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Pasión flamenca en la Casa de la Memoria

En nuestra búsqueda del arte jondo por los tablaos, nos colamos en este Centro Cultural Flamenco ubicado en el corazón de Sevilla.

Los bailaores Rafael Campallo y Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Ven, siéntate, que te cuento. Resulta que anoche nos fuimos para el centro de Sevilla. Tú te acuerdas de aquel restaurante italiano tan famoso que había en la calle Cuna, cuál, el que estaba en las antiguas Caballerizas del Palacio de la Condesa de Lebrija. Te acuerdas de todo, menos del nombre. Vaya cabeza. Mira tú si me acuerdo, que hace ya siete años que aquello se convirtió en la Casa de la Memoria, un Centro Cultural de Flamenco sin parangón en la ciudad.

La Casa de la Memoria ofrece solo flamenco clásico y tradicional. Dos pases diarios de lunes a domingo. Dentro, un palacio que se remonta al siglo XVI, completamente dedicado al flamenco. Exposiciones, cursos, conferencias. Hasta su tienda de souvenirs para los visitantes. Un lugar así merece ser defendido.

Una de las estancias más llamativas es su pequeño tablao de noventa localidades. Parte del público se acomoda en butacas a pie de escenario, mientras otros prefieren la perspectiva del piso superior, que se asoma a las tablas por encima de una romántica barandilla. El contacto visual con los artistas es perfecto. Por descontado, nada de megafonía. Dos sillas en soledad se ven pronto ocupadas por un cantaor y un guitarrista. Son Javier Rivera y Raúl Cantizano, ambos de Sevilla. Estrenaron juntos la Casa de la Memoria en 1999, y desde entonces no han dejado de formar parte de la programación, junto a la bailaora sevillana Asunción Pérez Choni. La categoría del maestro Rafael Campallo le da un lustre personalísimo al elenco.

 

«Rafael Campallo se queda parado en el proscenio y engancha su sonrisa a la tuya. Pasea la elegancia como quien lleva un traje caro. Pellizca su chaqueta y recoge el baile en su cintura para explotar en una abrumadora traca de zapateados»

 

Y cómo estuvo la cosa. Pues francamente bien. Que no, que no es flamenco pa guiris. Sí, había muchos guiris, pero estos forasteros no se parecen a los que tú recuerdas. Estos vienen aprendíos, saben lo que quieren, y hasta meten los oles a tiempo. Y saben escuchar. Salió la guitarra por bulerías templaítas y Javier Rivera fue a un pocito por agua sin llevarse una soga ni na. Menos mal que le sirvió la trenza de tu pelo negro, y apareció en escena Asunción, con su baile de ojos abajo y manos arriba. Se gustó la Choni cuando el compás se aceleró a las puertas de Jerez y recibió a Campallo a portagayola. Rafael es un Ferrari de cintura para abajo. De cero a cien en cero coma. A mí me gusta más cuando se para.

Es la hora del cante. Javier Rivera es un artista curtido en cien tablaos. Es de voz cantaora y flequillo largo. La sonanta de Cantizano anuncia unos tarantos. Recordando a Fosforito, el cantaor empaña los cristales con el vapor de su aliento. Y liga el taranto a unos tangos de la Repompa, o de la Pirula, quién sabe. Cuando se encuentra con las lágrimas derramadas por Antonio Mairena, la voz se quiebra con facilidad, dejando un regusto a sangre en boca muy evocador.

Preciosos sonaron los trémolos de la mano derecha de Raúl Cantizano. Suena la farruca y se planta Asunción en mitad de la Memoria, nunca mejor dicho. Recuerdos de Carmen Amaya, baile de hombre en traje corto. Pero Choni es femenina hasta enfundada en una chaquetilla torera. Baila con la mirada, a veces cándida, casi siempre cómplice y bandolera. Y sus brazos dibujan un marco a su elegante cabeza, mientras unos dedos rápidos llevan el compás de los caireles de su chaquetilla hasta la altura de los balcones.

 

«Recordando a Fosforito, el cantaor empaña los cristales con el vapor de su aliento. Cuando se encuentra con las lágrimas derramadas por Antonio Mairena, la voz se quiebra con facilidad, dejando un regusto a sangre en boca muy evocador»

 

Rico y variado. Es tiempo para la guitarra de concierto. Cantizano desengrana la granaína sobre un lecho de silencio de camposanto. Todo listo para tomarse la tensión, que nos vamos pa Cai. Tonalidad de cantiñas y despliegue de palmas para recibir a don Rafael Campallo. Con el primer desplante, todas las bocas abiertas. Su juego de pies es impresionante, apenas tus ojos pueden seguirlo. Se queda parado en el proscenio y engancha su sonrisa a la tuya. Pasea la elegancia como quien lleva un traje caro. Pellizca su chaqueta y recoge el baile en su cintura para explotar en una abrumadora traca de zapateados. Resultó a veces excesivo en esto último.

Y todo el mundo exultante cuando llega el fin de fiesta. Es el momento permitido para las fotos, y artistas y público se relajan. También fue el cenit de Javier Rivera, que se reveló como gran dominador del compás por bulerías. El baile de Rafael y Asunción, espectacular. Y todos felices para casa.

 

FICHA ARTÍSTICA:

Espectáculo: Semblanza Flamenca
Lugar: Casa de la Memoria, Sevilla
Al cante: Javier Rivera
Al baile: Asunción Pérez Choni y Rafael Campallo
Al toque: Raúl Cantizano

 

Al baile, Rafael Campallo. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Al baile, Rafael Campallo. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Al baile, Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Al baile, Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Al cante, Javier Rivera. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Al cante, Javier Rivera. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Los bailaores Rafael Campallo y Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Los bailaores Rafael Campallo y Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Al baile, Rafael Campallo. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Al baile, Rafael Campallo. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Al baile, Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Al baile, Asunción Pérez Choni. Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

Semblanza Flamenca. Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

¿Un recuerdo flamenco de España? Mejor estas muñequitas artesanales que el típico toro o la bailaora de las tiendas de souvenirs, ¿no? Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

¿Un recuerdo flamenco de España? Mejor estas muñequitas artesanales que el típico toro o la bailaora de las tiendas de souvenirs, ¿no? Casa de la Memoria, Sevilla. Foto: Quico Pérez-Ventana

 

El fabuloso patio arabigoandalusí de la Casa de la Memoria. Sospechamos que esto debe ser fruto del buen gusto de Rosana de Aza, la fundadora de este singular templo flamenco. Foto: Quico Pérez-Ventana

El fabuloso patio arabigoandalusí de la Casa de la Memoria. Sospechamos que esto debe ser fruto del buen gusto de Rosana de Aza, la fundadora de este singular templo flamenco. Foto: Quico Pérez-Ventana

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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