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Lela Soto y María Pagés, primeros triunfadores del 23 Festival de Jerez

Da gusto pasear por esta tierra durante los 17 días de la muestra y ver cómo sus calles se convierten en ríos de arte y todo brilla a compás, un poquito más que de costumbre.


Fotos: Javier Fergo / Festival de Jerez

La gala de Joaquín Grilo La calle de mis sueños sirvió para alzar el telón del Teatro Villamarta, pulmón escénico del Festival de Jerez, que cumple este año su 23 edición y que continúa, a tenor de lo que vemos en los primeros días, siendo referente para los amantes del baile y la danza flamenca a nivel mundial. Da gusto pasear por esta tierra durante los 17 días de la muestra y ver cómo sus calles se convierten en ríos de arte y todo brilla a compás, un poquito más que de costumbre. Si bien es cierto que se han creado desde años atrás propuestas paralelas de propio interés como el Off Festival de La Guarida del Ángel, hemos de reconocer que la calidad y epicentro de todo llega desde la programación oficial. Pero ya puestos subrayamos la actuación que tuvo lugar en la noche del lunes 25 en esta sala de espectáculos de Israel Fernández y Diego del Morao. El joven ha plantado bandera y aconsejamos seguirle la pista, tiene bastante talento y un mensaje que llega pronto al receptor. Hay madera.

Pero volvamos al Villamarta. Joaquín, El Grilo de Jerez, que también podríamos llamarle así, gustó una vez más con una propuesta más atrevida de lo habitual en él, aunque común en los días que corren. Ya sabemos que desembarcar en el teatro con un espectáculo clásico cada vez es más raro, no entiendo por qué, pues quien sabe bailar por derecho no necesita de guión ni trama para triunfar. Eso le pasó también a Eva la Yerbabuena, dos días despues de Joaquín, que recurrió a la cultura japonesa para ofrecer una obra bien cuidada y exacta en equilibrio emocional, pero en la que el baile como tal no está tan presente como gusta. Joaquín bailó por soleá con el cante de José Mijita de forma exquisita, volviendo a dejar claro que en estas lides lo superan muy pocos. Así, el jerezano de honor llevó al escenario los sueños más profundos de su vida con esa emoción que lo caracteriza y con un trabajo tremendo en preparación y sentido, así como en los cuidados aspectos técnicos como luces y música. La Yerbabuena contó incluso con el canto de Anna Sato, en una mezcla intercultural sorprendente. Quedamos faltos de algo más de su flamenco baile en estos Cuentos de azúcar que nos trajo una de las grandes. Pero ha sido Una oda al tiempo, de María Pagés, en la noche del sábado 23 lo que más nos ha emocionado hasta el momento en el Villamarta, por ser una propuesta certera y en la que la maestra de baile aprovecha sus amplios recursos dejando a un lado sus puntos menos fuertes. De ese modo enrosca su cuerpo en una espiral de movimientos marcados a ritmo del pálpito vital, con bailes de estética clásica y con un cuerpo de acompañamiento de un nivel superior. Concha Jareño fue la protagonista del lunes en el coliseo jerezano, con su Recital Flamenco, que como su propio nombre indica dejó a un lado el complejo creativo de la ansiedad del momento para bailar como siempre en una propuesta clara y tradicional. Tangos, soleares por bulerías, guajiras, malagueñas, martinetes… Algunos de los estilos interpretados con el destacadísimo acompañamiento musical a la guitarra de Canito.

Además del Villamarta están los otros espacios para dar cabida a compañías de baile de pequeño formato o al cante. Argentina abría en González Byass esta edición con su portentosa voz, que consiguió triunfar con un público entregado. Su recital se basó en recorrer las distintas zonas geográficas donde el cante ha tenido escuela y llevarlos a su terreno. Con su voz, de frescura y salobre, supo conquistar «la tierra amada» acordándose en muchas ocasiones de La Paquera. Pero la noche del sábado fue especial. La familia Sordera subió al escenario de esta bodega para acompañar a la artista revelación de la casa, Lela Soto, en una ronda de cantes primitivos. Enrique Soto, el mayor, con Vicente, el padre de la criatura, y José, el más vanguardista de la familia, rindieron pleitesía al cante de Jerez, a la fuerza de la familia, al misterio de las generaciones. Lela, por su parte, mantuvo un gran nivel durante la actuación que le ha servido para confirmarse en su tierra. Gustaron sus bamberas, así como la inicial milonga con letra de Rubén Darío, o la bulería por soleá… También se empleó a fondo en la seguiriya de Paco la Luz. Aún joven, pero ya en el camino. Al día siguiente, dos buenos cantaores perfumaron de duende el mismo sitio. El domingo 24 fue el turno del maestro José de la Tomasa, con la voz más limpia por día y con el conocimiento de los elegidos, y Perico El Pañero, que guarda en sí las memorias del cante. Ambos hicieron soleá, también seguiriyas. Ahí están los tercios que duelen y estos gitanos no se permiten no cantar por aquí. El de Algeciras estuvo acompañado por Antonio Carrión, o el de la Tomasa, por José Gálvez. El público agradeció bastante la presencia de estos cantaores que necesitan espacio y tiempo para la inspiración y que supieron sacar lo mejor de sí en la cortita media hora que tenían para hacerlo.

Ese pequeño formato de espectáculo que decimos pudo verse con Cristian Lozano –bailarín flamenco, así se define en la ficha–, que se sirvió de la inspiración del afamado e histórico arquitecto catalán Antonio Gaudí para mostrar las pasiones por la naturaleza, la religión, la arquitectura y su tierra natal. Se sirvió de movimientos imposibles y de cuidada estética para construir su propio edificio de baile con un arriesgado mensaje aunque entendemos que muy bien tratado.

 

Eva Yerbabuena. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Eva Yerbabuena. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

Argentina. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Argentina. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

Joaquín Grilo. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Joaquín Grilo. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

Concha Jareño. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Concha Jareño. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

José de la Tomasa. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

José de la Tomasa. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 

Lela Soto. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

Lela Soto. Festival de Jerez. Foto: Javier Fergo

 


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

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