La II Fiesta de la Bulería de Torremolinos se convirtió en una excelsa representación de una conocida área geográfica del flamenco, Cádiz, Jerez y Los Puertos. Se le rindió un merecido homenaje a Periquín Niño Jero. Los Moneo intentan mantener viva la llama familiar. Juan Villar exhibió su maestría, Capullo de Jerez, su carisma, Antonio Reyes, su voz de caramelo, María Terremoto y Rancapino Chico, los ecos de su saga.

 

De entrada, se le rinde un tributo póstumo a Periquín Niño Jero. «Con mucho compás y alguna que otra lágrima para recordar el paisaje sonoro de otra época», se refirió Juan Garrido a Manuel Jero con su padre en la memoria. «Papá era un obrero de la guitarra por su corazón, su humildad y su manera de tocar», apostilló emocionado el guitarrista jerezano. Toca en su recuerdo por bulerías con el compás jerezanísimo de Carlos Grilo y José Rubichi. 

 

Juan Moneo, hijo del añorado Manuel Moneo, al que sólo suele escucharse en reuniones de cabales, le dedica su actuación a Periquín. Principia por tientos, con Manuel Jero, al toque. Prosigue por soleá pellizcando, echando el corazón por la boca. Jero deja falsetas en las que dice mucho con poco. Continúa por fandangos, muy emotivos, y bulerías, bravío, pataíta de ángel incluida. Almudena, viuda de El Torta y su hijo Juanito, acudieron a la cita.

 

Turno para Antonio Reyes, con su voz de caramelo, por soleá, que le brinda al respetable, con Luis El Salao, ajustado como un guante, a la sonanta. Por zambra, evoca a Caracol, una auténtica delicia, y también a Camarón –Rosa María–. La exquisitez por bandera. El público le aplaude puesto en pie. Por seguiriyas, descolla en la cabal –«Fragua, yunque y martillo funden los metales. El juramento que contigo tengo hecho eso no lo rompe naide»–. Dice adiós por bulerías y fandangos del genio isleño y del Gordito de Triana. 

 

 

«La Bulería de Torremolinos le rindió un merecido homenaje a Periquín Niño Jero. Los Moneo intentan mantener viva la llama. Juan Villar exhibió su maestría, Capullo de Jerez, su carisma, Antonio Reyes, su voz de caramelo, María Terremoto y Rancapino Chico, los ecos de su saga»

 

 

 

 

María Terremoto abre su actuación por malagueñas, con Nono Jero, sobrino de Periquín, a la sonanta. Curiosamente, interpreta la letra de la granaína de Chacón, Rosa si no te cogí, por malagueñas y la de El Mellizo, cambiando ligeramente la letra —madre por padre— para recordar a su progenitor. Las remata por abandolaos en una interpretación valiente. «Siempre estás en mi corazón y por mi lejos que te vayas…», letra alusiva de nuevo a Fernando Terremoto y cierra la tanda con el de Frasquito Yerbabuena. Prosigue por bulerías por soleá y, enhiesta, por tangos, con sumo gusto, pataíta de arte incluida pese a su avanzado estado de gestación. Se despide por bulerías con denominación de origen y el soniquete característico que aportan Jero, Grilo y Rubichi. Suenan Amor de compra y venta, de Los Chichos, y letras de Luis de la Pica.

 

Coge el testigo Capullo de Jerez, «un viejo rockero del flamenco», en palabras de Juan Garrido. El más carismático, sin ninguna duda. Abre su actuación por soleá, más contenido, pero la contención dura hasta que arrostra las bulerías y llega el desparrame. Se pone en pie y se deja llevar, transmitiendo. Las remata con su particular versión del Himno de Andalucía, que grabó con Paco de Lucía, a quien se lo dedica, y Fernando de la Morena. Y rumbas, «para mis niños», como denomina a sus seguidores más jóvenes. Y ante la insistencia del respetable, les concede otra ración colmada de rumbas con su sello particularísimo, compás y gracejo a partes iguales, y pataíta de arte incluida. Hubo incluso petición de otro bis. Todo ello con Ramón Trujillo a la guitarra y Grilo, Rubichi, Jesús Flores a las palmas y Manuel Soto a la percusión.

 

Manuel Moneo El Barullo, hijo mayor de Manuel Moneo, se presenta por tonás, toda una declaración de intenciones. Prosigue por bulerías por soleá, que le dedica a Periquín, intentando mantener viva la llama de su saga. Bravío como su hermano, lo da todo en las seguiriyas, con Manuel Jero al toque. En el adiós, bulerías de Jerez, y un fandango a petición del respetable.

 

Llega uno de los momentos más esperados de la noche para los aficionados. Comparece Juan Villar, leyenda viva de este arte a sus 76 primaveras. Su sola presencia sobre el escenario emociona. Por soleá, suple con maestría la lógica merma de facultades. Continúa por tangos, muy bien arropado por Manuel Jero, peleando el cante y dejándose la piel. El público lo premia con un caluroso aplauso y arrostra las bulerías, uno de sus palos bandera. «Amanecer en el campo, amanecer es tan bello, amanecer es amar…». Jero se luce en el toque. Y dice adiós con un fandango sin amplificación.

 

La guinda a una noche de arte –el único pero sería la excesiva duración– la pone Rancapino Chico, con Luis El Salao a la guitarra. Se templa por malagueñas de Chacón y El Mellizo y canta las únicas alegrías de Cai de la noche. Continúa por tangos, enjundiosos y plenos de sabor, con su padre muy presente. Y bulerías,  que le dedica a Periquín, en las que evoca a Pansequito y también a Los Chichos –Amor de compra y venta–. Cerró la II Fiesta de la Bulería de Torremolinos por fandangos enhiesto ante un público entregado.

 

 

Ficha artística

II Fiesta de la Bulería de Torremolinos
Plaza de toros de Torremolinos (Málaga)
8 de julio de 2023
Aforo: Lleno
Cante: Juan Moneo, Antonio Reyes, María Terremoto, Capullo de Jerez, Manuel Moneo El Barullo, Juan Villar y Rancapino Chico
Guitarra: Manuel Jero, Luis El Salao, Nono Jero y Ramón Trujillo
Compás: Carlos Grilo, José Rubichi y Jesús Flores
Percusión: Manuel Soto
Organizador: Andrés Bermúdez