Diego Vargas: «Lo importante es transmitir, como Fernanda de Utrera o Chavela Vargas»
El cantaor jerezano Diego Vargas charla con Juan Garrido en exclusiva para Expoflamenco desde la Bodega Espinosa de los Monteros, Jerez. «En Japón descubrí que el mundo de la noche todo lo puede», dice.
Diego Vargas Monje es un gitano de Jerez que nació en la calle Merced, en 1947. No está muy claro el mes, por aquello de que sus padres trabajaban en el campo y lo apuntaron cuando terminó la temporada. Se considera un «currante del arte desde los catorce años», cuando empieza una carrera cantando para el baile que lo ha llevado a recorrer el mundo entero. Hay quienes siendo mejores cantaores no han sido tan felices ni han estado en tantos buenos sitios como él. Es pintoresco, siempre llevando la elegancia de su barrio por el mundo, «aunque me he comprado dos chándales». Cantando a las bailaoras en los tablaos fue conquistando rincones hasta dar con Lola Flores, quien lo consideró siempre un confidente. «A Lola le gustaba la gente de abajo, aunque estuviera arriba del todo», comenta. De La Paquera dice que era «mejor artista que cantaora, y mira que era buena cantaora». Y valora siempre la transmisión a las condiciones artísticas. Por eso puede disfrutar igual «con Fernanda de Utrera que con Chavela Vargas, o con Parrita«. Es un gran aficionado, le gustan los cantes de Perrate, Tomás, Mojama, Rosalía de Triana o Israel Fernández. Sabe lo que habla y por eso descubrimos un perfil interesante del flamenco jerezano. Fue de los primeros jerezanos en pisar Japón, donde «descubrí que el mundo de la noche todo lo puede».
«A Lola Flores le gustaba la gente de abajo, aunque estuviera arriba del todo»