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Esperanza Fernández, la fusión del jazz y el Poema del Cante Jondo

Espectáculo digno de un gran teatro como el Lope de Vega (Sevilla). Todo de notable para arriba. El actor trianero Antonio Dechent, sobresaliente. Falta el dolor, la pena, el llanto, la muerte y la tragedia. Falta la esencia del cante. Esperanza Fernández nunca tuvo problemas con eso.


Foto: web del Ayuntamiento de Sevilla

Tarde de poesía toca en el Lope de Vega. Es el teatro romántico de Sevilla, el del flamenco, el de la Exposición Iberoamericana de 1929. Allí las cositas siempre saben mejor. Será por tantas y tantas noches que han ido dejando su aroma colgado de su cúpula neoclásica o entre los pliegues de sus rojos cortinones. Por su platea, y por su Gran Salón de Fiestas, conocido como Casino de la Exposición, pasaron los poetas de la Generación del 27, guiados por los sevillanos Vicente Aleixandre y Luis Cernuda. A la cabeza de ellos, el joven e impetuoso Federico García Lorca.

Poema del cante jondo. Federico y don Manuel de Falla traman en 1921 la celebración de un gran concurso en Granada para el año siguiente, con el absurdo objetivo de salvaguardar el cante jondo en toda su pureza. Lorca escribe de un tirón su Poema con la intención de publicarlo coincidiendo con dicho acontecimiento. Es el famoso Concurso de Cante Jondo de 1922, aquel que ganaron el viejo Tenazas de Morón y el Niño de Caracol. El poeta se empapa de letras flamencas y queda enamorado de su esencia: dolor, llanto, muerte y tragedia. No veas cómo tiene que quedar eso en el Lope de Vega. Pues allá que nos vamos.

Espectáculo digno de un gran teatro. La puesta en escena, la iluminación, el sonido, el color. Todo de notable para arriba. El actor trianero Antonio Dechent, premio Goya 2001, sobresaliente, sin duda. De su voz de ultratumba salen los versos lorquianos como racimos de puñales negros. Es el grito del flamenco, que toma como espacio escénico desde las bambalinas al proscenio, llegando a recitar por los pasillos del patio de butacas.

Al fondo del escenario, el poeta granadino contempla su obra desde su retrato. A la izquierda, el cartel original del concurso. A la derecha, la portada del Poema, publicado finalmente en 1931. Y en el centro, la caricatura del dibujante y humorista granadino Antonio López Sancho, que plasmó aquella mágica noche en el Patio de los Aljibes de La Alhambra. Los músicos, de maravilla. Qué falta, prima, dime qué echas en falta. Ah, sí, el cante jondo.

Falta el dolor, la pena, el llanto, la muerte y la tragedia. Falta la esencia del cante. Esperanza Fernández, hija de Curro Fernández, nunca tuvo problemas con eso. De familia cantaora, gitana hasta las trancas, posee una voz nacida para el flamenco. Tiene el conocimiento, la experiencia y las facultades. Y está acostumbrada a abrirse las costuras de su piel morena cuando tiene que cantar por derecho. Anoche tuvo momentos, como en la saeta que cantó vestida de mantilla desde un palco del teatro. Pinceladas por bulerías o por soleá, me gustaron especialmente la petenera y el zorongo. La parte más jonda corrió a cargo de la bailaora gaditana Rosario Toledo, paradójicamente con la interpretación de un papel cómico. Transmitió garra y fuerza y se llevó de calle al respetable bailando unas sevillanas de la Argentinita compuestas por Lorca.

Dilo de una vez. Muy comercial. De calidad, con profesionalidad. Pero desprovisto de la esencia, porque el flamenco que te gusta a ti y a mí es difícil de digerir, y no suele llenar teatros. Esperanza lleva tiempo fuera de este concepto, y está instalada en la fusión con el jazz, los guiños a los cuplés y a la copla. Y muy libre que es de hacerlo. Que a ti te gusta más el cante jondo, pues visita las peñas, y a otra cosa, mariposa.

 

FICHA ARTÍSTICA:

Espectáculo: Poema del Cante Jondo, por Esperanza Fernández y Antonio Dechent

Lugar y fecha: Teatro Lope de Vega, Sevilla. 26/4/2019

Cante: Esperanza Fernández

Narrador y rapsoda: Antonio Dechent

Artista invitada (baile): Rosario Toledo

Guitarra flamenca: Manuel de la Luz

Piano: Chiqui Cienfuegos

Contrabajo: Pablo Báez

Batería y percusión: Lito Mánez

Dirección: Luis Rodríguez Luna

 

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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