Rosario La Tremendita: paso firme entre la tradición y la vanguardia
Crónica del recital de Rosario La Tremendita y Joselito Acedo en el Festival Suma Flamenca, Madrid. «Ella es atrevida y renovadora, pero también la viva imagen del principio y el origen».
Mi primera idea al saber que iba a ir a la presentación del disco de La Tremendita, Principio y Origen, en Suma Flamenca era hacerle una entrevista, porque tenía ganas de dejar claro a los espectadores de forma complementaria a la actuación cuál es la filosofía que encierra este disco, la intención y el contenido. Lo cierto es que a medida que ha ido avanzando la noche me ha parecido cada vez menos necesaria la batería de preguntas para la cantaora. Rosario ha involucrado al público en sus sentimientos, pensamientos y emociones. En sus vivencias desde niña. Su familia y su entorno. Y es que muchas veces, cuando la persona que está encima del escenario establece un verdadero feedback con la gente que acude a disfrutar de ella, la entrevista puede incluso estar de más.
Se abre el telón. Una mesa, unas sillas, un cajón, una guitarra y un bajo, todo de color rojo, dominan el proscenio. Y allí, en una esquina del mismo, Joselito Acedo, inseparable de Rosario desde hace veinticinco años, comienza a tocar una taranta. Melodía que sirve de voz de alarma para ella pues, sin dejar pasar muchas notas, la cantaora sale al escenario entonando con esa voz dulce pero desgarradora que la caracteriza. Sale segura, se percibe en sus ademanes y en su manera de utilizar la mesa a modo de percusión. Se mueve firme, con intención segura y sin dejar mucho espacio entre canción y canción, tal y como hace durante toda la actuación. Entonces, coge su fiel bajo y da paso a la interpretación de unos tientos con su compañero Acedo. Tiene un quejío hundido y vanguardista sin separarse, como dice el título del disco, de su origen. De su voz emana poesía y sorpresa pues, cuando menos se espera, Rosario cierra los puños y salen de su garganta los mantras más flamencos que se pueden escuchar. Magníficos ayeos con sentido, nunca fuera de lugar aunque sean de manera inesperada.
«La Tremendita tiene un quejío hundido y vanguardista. De su voz emana poesía y sorpresa pues, cuando menos se espera, cierra los puños y salen de su garganta los mantras más flamencos que se pueden escuchar. Magníficos ayeos con sentido, nunca fuera de lugar»
La cantaora quiere compartir con nosotros su viaje completo. La búsqueda de su personalidad, sus inquietudes y curiosidades con respecto a la música y el origen mezclado con lo contemporáneo. Parece mentira, pero nunca llegamos a darnos cuenta de hasta qué punto un artista se está desnudando y depositando su confianza en la gente que está ocupando el patio de butacas. En este caso creo que sí se ha tenido más tiempo para recapacitar y reflexionar sobre esto. Uno de los puntos de giro importantes para llegar a esto es el tema de Abuelería, un cuplé por bulerías que narra lo más profundo de su tradición, su casa y su familia. En este tema se mezcla la inocencia de la voz de una niña con la madurez que recoge una voz con experiencia. Y en medio de esta conclusión, brota un tercio de A tu vera de Lola Flores.
Los finales son redondos, con efecto y con toda la potencia que ella desprende. Por alegrías su voz se reviste chula y pícara, como el mismo palo. A pesar de sus toques vanguardistas y personales, no se echa en falta nada. No falta flamencura. No falta tradición. Tampoco lo jondo. Ni el sabor salado de las alegrías. Ni siquiera cada una de las partes que las conforman a nivel estructural. Letras habituales con sus respectivas coletillas y falsetas para dejar al cante respirar. Unas alegrías de Córdoba con la famosa letra de Pregúntale al platero. Parece que esta letra, a pesar de lo que pueda parecer, cobra más sentido cuando ella la canta porque arroja sus sentimientos y su verdad cada vez que abre la boca y entona. Sabe templarse y sabe desordenar el teatro. Conoce cuándo debe ser equilibrio en el caos y desenfreno en el reposo. Pero hay un instante en el que la actuación cambia de tercio y se centra en la parte más renovadora del disco, en la que el rojo tiene si cabe más protagonismo que al inicio. Llega el momento en el que la música electrónica con tintes de jazz y funk se abre paso ante un espectáculo que aún no ha acabado de romper. Es Joselito quien comienza a tocar por seguiriyas con una melodía que empieza a estar más cerca de lo contemporáneo que de lo tradicional. Los tonos que se mezclan con esta melodía podrían incluso definirse como futuristas. El público entra en un ambiente que le pilla de sorpresa y le rompe un poco los esquemas. Quizá porque de alguna manera Rosario ha querido introducir matices hiperbólicos y ampulosos para llamar la atención y hacer clic en la mente del auditorio. Es cierto que es complicado entrar en la dinámica en la que se aloja a la gente de repente, pero poco a poco comienza a pasar desapercibida porque es inevitable que la voz de La Tremendita sea, de manera constante, la protagonista del espectáculo, esté el escenario decorado como esté decorado. A lo mejor no era su intención, pero su aura y su esencia jonda consiguen quedar por encima de todo lo demás.
La artista hace un repaso bastante completo por los cantes. A través de estas melodías actuales, conseguimos escuchar la petenera de Pastora Pavón, Quisiera yo renegar, el tema de Oye mi voz, una colombiana que ella califica como descolombianizada. Incluso le da tiempo a mencionar a Lorca y Morente, haciendo un homenaje entre fandangos y bamberas.
«Con La Tremendita siempre existe el factor sorpresa. En ese instante en el que parece estar llegando al clímax de la actuación, se arrodilla mientras toca su bajo, suelta el instrumento y vuelve a refugiarse en la parte de las tablas que representa su infancia para comenzar a cantar las soleares de la Serneta»
Parece que cuando se ha pasado a esta segunda parte del espectáculo en la que predomina más bien la música electrónica, la concurrencia se ha ido aplacando poco a poco. Pero como ya sabemos, con La Tremendita siempre existe el factor sorpresa y en ese instante en el que parece que se está llegando al clímax de la actuación, pues se arrodilla mientras toca su bajo, suelta el instrumento y vuelve a refugiarse en la parte de las tablas que representa su infancia para comenzar a cantar las soleares de la Serneta.
Van a ser los tangos de Triana los que van a marcar el inicio del fin de la actuación. Y Al Mal Tiempo refleja el colofón de la actuación. Alza la voz hacia dentro para acunar sus últimos quejidos y se avista entonces que se despide con un respeto y una ternura flamenca incomparable.
La forma de proceder de Rosario La Tremendita puede gustar más o menos, pero en ningún caso se puede dudar de que, a pesar de los sesgos vanguardistas que caracterizan su estilo, pocas veces se va a poder ver concentrada tanta tradición y flamencura en una sola persona. Porque ella es atrevida y renovadora, pero también la viva imagen del principio y el origen.
Ficha artística
Suma Flamenca 2022
26 de octubre de 2022. Sala Verde. Teatros del Canal, Madrid
Voz, guitarra y bajo eléctrico: Rosario La Tremendita
Batería y electrónica: Pablo Martín Jones
Teclados: David Sancho
Bajo eléctrico: Juanfe Pérez
Guitarra: Joselito Acedo