma poder grabarlo y producirlo junto a los artistas y personas que me acompañaban. Lo he hecho de manera independiente y con mi más profundo amor. La música es una investigación de los ritmos y los ambientes del flamenco, respetando el sonido y la tradición, pero con mis ideas guitarrísticas propias que a veces tiran a otros mundos musicales que también forman parte de mi expresión musical. En las seguiriyas Calle Campana he grabado sitar (que toco yo), violín (David Moreira) y tabla hindú (Dani Gallego), así que tiene un sabor asiático. Y en otro tema, Yala, colabora Antonio Lizana con el saxofón, junto al bajo y la batería. Este tema suena más a jazz. En el disco hay momentos muy flamencos y otros en los que viajamos a nuevos destinos, pero siempre nos quedamos por la zona. El primer single del álbum, El último momento, que se subió a Youtube ya en 2016, se acerca a un millón de visitas. Era un punto de arranque. Mucha gente lo ha compartido y me ha conocido por este single. Me empezaron a preguntar por el disco. El segundo single, Mar de penas (bulerías), lo empecé a grabar en Israel pero lo terminé en San Fernando (Cádiz), con Faluky Torres, un amigo y un gran artista, toca el bajo y las percusiones en el disco y lo ha producido conmigo. Junto a él y a Antonio Carrillo, terminé de producir los otros seis temas que faltaban en el último otoño. Ha sido sin duda el mejor proyecto de mi vida hasta ahora. Un esfuerzo ilimitado, pero he logrado hacer un álbum del que me siento orgullosa. Está disponible en todas la plataformas de streaming y hay una edición muy limitada de cedés que se pueden conseguir a través de mi página web oficial.
– ¿Y qué dicen de ese hilo colorao los flamencos? Los flamencos flamencos, digo.
– Por ahora estoy recibiendo muy buenos comentarios. Y de algunas personas que no esperaba. He quedado muy emocionada con las palabras y las felicitaciones de algunos flamencos flamencos. También de mis maestros. Y de mis alumnos, mis colegas, gente que me conoce desde hace muchos años y me vio luchar con las primeras falsetas. Todos me mandan fotos con el disco o vídeos escuchándolo en el coche y me muero de alegría. Es una bendición mi gente.
– ¿Y qué le dice su gente de allí? Los que la conocieron interpretando rock o lo que fuera.
– Mi gente de aquí está encantada con el flamenco, o al menos les despierta curiosidad. Y si no les gusta el flamenco tradicional, lo que yo toco es más comunicativo para ellos. Vienen porque les gusta la guitarra. A veces toco en festivales de jazz o músicas del mundo con otros músicos y descubren que les gusta el flamenco. Mucha gente aquí en Israel aún no sabe muy bien qué es flamenco. Estoy cambiando eso. Mi gente cercana me apoya mucho y me ayuda para hacer lo que hago, que a veces no es fácil. Antes tocaba rock y más cosas, pero no lo he hecho mucho en público. Empecé mi camino como guitarrista profesional con la guitarra flamenca. A veces echo de menos coger una eléctrica y hacer mucho ruido, pero mi verdad es la de madera y aire.
– Usted reconoce que su historia es un poco rara.
– Y aún me quedan más historias raras por contar. La vida es muy corta y no hay tiempo para aburrirse.
Gira Noa Drezner en Andalucía
7 sep | Mamaines, Chiclana
11 sep | TBO, Sevilla
12 sep | Damajuana, Jerez
13 sep | McCartney Bar, Algeciras
14 sep | Venta Vargas, San Fernando
15 sep | Cortelazor la Real, Huelva
– ¿Qué hay entre Tel Aviv y Cádiz? Además de kilómetros, me refiero.
– Son dos lados del mismo Mediterráneo. Compartimos la misma agua del mar. Hay cosas parecidas, como la cercanía de la gente, el humor, la calor… Yo me sentí muy en casa en Cádiz, no era un cambio dramático de mi ambiente habitual. En Tel Aviv también hay mucha música, la playa, y el casco antiguo –Jaffa– recuerda mucho a Cádiz. De hecho, mi último videoclip –El hilo rojo– lo hemos rodado allí y tiene mucha pinta de Andalucía. Hemos podido engañar un poco con las imágenes. La mayor diferencia, creo, es el terrible estrés que tenemos en Tel Aviv comparado con el tranquilismo gaditano. Tel Aviv es el centro de Israel y es una ciudad que no para nunca. Aquí hay de todo menos tranquilidad.
– ¿Cómo fue eso de tocar en Osuna delante de Diego del Morao?
– Un momentazo de estos que no se me van a olvidar en la vida. Me invitaron a tocar en el festival de la guitarra, el organizador me llamó para decirme que seríamos cinco guitarristas. De flamenco éramos Diego del Morao y yo. No me lo pude creer, era una gran noticia. Diego es sin duda uno de los guitarristas que más me influyen. No me canso de escucharlo, aprecio un montón su trabajo. Desde que supe la noticia hasta el mismo día del concierto no podía pensar en otra cosa. Muchas horas y días de ensayar, repasar y digerir la idea de que iba a compartir cartel con mi ídolo. En los camerinos me dijo que estaba muy contento de verme en el cartel y me deseaba mucha suerte. Le conté que llevaba tres meses nerviosa por culpa de ese cartel y que esperaba poder tocar sabiendo que él estaba ahí. Se reía y me dijo que él se ponía nervioso cada vez que tenía que tocar. No sé si me lo dijo pa’ que estuviera tranquila, pero ayudaba saberlo. Que no solo yo me pongo así. Recuerdo que lo vi desde el escenario, sentado con el Pepe (del Morao) y Ané Carrasco, y no me quedaba otra que tocar lo mejor que pudiera. Cuando terminé me estaban esperando en las escaleras, aplaudían y me felicitaban. Son grandes artistas y más grandes personas. Me hicieron sentir muy cómoda, nada más que buena energía y apoyo. Y al Diego le gustaba mi soleá. Al final de la noche tocaron ellos y fue uno de los mejores conciertos que he visto del Diego. El festival en general se mueve por puro amor a la música y las buenas intenciones. ¡Lo recomiendo!
– Además de esos dedos técnicos y virtuosos en el manejo de la guitarra flamenca, ¿cuando está de fiesta se atreve a dar una pataíta por bulerías o a cantar con quejío? El acento ya lo tiene, insisto.
– Es más fácil que me cante una letrita a que me eche una pataíta. Pero sí, soy capaz hacer los dos cosas. En un cierto ambiente, por supuesto. El cante es mi mayor afición. Me canto y me acompaño para inspirarme, o cuando compongo las letras para mis temas. El cante flamenco es una fuente de inspiración muy llena. Escucho más a cantaores que a guitarristas para aprender. Con el baile disfruté mucho cuando llegué a Jerez. Iba a las clases de bulería con Ana María López para defenderme en las juergas y en un posible fin de fiesta. Otra maestra del baile flamenco que me dedicó su tiempo es la Gema Moneo. Su padre, El Guardia, fue mi maestro de guitarra. Gema me daba unas clases privadas de lujo. Es que es la más flamenca que conozco, creo que he quedado con mucho soniquete de sus tacones.
«Los artistas son los que pueden abrir puertas y llegar donde no llegan los políticos: a los corazones. Hay que ponerle límites a los políticos, no a los artistas»
– ¿Gusta el flamenco en Israel? Dígame la verdad.
– Al público israelí le encanta el flamenco. No es tan popular como otros estilos, pero hay mucha gente que escucha flamenco. A los que no hablan español les cuesta disfrutar de las letras, pero se quedan encantados con las melodías y los ritmos. Y si lo ven en vivo les impresiona la dinámica del grupo. En los últimos diez años se nota que en todos los festivales principales programan espectáculos flamencos. Muchos son de baile, porque es lo más conocido del flamenco. Pero aquí he visto a Paco de Lucía, Vicente amigo, Tomatito, José Mercé, Miguel Poveda, etc. Y del baile creo que todos los significantes han venido varias veces. Los Farrucos vienen mucho. Mis espectáculos normalmente no llevan baile y es muy curioso ver cómo reacciona el público israelí cuando se encuentra con un espectáculo flamenco instrumental. Se quedan impresionados. El sonido y el ambiente son muy específicos y transmiten una frecuencia intensa y casi inesperada. Creo que el público aprecia la intimidad y la sinceridad que se ofrece, sin ordenadores ni efectos especiales, sin máscaras.
– ¿De verdad hay por ahí quien le mira mal por ser de donde es?
– Es una tema delicado. A mí personalmente me pasó muy pocas veces, y menos en Andalucía, pero no es que no exista. En mi opinión, cancelar la participación de un artista porque viene de un país u otro no favorece a nadie ni mejora la situación de nadie. Es que no ayuda a solucionar el conflicto, y pierden todos. Los artistas precisamente son los que pueden abrir puertas y llegar a donde no llegan los políticos: a los corazones. Hay que ponerle límites a los políticos, no a los artistas.
– ¿Hasta dónde avanzar en el toque flamenco? Porque, como sabrá, el techo está más allá de la Via Lactea.
– El toque no tiene fin, como bien ha dicho. Así que hay que seguir desarrollando y aprendiendo sin parar. A nivel profesional, estoy planeando llegar a muchos sitios del mundo con la guitarra y con mi música. El viaje acaba de empezar y tengo la maleta hecha. Después de la gira de presentación del disco por España, tengo previstos conciertos por Hong Kong, Francia, Italia… Y espero este año empezar a componer el segundo álbum.
– Por cierto, se llama usted como otra gran mujer israelí con voz deslumbrante y mensaje de paz. ¿El flamenco es también un puente de paz?
– El flamenco tiene un poder especial que une a la gente. Es como una religión aparte, donde todos podemos identificarnos con un sentimiento, una pena, una alegría… El flamenco ofrece un conjunto en el que cada uno puede dedicarse a lo que hace mejor y compartir esa pasión con otros sin necesidad de hablar o preparar. El flamenco tiene raíces en tantas fuentes que su árbol es la paz misma.
ROLANDO 5 septiembre, 2019
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ROLANDO 5 septiembre, 2019
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