«Supongo que se refiere a mí como una señora cantaora porque ya no soy una niña. Y además, porque defiendo un legado clásico en los cantes de Málaga y otros territorios flamencos. Intento aportar algo, con máximo respeto». Así comenzamos nuestra charla audiovisual con la cantaora Antonia Contreras en una calurosa mañana de verano en Sevilla. Allá, en el escenario de la Peña Cultural Flamenca Torres Macarena, sin público, le recordamos las palabras de Manuel Bohórquez –director de Expoflamenco– hacia ella en el presente portal. «Es posible que el cante clásico no esté de moda. Pero no se va a perder nunca. Sí es cierto que los que defendemos ese legado somos minoría, no somos artistas mediáticos». ¿Demasiada innovación? «Yo aprendo de todos. Estoy a favor de innovar, hacer cosas que sumen al flamenco, pero sin apartarse del flamenco jondo. Ese rumbo nunca hay que perderlo».

 

Esos sabores de Málaga, los olores a jazmín, no faltan en su repertorio. Tampoco en su último trabajo discográfico, Singular femenino. «En el flamenco apenas había nada de mujeres poetas. Presenté una propuesta a la Bienal de Málaga y se convirtió en un disco». Cuenta que, junto a su compañero Juan Ramón Caro, guitarrista y productor, se complicó la vida a la hora de musicar los poemas de Sor Juana Inés De la Cruz, María Elena Walsh, Dulce María Loynaz, María Rosa Gálvez de Cabrera, Rosalía De Castro, Carmen Conde, Ernestina de Champourcín o Gabriela Mistral. El resultado es realmente bello, estremecedor. «Estas mujeres no escribieron esos versos para ser cantados. Pero yo, como cantaora inquieta que soy, quiero sacar adelante trabajos distintos, originales, singulares, como este». ¿Un disco feminista? «Hay quien lo piensa. No, yo no voy con las modas. Por supuesto que defiendo los derechos de la mujer. Yo en ocasiones también me he sentido invisible», dice. Y en el libreto, unas palabras sugerentes: «Gracias a las grandes poetas que amaron la vida y llenaron con sus versos las nuestras».

 

 

«Es posible que el cante clásico no esté de moda, pero no se va a perder nunca»

 

 

Nos detenemos con Antonia Contreras en aquel instante mágico del verano de 2016 en que se alza con la prestigiosa Lámpara minera del Concurso del Cante de las Minas. «Aquel fue un momento grandioso. Tengo el recuerdo de uno de los días más bonitos de mi vida. Yo no pensaba en absoluto que ganaría la lámpara. Solo iba con la ilusión de ganar el premio a los cantes de Málaga. Recuerdo que me llamaron para el último día de semifinales, me tocó cantar, hice mis seis cantes. En cada uno de ellos el público se levantaba. Yo sabía que iba a un concurso: podía ganar y podía no ganar. Pero lo que me importaba es lo que ocurrió la noche anterior, que todos los cantes los hice en su sitio y que el público me dio una respuesta maravillosa. Cuando me entregaron el premio abracé al público, porque fue quien me ayudó a conseguirlo».

 

Por lo demás, Antonia reivindica a los artistas de Málaga, que no encabezan festivales y eventos en la medida que merecen. Se muestra orgullosa por los logros conseguidos, por el camino recorrido, «aunque no voy a parar». Agradecida por la gente que le sigue y apoya cada día. Y desde Torres Macarena, donde ofreció un cálido recital el año pasado, reconoce su espinita por no poder presentarse al público sevillano en su deslumbrante Bienal. Por si alguien que mande o chanele –virtudes que no suelen cohabitar– quiere tomar nota.