Más largo que un día sin pan y flamenco
La Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla estuvo marcada por la ausencia del cantaor local Pepe el Boleco y la magnífica actuación de Manuel de la Tomasa.
La LI Reunión de Cante Jondo de La Puebla de Cazalla dio término a siete jornadas de interesantísimas propuestas relacionadas con el flamenco, desde recitales, exposiciones de pintura y conferencias hasta talleres para niños y clases magistrales. La Reunión propiamente dicha es el broche al festival, que este año se ha celebrado entre el 5 y el 13 de julio.
Te advierto que esto va a ser más largo que un día sin pan ni flamenco. Más de siete horas, desde las once de la noche hasta pasadas las seis de la mañana. Y un vientecito de desagradable pa arriba. Ni siquiera tú, jartible entre jartibles, eres capaz de aguantar tanto. Te digo una cosa, yo a las tres me voy. Te vas a perder la ronda de tonás, trance de obligado cumplimiento en La Puebla, uno de los pueblos con mayor afición de España. Rancios y puristas, como tú. Bueno, ya veremos. Por cierto, Pepe el Boleco no viene, y eso por qué, no sé, razones familiares.
Te lo cuento a trazos gruesos para no cansarte. De entrada, a los moriscos, que así se llama a los de La Puebla, no les puedes dar ojana por liebre. Aquí el que no huele a clavito y a canela no sabe istinguir, como sentencia la seguiriya, que es lo mismo que decir que no sabe una papa de cante. Aquí huele al romero que alfombra todo el patio de la Hacienda La Fuenlonguilla, como si fuera Domingo de Ramos. Es el aroma de lo sagrado. El rito se lleva repitiendo desde hace más de cincuenta años. Todo está como lo diseñó Francisco Moreno Galván. La preciosa lámpara de faroles, la disposición del escenario. Lo único que cambia, de un año para otro, es el sacerdote. Este año dicen que es gallego. No me digas. El gran Faustino Núñez.
«Con su bata de cola vino y azabache, Luisa Palicio viene andandito, sin apenas despeinar el aire. Parece una niña antigua que camina por Triana»
Aquí no se cantan fandangos. A Montse Cortés se le ocurrió acabar su serie de malagueñas de la Peñaranda y del Mellizo con un verdial de Juan Breva, y el ambigú se puso de bote en bote. Ponme otra cerveza, que se ha arrancado con la Canastera de Camarón. Esos tangos son de la Repompa de Málaga, sí. Y la percusión de Julián Heredia toma el protagonismo de unas bulerías acamaronadas fuera de lugar. No, no fue el principio de la velada, fue casi al final, cuando ya a los cuerpos y las mentes les quedaba poco aguante.
Porque la noche comenzó muy bien. Es tradición en la Reunión abrir la cena con una guitarra solista. Es como esa copita que agradeces antes de anudarte al cuello la servilleta blanca de los banquetes. Antonio Cáceres (Puente Genil, 1983) abordó la soleá con frescura y virtuosismo. A mitad del atracón, el sorbete de cava de una rondeña servida con pulcritud sirvió de pará en el camino para hacer ir haciendo hueco.
Antonio Flores Cortés Rubio de Pruna es un fuera de serie en el cante de atrás. Anoche demostró que también se siente cómodo en el alante, sobre todo en los cantes básicos, como la seguiriya y la soleá por bulerías. El compás de Marcos Carpio y de Ángel el Pirulo trazó una zona de seguridad donde el cordobés se gustó sin arriesgar demasiado. La guitarra jerezana de Pepe del Morao hizo el resto. Te has fijado qué bien está tocando este chaval. Ahora viene el turno de Manuel de la Tomasa. Eso te lo cuento al final, para que no te duermas.
Ana La Yiya tiene su sitio reservado en el festival. No en vano, la cantaora morisca tuvo por padrino artístico a José Menese, que tampoco faltaba a su cita anual con sus paisanos. Tiene pellizco, voz y sabiduría. Presentó su nuevo disco A fuerza de corazón, con letras de Francisco Moreno Galván. La has visto en mejores batallas, y yo también. Entre el romance y los tangos, me quedo con la seguiriya y, sobre todo, unas magníficas peteneras de esas que te arañan la carrocería.
«Esa gitana del Sacromonte granadino se ha traído la cueva a la espalda, como los caracoles. En La Moneta no hay estética ni manos como palomas. Solo riendas sueltas y caballos desbocados»
Sale a escena Luisa Palicio, bailaora de Estepona, Málaga. Elegancia, guapura y saber estar. Escuela sevillana de Milagros Mengíbar. Quédate con la plasticidad de su guajira y la joven guitarra del mairenero Jesús Rodríguez. Y una imagen imborrable de la artista, con su bata de cola vino y azabache. Viene andandito, sin apenas despeinar el aire. Parece una niña antigua que camina por Triana, los pies apenas rozan las tablas. Lleva la cola recogida en su antebrazo, simulando una canasta de jazmines negros. Quién me los merca, pregona en la Velá de Santa Ana.
Qué hora es. Esto de la duración de los festivales deberían hacérselo mirar. Antes las rondas de tonás se hacían a las claritas del día. Sí, también la Virgen del Rocío salía con el primer rayo de sol dándole en la cara, pero los tiempos han cambiado. Antes tenías tú aquí a José Menese, al Lebrijano, a la Niña de la Puebla. Te quedabas lo que hiciera falta por escuchar a Fosforito, Chiquetete, Miguel Vargas o Rancapino en la misma edición. Mejorando lo presente, pero es lo que hay.
Rubito Hijo se llama Manuel González Cabrera, y también es morisco. Enorme saetero, a los veintitrés años ganó la Lámpara Minera de La Unión. Su soleá y los tientos de Menese, aunque perfectamente ejecutados, salieron de la megafonía con las alas cortadas, por culpa del volumen exagerado, ese que se te mete en el oído y ya no prestas atención. A las cinco de la mañana, ya sabes. Corrió el riesgo de dejar la seguiriya para el final, tras unas larguísimas bulerías, y salió vencedor. El viento se dejó adormilar por la llamada de Antonio Cáceres, y Antonio recogió lo que quedaba para llenarse los pulmones. Se siente cómodo alargando los tercios, a veces demasiado. Cuando liga dos de ellos y corta el fuelle para quebrar su privilegiada garganta, buscando el sollozo más que el grito, te arranca los oles a tiras.
«Mil personas en pie para ovacionar unas alegrías de Manuel de la Tomasa. Era su segundo cante. En el primero, por soleá, nos dejó el alma toa descolgá, como una puerta vieja que no pudo resistir el embate de la última ventisca»
El baile de La Moneta no deja indiferente a nadie. Esa gitana del Sacromonte granadino se ha traído la cueva a la espalda, como los caracoles. Es el baile primitivo de los andarrieros. Aquí no hay estética ni manos como palomas. Solo riendas sueltas y caballos desbocados. Lo dejamos aquí.
El guitarrista Antonio Carrión no necesita presentación, recita en pareado Faustino Núñez. Hoy día, es uno de los mejores guitarristas de acompañamiento, y el más solicitado en los circuitos. Su forma personalísima de tocar bebe en las fuentes más clásicas de la sonanta flamenca. Ha acompañado a todos los grandes cantaores y cantaoras que ya no están con nosotros. Anoche salió llorando para los camerinos. Dice que no ha visto nunca una cosa igual en la Puebla de Cazalla, donde es muy querido.
Que qué pasó. Te lo cuento rapidito, y eligiendo las palabras, pues no hay necesidad de hipérboles, ni exageraciones. Mil personas en pie para ovacionar unas alegrías de Cádiz de Manuel de la Tomasa. Era su segundo cante. En el primero, por soleá, nos dejó el alma toa descolgá, como una puerta vieja que no pudo resistir el embate de la última ventisca. Se lo había dedicado a la memoria del maestro Menese.
Más tarde se acordó Manuel de los amigos del Bar Central, el centro tradicional de reunión de los aficionados. La seguiriya, un mapa mudo de desgarro y miel, te lleva de un lado a otro por el país de la pena y el vello erizado. Solo el sonido, demasiado alto a veces durante toda la noche, empañó algo la magia de su grito. Manuel de la Tomasa tomó anoche la alternativa como cantaor de presente, dejando de ser solo una promesa. La Puebla se rindió ante él y le abrió su puerta grande.
FICHA ARTÍSTICA:
Espectáculo: LI Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla
Lugar y fecha: Hacienda la Fuenlonguilla, La Puebla de Cazalla, Sevilla. 13/7/2019
Al cante: Rubio de Pruna, Manuel de la Tomasa, Ana La Yiya, Montse Cortés y Rubito Hijo. Cante para el baile: Juan José Amador, Ana Gómez, Ismael de la Rosa El Bola, Mercedes Cortés, Inma Rivero
Al baile: Luisa Palicio y Fuensanta La Moneta
A la guitarra: Antonio Cáceres, Pepe del Morao, Antonio Carrión, José Fernández Petete, Antonio García, Álvaro Martinete y Víctor Tomate
Palmas: Marcos Carpio, Ángel El Pirulo, Luis del Lúa, Manuel Vinaza, Joaquín González, Luis Dorado, las hermanas Sofía y Noelia Jiménez de la Rosa y Gema Fernández.
Percusión: David Jiménez Chupete y Julián Heredia
Presentador: Faustino Núñez