«Su voz está hecha del agridulce de la marisma y el temple de los fragüeros de Triana. Se sabe todos los secretos del compás y lo mismo afina oyendo el bordonazo de una guitarra flamenca que el agudo sonido de un violín», escribió el maestro de la flamencología.

 

Recientemente asistíamos en la sede sevillana del Instituto Andaluz del Flamenco a la presentación del nuevo álbum de la cantaora Esperanza Fernández, Se prohíbe el cante (Air Music). Aquel día, la artista trianera incluso nos deleitó con la interpretación en directo de tres cortes del disco, un trabajo de exquisita producción, grabado en directo en nueve recitales que acogieron algunas de las peñas flamencas más señeras de Andalucía, y que cuenta con la colaboración de artistas como Marina Heredia, Arcángel, Rocío Márquez, José Valencia, Miguel Poveda, Tomatito, Jesús Méndez o de su propio padre, Curro Fernández. Un álbum que tendrá presentación oficial en su tierra, en concreto sobre el escenario del Cartuja Center el 19 de febrero, con invitados excepcionales a su vera. 

 

«El cante no se prohíbe. El cante sigue hacia delante y con mucha fuerza. Por suerte, ya no es una minoría. Es una gran mayoría. Y tenemos que estar muy orgullosos de nuestros mayores, que tanto pasaron y que nos dejaron abierto el camino para seguir adelante», nos comenta Esperanza.

 

 

«Me ha costado mucho trabajo estar donde estoy, ser la Esperanza Fernández que soy, y lo llevo con orgullo»

 

 

En esta entrevista audiovisual, grabada en el deslumbrante tablao sevillano Casa de la Memoria de Al-Andalus, Esperanza Fernández Vargas (Sevilla, 1966) reconoce que se encuentra en un estado de absoluta madurez tras treinta y cinco años de carrera. Fruto de ello es el álbum –y documental– Se prohíbe el cante, grabado «como antiguamente». Reivindica el compañerismo en el arte jondo, la enseñanza de este arte, el papel de las mujeres que abrieron las puertas –Carmen Amaya, Pastora Pavón, Fernanda y Bernarda…–, el cante antiguo y el protagonismo de las peñas flamencas, «escuelas que nos preparan para a los grandes escenarios». «He querido volver al origen, el lugar del que todos venimos», dice. Y en portada, en tonos rojos, la fuerza y la libertad de la mujer.

 

«El flamenco es del mundo, y suerte que sea así. Encontrarte fuera de España un teatro lleno es maravilloso. Eso es porque respetan lo que hacemos, porque les gusta. Y aunque no haya un ole a tiempo, los silencios también son importantes. ¿Que si siento más reconocimiento fuera que dentro? Me voy a mojar: sí».