Luis Peña, pura vida flamenca
El cantaor y bailaor sevillano Luis Peña charla con Manuel Bohórquez en exclusiva para Expoflamenco desde la Terraza Pura Vida, Hotel Los Seises Sevilla. «Cantar y bailar bien es muy difícil. Profesionales hay muchos, pero arte se ve muy poco», dice.
Nació en Barcelona hace 47 años, hijo de un almeriense y una linense, pero con sólo meses se afincó en la calle Parra de Sevilla, donde nació Juana Reina, la gran maestra de la copla. Luego vivió en el número 9 de la calle Divina Pastora, en el mismísimo barrio de la Feria, donde por cierto murió, en esa misma casa, el cantor jerezano Niño Gloria.
Luis Peña es un cantaor y bailaor de arte, con vivencias y una sensibilidad poco común por el ángel y el pellizco. Canta y baila como es, elegante y fino. Defiende a capa y espada una manera de cantar muy sevillana que lamentablemente va desapareciendo. Sus referencias son Paco Valdepeñas y Miguel Funi, aunque tiene cosas de Juan Montoya, Rafael el Negro y otros bailaores de su gusto. Pero no imita, tiene su sello, es fresco y natural, y Sevilla debería tenerlo más en cuenta.
Desciende de gitanos de Linares por parte de su madre. Y su padre, gaché, era muy buen aficionado. Su filosofía es cantar y bailar sólo cuando está a gusto y procura siempre que su arte guste por esencia y no por técnica. Me encantó esta charla con él en Pura Vida Terraza, la azotea del Hotel Los Seises Sevilla, en pleno casco antiguo, desde donde se ve la impresionante Giralda.
«Yo veo bailaores con una técnica maravillosa, pero pocos bailan con arte. No veo marcar, no veo intenciones, no veo detalles de arte. Y no veo que se le baile al cante»