Manuel Cástulo, el cante por derecho
El cantaor mairenero se reivindica una vez más en Sevilla como figura del cante jondo. Los socios de la Tertulia Flamenca Calixto Sánchez paladearon cada tercio en catavinos de plata.
Lo ha hecho una vez más. Y van ya unas cuantas veces que te veo ese brillo mojado en los ojos. Bueno, que eres un tanto sensible ya lo sabíamos, pero algo tendrá el agua cuando la bendicen. El Castulo, como lo llaman en Mairena del Alcor, que no parece tener límite en su constante ascenso a la escarpada cima del cante jondo. No, no exagero, aunque en esto del flamenco es difícil separar el criterio de las emociones. Porque precisamente es de lo que va todo esto. De emociones. Cualquier experiencia artística basa su finalidad en la capacidad de transmitir un sentimiento al espectador. Pero en el flamenco, como en el blues o en la lírica, el éxito del intérprete depende de ello por completo.
Si te hago llorar por seguiriyas, entre el Mellizo y Silverio, tengo medio camino hecho. Como el amigo Carmelo, que enjuga una vez más sus lágrimas por el Camino de sus dos apellidos. Si el pecho se te colma por alegrías con la sal del Atlántico, eso bien vale otro trecho. Hasta la rabia comprometida de la taranta del Tonto de Linares, con la bellísima letra de Pedro Madroñal, te cala los ropajes del alma mientras Manuel se arrodilla en la playa para tomar en sus brazos el cadáver de un niño sirio.
«Hubo quien vio mariposas saliendo de los estómagos para sostener con sus alas la soleá de la Serneta y de la Andonda»
Tú y yo sabemos que hay quien nos quiere colar otro tipo de flamenco. Ese que sirve de fondo al animado jaleo de un bar de copas en cualquier calle del mundo. Flamenco on the rocks, que lo mismo sirve para un tubo que para un vaso ancho. No eres antiguo tú ni ná. Hoy los flamenquitos son más de copa de balón, el continente preferido de la ojana. Pero a nosotros nos gusta otra cosa bien distinta. Nos encanta el toque del chiclanero Joselito de Pura. Música de inspiración, templada a viento lento en La Barrosa. Así es imposible cantar mal. El mismo Manuel lo reconoció, cuando alabó el saber escuchar de los socios de la Tertulia de Calixto Sánchez, que paladearon cada tercio en catavinos de plata. Anda que no.
Tuvo Manuel la generosidad de prescindir de la megafonía. En un salón de actos de buen tamaño, el esfuerzo de la voz duplica al que tomaría cantar desde el alivio de un buen micrófono. También es verdad que tuvo mucho que ver el silencio reverencial de los asistentes. Hubo quien vio mariposas saliendo de los estómagos para sostener con sus alas la soleá de la Serneta y de la Andonda. Y hasta el mismo José Menese hizo desmontar al señorito de su caballo cuando Manuel Cástulo se templó por tientos en una de las mejores interpretaciones que se le recuerdan de ese palo:
Señor, que vas a caballo
y no diñabas los buenos días,
no dabas los buenos días,
si el caballo cojeara
otro gallo cantaría.
Ficha artística
Espectáculo: Recital de cante
Lugar y fecha: Tertulia Flamenca Calixto Sánchez, IES Martínez Montañés, Sevilla. 31/1/2020
Al cante: Manuel Cástulo
Al toque: Joselito de Pura