Ali de la Tota: «Dios le dio a Brasil el fútbol y a Jerez el flamenco»
El palmero Ali de la Tota charla con Juan Garrido en exclusiva para Expoflamenco desde el Centro Cultural Don Antonio Chacón. «En Jerez se tocan las palmas de otra manera», dice.
Ali de la Tota no revela su nombre de pila, no le gusta y se niega a decirlo públicamente. Nace en Jerez en el año 1967 en una familia flamenca. Lo cría «mi mare Tota» y de apellido es, eso sí lo dice, Bermúdez Peña. Junto a su hermano Luis, que ahora vive en el extranjero, se ha recorrido los grandes escenarios durante décadas acompañando a los cantaores con palmas y jaleos. Y no solo a los de su tierra. Tiene una visión particular de la vida, con cierta bohemia y, sobre todo, mucha gracia. Ali dice que antes «pagaban mejor que ahora», porque en estos momentos siempre van con «el presupuesto reducido». Ha estado varias veces en Japón impartiendo clases y en actuaciones, recordando sobre todo aquella ocasión con Fernando de la Morena, «un Dios allí». Tiene su punto rockero, de heavy metal, con sus pulseras, correas y camisetas propias del género. Pero en el escenario, siempre de negro y «acompañando al cantaor, con un jaleo a tiempo, sin molestar, para lo bueno y para lo malo». Esa es la clave, dice, para estar ahí. En Jerez, dice, «se tocan las palmas de otra manera, porque si Dios le dio a Brasil el fútbol, a Jerez le dio el flamenco». Nos encontramos con él en el CCF Don Antonio Chacón, del que es socio y parte fundamental.
«En Jerez bailan hasta los cojos, con perdón»