Juan Villar: Premio de Honor a un superviviente
La Bienal de Arte Flamenco Canela de San Roque valora la carrera de Juanito Villar en su tercera edición. Cantaor superviviente de una generación imprescindible para entender la universalidad del flamenco en la actualidad.
Cuando los miembros del equipo de ExpoFlamenco tuvimos la oportunidad de hablar distendidamente hace unas semanas con Juanito Villar, en su peña de Cádiz, comprobamos realmente la humanidad de un cantaor clave en los últimos cincuenta años del flamenco. Comentaba sin pelos en la lengua lo que pensaba de muchos de los maestros de lo jondo, además de pararse a reflexionar sobre las nuevas generaciones que ocupan las programaciones de los mejores festivales.
Lo que más sorprendió a quien escribe estas líneas fue su contundencia sobre los reconocimientos a su trayectoria. Aclaraba que cuando muriera les había encargado a los suyos que no recogieran premios ni placas. ¿Que no sea Juanito Villar Hijo Predilecto de Cádiz todavía? Nos fuimos de su Caleta sin encontrar respuesta.
En la noche del 16 de octubre vimos a Juanito emocionarse, echar alguna que otra lágrima sobre el escenario del Teatro Juan Luis Galiardo de la localidad de San Roque, dentro de la programación de la Bienal que lleva el nombre del cantaor Canela. Esta tercera edición ha querido reconocer la trayectoria de este cantaor superviviente. De su generación y de su estilo van quedando muy pocos.
«Juan Villar no solo acudió a San Roque a recibir el premio. También nos regaló veinte minutos de pellizcos por soleá, tangos y bulerías»
El hecho de hacer esto con esta figura es cuanto menos una obligación para entidades, aficionados e instituciones, porque gracias a este ilustre gaditano, entre otros vivos como Pansequito, José de la Tomasa o Rancapino, el cante ha llegado a niveles altísimos en las últimas décadas. Ellos siguen abanderando una forma personalísima de los códigos flamencos.
No solo acudió a San Roque a recibir el premio. También nos regaló veinte minutos de continuos pellizcos. Por soleá, tangos y bulerías, demostró el cantaor sus dotes para conectar con un público que de verdad disfrutó. Es por ello que hasta se fue creciendo por momentos, con la genial guitarra de Manuel Jero y las palmas de José Rubichi y Fernando Canela Chico.
Juanito no estuvo solo en esta gala homenaje. También estuvieron otros como Diego del Morao o la lebrijana Inés Bacán. El primero en salir a escena fue el cantaor local Juan Delgado, tirando para la escuela mairenista. Su veteranía le aportó los recursos para salir de la faena, testimonialmente, con arrojo y entrega.
Inés, por su parte, recurrió a su clásico repertorio por soleá, seguiriyas y bulerías. Convenció al público erudito. Sin embargo, algunos de los más jóvenes no pudieron asimilar el discurso de una cantaora añeja que representa una estética prácticamente en desaparición. Y por último, Diego del Morao, en estado de gracia. El jerezano, hijo del recordado Moraíto, se sitúa en cada aparición más arriba en el escalafón. Su nivel técnico es incuestionable, su música posee una belleza armónica alucinante y su carisma también es heredado. Enciende, engancha y triunfa. Estuvo arropado por la voz de Maloko, nieto del Sordera, y por la percusión de Ané Carrasco, hijo del Tate Diego.
Fotos: María Chaves
"Momi de Cadiz" 18 octubre, 2020
Cada persona tiene sus gustos y es por ello,que el mio,es JUAN VILLAR,en mayusculas; es sin duda, historia viva e irrepetible del flamenco y en ésta epoca en la que los cantaores tipo «gatos pisados» por desgracia abundan,son muy necesarios para aprender escuchándolos.
Un fuerte abrazo Juan,sabes que te aprecio como artista y mas como persona.