La segunda entrega de esta celebración navideña, protagonizada por Aroa Cala y su gente, lució todo el brillo que atesoran los cantes de Nochebuena de nuestra tierra. Espacio Expoflamenco fue de nuevo el escenario perfecto para contagiar de alegría al mundo entero desde Jerez. La zambomba de la paz y el amor a toda la comunidad flamenca internacional.

La zambomba artísticamente hablando estuvo perfectamente ensamblada, dando juego en el momento preciso a todos sus elementos. Así las voces femeninas de Aroa Cala y Eva del Cristo, con el apoyo de Marga Flores en los coros y en el baile, encontraron una base bien definida en los graves del eco de Jesús Castilla. Un perfecto contrapunto. Mención aparte merecen la experimentada guitarra de Santiago Moreno y el ajustado empleo del instrumento onomatopéyico por excelencia a cargo de Ali de la Tota.

Un conjunto que enhebró, como si fuera un canasto de mimbre, los acentos propios de cada enclave de la provincia que se representaban. Sugiriendo un cromatismo que sólo se consigue cuando se abrazan de esta manera tierras hermanas en el cante: Jerez, El Puerto de Santa María y San Fernando. La magia de un primoroso rincón de esencias y muselinas para el tapiz de los decires navideños.

Otro gran equilibro, si nos atenemos al repertorio expuesto, se consiguió gracias a la feliz alternancia de villancicos populares, en forma coral y más cercanos a su concepción folclórica, con aquellos de autor en forma solista y con mayor sesgo aflamencado.

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De este modo, contagiaron su algarabía algunas composiciones como Ya se van los quintos, mare, Los caminos se hicieron (que popularizó Niño Gloria, allá a finales de los años 20 del siglo pasado), Cantaba José y María lavaba y De pestiños y alfajores (sendas con el coro y mano a mano de Aroa Cala y Eva del Cristo), Para pasear tu puerta, Un pastor lleva una burra o Calle de San Francisco, aquella que la copla cuenta que es tan larga como serena.

Lo coreado se adobó con intervenciones puramente individuales. La de Jesús Castilla, interpretando Patriarca Manué, que escribiera Fernando Terremoto hijo; Eva del Cristo con Carpintero, cuyo autor es el guitarrista Juan Manuel Moneo; y Aroa Cala con los clásicos campanilleros que estampara Manuel Torre en la pizarra de los discos antiguos. Los tres brillaron a una gran altura interpretativa aportando sus melismas propios.

Para finalizar, la preceptiva fiesta por bulería de Nochebuena, donde el Niño Dios se mece en una cuna de compás. Se sumaron con sus bailes Ali de la Tota, con algún desplante que recordó a su padre Juanele, un flamenco señor de imborrable recuerdo, así como Marga Flores con donosura y elegante braceo. Para todos supuso un gran aderezo la escolta guitarrística de Santiago Moreno. Seis artistas que unieron sus corazones al mundo, con el alma entre quejíos y unas palmas redoblás. De fondo, una vela humeante de incienso y mirra que hizo brillar el oro del recuerdo, el de Manuel Fernández Molina ‘Parrilla de Jerez’.

Una zambomba que podéis disfrutar en abierto, previa suscripción gratis en este enlace de Expoflamenco.TV:

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