Moreno y Rodríguez, dos guitarras fenomenales
Rycardo Moreno y Rafael Rodríguez brindan en el marco del Festival de la Guitarra de Sevilla un recital lleno de virtuosismo y creatividad, prescindiendo de la microfonía.
El Festival de la Guitarra de Sevilla propone un formato singular: a guitarra sola y pelada, tan pelada que no se contempla siquiera la microfonía. Una opción sin duda temeraria, porque tampoco es que el Espacio Turina cuente con una acústica espectacular. El hecho de que, además, el aforo estuviera completo en un porcentaje no demasiado concurrido daba de entrada a la cita un aire precario, desangelado.
Los temores se confirmaron en parte a la salida a escena de Rycardo Moreno, que es un guitarrista de toque más técnico que enérgico, y que además se expresa en un tono de voz que podríamos llamar confidente. Cualquier tos o crujido de silla amenazaba imponerse sobre el sonido de su bajañí, en opinión de este cronista una de las más ricas e interesantes del momento, como se hace patente escuchando sus discos: Varekai, aGaleano o el más reciente Miesencia.
Grabaciones estas cuyo encanto descansa en gran medida sobre la atmósfera que Moreno logra crear, apoyado a menudo por instrumentos no tradicionalmente asociados al flamenco, cosa difícil de lograr a guitarra sola. En cambio, el público que no tuviera problemas de oído pudo disfrutar de lo mejor de su toque, esa mano izquierda asombrosamente creativa y recreativa, conocedora de los fundamentos y a la vez atrevida en las variaciones, lo que le ha llegado a costar algún disgusto entre herederos demasiado celosos del pasado.
«El público que no tuviera problemas de oído pudo disfrutar de lo mejor del toque de Rycardo Moreno, esa mano izquierda asombrosamente creativa y recreativa, conocedora de los fundamentos y a la vez atrevida en las variaciones»
Brilló el lebrijano en su Soledad underground, en su monumental Varekai, improvisando en honor de su tío Tomás Moreno, presente en la sala, por granaínas con La nana de Piter Pank o cerrando con las bulerías de Sueñan en Alepo. Muchos matices se perdieron en el aire, pero no la certeza de que estamos ante un guitarrista rutilante, incluso genialoide, con muchas alegrías que dar en el porvenir.
Si la mano izquierda de Rycardo Moreno nos había calentado el pecho, todavía nos quedaba por ver y oír la derecha de Rafael Rodríguez. La derecha y la izquierda también, y es posible que tuviera alguna más, porque si uno cerraba los ojos podía pensar en una criatura de múltiples extremidades.
El Cabeza, como se le conoce popularmente, regresaba al Espacio Turina en el que triunfó en la Bienal de 2018 con este mismo repertorio, Dejándome llevar, ejecutado incluso en el mismo orden, si bien esta vez escoltado únicamente por su hija, la interesante percusionista Isa Rodríguez.
«Con una pulsación muy firme y atenta al discurso melódico, Rafael Rodríguez encadenó seguiriya y malagueña dejando boquiabierto al respetable con su formidable despliegue técnico, pero poniendo siempre el sentimiento por delante»
Pero antes demostró a solas que quienes le han conocido siempre como guitarrista de acompañamiento quizá no sospechaban el notable concertista que hay en él. Mucho más audible que su compañero precedente, con una pulsación muy firme y atenta al discurso melódico, Rodríguez encadenó seguiriya y malagueña dejando boquiabierto al respetable con su formidable despliegue técnico, pero poniendo siempre el sentimiento por delante.
En la guajira, que en la citada Bienal le bailara Rocío Molina, la sonanta de Rodríguez se vuelve aún más cantarina, y se pone de manifiesto de nuevo el delicioso clasicismo del sevillano, que forma parte de su bagaje tanto como la herencia de Niño Ricardo o los aromas del folklore bajoandaluz. Si hubo despistes, como él mismo reconoció, los pasamos por alto con toda indulgencia, envueltos como estábamos en el sonido cálido de las seis cuerdas.
Toque rico, enjundioso, que no obstante pide su momento de sosiego si no se pretende apabullar al espectador. Lo trajo la rondeña, para encarar la recta final del concierto, con percusión sobria y precisa, de la mano de la prolija farruca y la zambra vibrante: colofón rotundo a una hora y media de exhibición a cargo de dos virtuosos de la guitarra, dos músicos fenomenales.
Ficha artística
XII Festival de la Guitarra de Sevilla
Espacio Turina, 8 de octubre de 2021
Rycardo Moreno: Guitarra
Rafael Rodríguez: Guitarra
Isa Rodríguez: Percusión