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Museo de Camarón: el rey era de San Fernando - Archivo Expoflamenco
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Museo de Camarón: el rey era de San Fernando

Quinto capítulo de EL LOCO DEL FLAMENCO: serie audiovisual de Manuel Bohórquez. Un paseo por el Museo de Camarón de la Isla junto a su biógrafo Enrique Montiel, responsable de contenidos de este fabuloso templo a la leyenda de San Fernando.


Señor don José Monje Cruz:

Tendría unos 11 o 12 años cuando mi madre, con la que había ido a visitar un primo suyo a Arahal, mi pueblo, me pidió que le cantara un fandango. Era muy tímido, pero me arranqué y canté este que sigue:

 

Por robar una cartera
mi mare me echó a la calle.
Al año cuando volví
me encontré a mi mare ciega
de tanto llorá por mí.

 

Mi madre empezó a llorar, porque mi padre había muerto hacía pocos años. Y ese mismo día entendí que usted sería muy importante en mi vida. El cante siempre te busca a través de algún cantaor y tuve la suerte de que me diera el picotazo con su voz, un sonido único, gitano, desprovisto de piel, desgarrador, que sigue alimentando mi espíritu de aficionado.

 

«El cante siempre te busca a través de algún cantaor y tuve la suerte de que me diera el picotazo con su voz, un sonido único, gitano, desprovisto de piel, desgarrador»

 

Muchos años después, a mediados de los setenta, empecé a seguirlo en los festivales de los pueblos y un día, dedicado ya a la crítica flamenca, Jesús Antonio Pulpón nos presentó en Sevilla. Nos dimos la mano y creí habérsela estrechado a Dios. Una mano huesuda y a la vez blanda, como de espuma.
Hace unos días visité su museo en San Fernando acompañado por su amigo del alma, y biógrafo, Enrique Montiel. Me emocioné varias veces porque ver sus recuerdos, sus efectos personales y parte de su obra hizo que reverdeciera mi amor incondicional hacia usted. Nunca un artista flamenco tuvo algo así, de esa magnitud, y ya era hora. El cante jondo nació ya digno, pero su museo dignifica aún más un arte único.

 

Un instante de la charla de Enrique Montiel y Manuel Bohórquez. Museo de Camarón. Julio 2021.

 

Ya en casa, tras ver el museo y almorzar en la Venta Vargas, comencé a recordar los grandes momentos que viví junto a usted en España y fuera de nuestro país. Recordé, por ejemplo, un rato de charla junto a Morente y cómo se jugaron a la cara o cruz de una moneda, un duro de los de Franco, quién grabaría unas sevillanas flamencas. Enrique tiró el duro al aire, usted lo recogió y me lo dio a mí sin mirarlo siquiera. Lo tengo en casa custodiado como una reliquia religiosa.

Recordé también cuando estuvimos juntos, en 1991, en el Festival de Jazz de Montreux (Suiza), donde fui invitado por la Sociedad General de Autores y escribí el programa de mano. Fueron dos o tres días fantásticos en los que pudimos hablar algo a solas o en presencia del cantante y productor estadounidense Quincy Jones, quien le dijo: “Me emociona solo mirarlo”. Lo dijo con lágrimas en los ojos y aquella imagen me impactó. Pero usted miraba al gachó moreno como no fiándose mucho de sus intenciones. Recuerdo que le dijo, en presencia de Pino Sagliocco, que podría darle millones de dólares por los derechos de su obra, y usted le respondió: “Eso lo tengo yo que hablá con la Chispa”. Y el negro me miró como preguntándome, sin hablar, que quién sería la Chispa.

 

«Nunca un artista flamenco tuvo algo así, de esa magnitud, y ya era hora. El cante jondo nació ya digno, pero su museo dignifica aún más un arte único»

 

El día de su muerte no tuve fuerzas para ir a San Fernando a darle el último adiós. Me quiso recoger Enrique Morente y le dije que no, que estaba malo. Me puse a morir cuando Antonio Herrero dijo, a las 6 de la mañana, en su programa de Antena 3: “Ha muerto Camarón de la Isla”. No sabía que era mortal. Pensaba que la muerte no iría jamás a por usted, pero se atrevió y se lo llevó.

Donde quiera que esté, sepa que sigue en mi corazón y en mi alma. Que sigo creyendo en que tuvo el sonido más impresionante del cante. Que pasarán siglos para que nazca otra voz tan hermosa y tan gitana. Y que espero que algún día pueda volver a verlo, donde sea, para decirle que nada hubiera sido igual sin usted en mí.

 

Testimonios de José Monje Cruz. Museo de Camarón. Julio 2021.

 

Grabación del reportaje con Enrique Montiel. Museo de Camarón. Julio 2021.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

1 COMMENT
  • Paco Fernandez 31 julio, 2021

    Emocionante y con los recuerdos y la piel de gallina recordando muchas mucha cosas el Faraon del Cante Flamenco con mayúscula

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