María del Mar Moreno: el baile de Jerez, ahora y siempre
Crónica de la actuación de la bailaora jerezana María del Mar Moreno en el Teatro Villamarta, Festival de Jerez, con su obra 'Bailahora, la tradición hecha vanguardia'.
Última noche del Festival de Jerez del año 2023. El ambiente vuelve a vestirse de nostalgia y aún no se ha bajado el telón del Teatro Villamarta, el bar La Manzanilla no está tan lleno como días atrás y en el patio de butacas se sientan altos cargos del Ayuntamiento, Diputación de Cádiz y Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los compañeros de la prensa comenzamos a abrazarnos y nos invitamos a vernos próximamente. Hay un venenciador de González Byass en el hall repartiendo vasitos de Tío Pepe y los iconos de la muestra no faltan: Angelita Gómez y El Gómez de Jerez. Y siempre con una sonrisa, la gran Isamay Benavente, directora y espíritu del certamen que sigue manteniendo la intachable mirada del mundo de la danza y el baile flamenco mundial.
En este contexto emocionante e impagable, la cita que nos reunía a todos tenía nombre propio: María del Mar Moreno. La bailaora que nunca abandonó sus raíces estrena Bailahora, la tradición hecha vanguardia. Ella es franca con sus ideas y comprometida con sus convicciones. Y así le va, querida por todos, dedicándose al arte desde hace casi cuarenta años y con cientos de admiradores repartidos por innumerables países.
Así se cerró esta vigésimo séptima edición, con la majestuosidad del baile de Jerez, el de ahora y el de siempre. Entendemos lo que vemos. Nos hace sentir y no nos hace falta leer ningún prospecto elaborado por el intelectual de la casa. Es baile, movimiento, sensualidad, brazos arriba, mirada al público, apoyarse en cante de primera categoría y guitarras que son de dulce.
«Entendemos lo que vemos. María del Mar Moreno nos hace sentir. No nos hace falta leer ningún prospecto elaborado por el intelectual de la casa. Es baile, movimiento, sensualidad, brazos arriba, mirada al público, apoyarse en cante de primera categoría y guitarras que son de dulce»
Es una norma incorruptible de la jerezana. Ella apuesta por la calidad del equipo y pone su baile a merced de lo que construyen lo demás. Por eso lo primero en sonar es la guitarra de Alfredo Lagos, qué regalo. A los pocos segundos, la voz de David, su hermano, otro presente. Cuando la materia prima es francamente de gourmet, sólo nos queda dejarnos llevar y disfrutar, que ha habido veces este año que está uno más atento a la dramaturgia infumable que algunos presentan que a lo que viene siendo la emoción.
Además, David es cercano y juega con el directo como pocos. Él disfruta y por eso no hay trampa ni cartón, solo transmisión. Por peteneras da paso a la bailaora, que sale desde el otro lateral guiándose por un foco que se mueve hasta que consigue toparse con los hermanos Lagos. A su estilo, sin barroquismos, dejándose la piel.
Pronto hace acto de presencia Andrés Marín, con su particular manera de concebir el baile. Sinceramente, lo único que podemos sacar de su aportación a este espectáculo es la envergadura flamenca de María del Mar, esto es, lejos de diseñar un número compartido e integrar al invitado en la obra, Marín aparece en dos ocasiones para ser él y volvemos a pensar que lo que nos gusta es lo otro, lo de María.
El macho de “los campanilleros con el ruido de sus campanas…” deja el aroma cruel de la seguiriya en escena, para que Antonio Malena y Santi Moreno se incorporen. María y Malena son dos en uno. ¡Qué gitanería la de Antonio! ¡Cómo sabe aprovecharlo María! David como un león reaparece con Alfredo dando paso, acordándose de Chacón y la caña, a María del Mar para que recite Muerto de Amor de Rafael de León.
«La intensidad llega vestida de rojo, con una María del Mar Moreno que se encumbra en la soleá. Esto no pasa de moda. Este es el baile que no conoce reloj. El que no se ve influenciado por las modas pasajeras y vacías»
Lo único que cambia en escena es el posicionamiento de las sillas, que son movidas donde los artistas quieren, y la luz de fondo que pasa del celeste al naranja. Alegrías y cantiñas para continuar, en esta ocasión con las dos voces y las dos guitarras juntas, con María haciendo una pincelada por bulerías de Cádiz. Su vestuario suele tener tintes oscuros, negros, con algún mantoncillo colorido según el baile.
Andrés Marín vuelve a otro lateral con cenital, bailándole al silencio. Lagos pregona la venta de caramelos y ese quejío tan bueno le invita a salir con un ramito de flores en una rodilla, sombrero y castañuelas. La intensidad llega vestida de rojo, con una María del Mar que se encumbra en la soleá. Esto no pasa de moda. Este es el baile que no conoce reloj. El que no se ve influenciado por las modas pasajeras y vacías. Se cerró el telón con unas bulerías en las que María y Andrés intentan unificar dos estilos opuestos sin demasiado éxito. Hasta el próximo año y gracias por habernos seguido.
Ficha artística
Bailahora, la tradición hecha vanguardia – María del Mar Moreno
Teatro Villamarta – Festival de Jerez
11 marzo 2023
Baile María del Mar Moreno
Cante Antonio Malena, David Lagos
Guitarra Alfredo Lagos, Santiago Moreno
Artista invitado (baile) Andrés Marín
Iluminación Marcos Serna
Sonido José Amosa
Asistencia técnica Soviled
Management Fernanda Martínez
Producción La Moreno Production