Suma Flamenca Joven 2021: lecciones de magia y duende
El factor sorpresa tizna de verde esperanza el espectáculo de Suma Flamenca Joven 2021. Asistimos a las actuaciones de Andrea Salcedo, Samuel Serrano y El Yiyo en los Teatros del Canal en Madrid.
Me gusta llegar con cierta antelación para ver el ambiente que me va a acompañar durante la velada. Y en este caso y después de muchos meses, el panorama deja de ser desolador. Con limitaciones de aforo, pero con certidumbre de recuperar poco a poco el arte que nos ocupa. Entonces, llego al asiento que me han asignado en el teatro. El majestuoso telón se abre para recibir a la primera anfitriona de la noche: Andrea Salcedo. Una guitarrista mejicana que nace en 1995. La primera guitarrista flamenca de su lugar de origen. Andrea deja entrever en cada pieza que interpreta que detrás de la agilidad del movimiento de sus dedos hay técnica, tesón, esfuerzo y sobre todo valentía. Se atreve a destapar la velada a la que vamos a hacer frente con la interpretación de la pieza de Reflejo de Luna de Paco de Lucía. Un toque que poco a poco se va amoldando a la atmósfera que envuelve el patio de butacas. Un silencio sepulcral que ayuda a la guitarrista a conseguir el equilibrio entre la fuerza y la mesura. Además, me gusta la perspectiva de Andrea, que desde la humildad agradece de todo corazón a Antonio Benamargo y al propio festival por dar la oportunidad a los jóvenes de presentar sus proyectos y el resultado de lo que trabajan para llegar al lugar donde tienen la oportunidad de inventarse y reinventarse. Y sí. El foco protagonista en una guitarra con nombre de mujer para abrir un espectáculo de esta envergadura. Las expectativas son alentadoras.
A continuación, se vuelve a cerrar el telón. En este caso es el cantaor Samuel Serrano quien sale de las cajas del teatro. De repente me encuentro con un Samuel muy distinto al que he visto en otras ocasiones. Entendedme. Distinto para bien. Con un aire sobrio y maduro que lo acompaña desde la primera nota de la toná que interpreta hasta la última nota de la soleá, que es el último palo que entona para los asistentes. Samuel es especial. Se sale de los cánones habituales. A día de hoy, y de manera paradójica, salir de los cánones habituales creo que es volver al cante antiguo. El que se siente y transmite la mixtura de fatiga y pasión que desencadena cada copla. Y las letras a las que recurre no son las habituales. Las típicas. Esas que acaban con el factor sorpresa para los habituales al consumo del flamenco. Letras tan usuales que terminan por aburrir y conseguir que la atención de los asistentes se dispare hacia cualquier otro lugar.
«Samuel Serrano es especial. Se sale de los cánones habituales. A día de hoy, salir de los cánones habituales es volver al cante antiguo. El que se siente y transmite la mixtura de fatiga y pasión que desencadena cada copla»
El toque de Paco León también acompaña a la perfección a Samuel. Y logran compaginarse a la perfección porque, aunque sean disciplinas diferentes, el estilo es el mismo. Un toque añejo lleno de respeto y humildad con ápices de exquisita innovación. Desde mi punto de vista, la necesaria. Ni más ni menos. Sí es verdad que la sobriedad se desmorona en el momento en el que comienzan a interpretar unas alegrías. Pero la demolición de la misma sirve al público para adentrarse durante unos minutos en el sabor y olor a sal que desprende la Playa de la Victoria. ¡No todo tiene que ser austeridad y prudencia!
Cesa entonces el compás de la algarabía. Las luces toman un tinte tenue y presentimos un cante más serio. Vuelve de nuevo el factor sorpresa, pues Samuel decide lanzarse con unas sevillanas. Al escuchar las primeras notas de la guitarra las distingo y pienso que la elección no es del todo acertada. Pero la letra va avanzando y Samuel canta con un gusto exquisito. Haciendo referencia a artistas de la talla de Paco de Lucía, Camarón, Farruco, Álvaro Domecq, Rafael de Paula o la Paquera. Así llego a la conclusión de que, en algunas ocasiones, el cante lo hace grande quien lo canta. Y en este caso, las sevillanas de la mano de Samuel Serrano y Paco León me han parecido un cante enorme.
La gente se entusiasma y las tablas se tiñen de oro para recibir el cante por soleares que nuestro protagonista va a ejecutar a continuación. Me llama la atención el enardecimiento y el respeto que Paco tiene a su cantaor. Y es que en ningún momento pretende robarle ni un segundo de protagonismo. Se limita a cumplir con las expectativas que el cantaor deposita en él y su acompañamiento, incorporando modestia y pasión a la labor que desempeña. Y en este caso es la dulzura la que ocupa el espacio que deja el cante por soleares de Samuel. Trovas que navegan entre los estilos de Joaquín de la Paula y la Andonda.
«El Yiyo tiene gestos pícaros y sonrisas amables para el público. Sonrisa risueña y gestos con una socarronería que invitan a meterse con él en la interpretación. Aporta frescura, juventud e ilusión»
Enseguida, unas pinceladas de baile. Pero en un principio son Miguel Tañé y José del Calli quienes se encargan de llenar el escenario. Una toná de fondo da pie a la presentación de los cantaores que van a acompañar al bailaor. Y en este caso es El Yiyo. Enfundado en un traje negro y un sombrero del mismo color, aporta equilibrio, dominio y elegancia. Pero sobre todo consigo distinguir una gran coordinación, pues logra bailar alternando el zapateado con el compás de los dos bastones que le lanzan Tañé y del Calli respectivamente. Este es, por tanto, un primer encuentro fugaz con el bailaor. Fugaz pero intenso. Encuentro que da paso a unas bulerías al golpe de la mano de los dos cantaores que aparecían al inicio del espectáculo del Yiyo. Pero en este caso, se suma al compás el percusionista Felipe Maya. Así consiguen que las bulerías se adueñen del lugar y un foco cenital alumbre la mesa sobre la que acompañan al cante. Sin duda, uno de los momentos más especiales de la noche. Porque otorgan a la atmósfera ese halo de intimidad y familiaridad necesario en todos los espectáculos.
Pero de repente, Miguel Tañé da un golpe seco en la mesa y comienzan con un compás por soleá por bulerías que invita a Miguel Fernández a salir al proscenio con paso apacible y sereno. Aprovechando cada esquina del espacio que le otorga para representar su espectáculo. Poco a poco, sus compañeros se levantan de la mesa que golpean para llenar de compás la sala en la que nos encontramos. El componente inesperado también llega en esta ocasión, pues me topo con un cuerpo que a priori no lo parece. Pero tiene un dinamismo atractivo que caracteriza su coreografía. Tiene gestos pícaros y sonrisas amables para el público. Sonrisa risueña y gestos con una socarronería que invitan a meterse con él en la interpretación. El Yiyo aporta, sin duda, frescura, juventud e ilusión. Aún así, sigo creyendo necesario el movimiento de cintura para arriba, tanto en hombres como en mujeres. Sobre todo cuando, como en este caso, el artista tiene unas cualidades y aptitudes propias de un bailaor completo, brazos largos, finura en sus colocaciones y rapidez y compás en sus tacones.
El día del jueves 23 de Suma Flamenca Joven podemos describirlo como sorpresivo. No ha habido una actuación en la que haya faltado este elemento. Una vez he analizado la actitud del público frente a los artistas que hoy nos deleitaban, creo que el Yiyo ha sido sin duda la estrella de la noche. En mi caso, me quedo con Samuel Serrano, porque cada vez que lo escucho me da lecciones enriquecedoras. Tanto a nivel personal como a nivel profesional. Y esa magia y ese duende tan difíciles de encontrar.
Ficha artística
Suma Flamenca Joven 2021
Madrid. 23 de septiembre. Sala Verde. Teatros del Canal
Concierto de guitarra
Guitarra: Andrea Salcedo
Cante
Cante: Samuel Serrano
Guitarra: Paco LeónBaile
Baile: El Yiyo
Cante: Miguel Tañé y José del Calli
Percusión: Felipe Maya