El flamenco no se acaba, al menos esta noche
Gala final del ciclo ‘Flamenco viene del Sur’ protagonizada por los ganadores del Concurso Talento Flamenco de la Fundación Cristina Heeren: Paula Salazar, Juan Tomás de la Molía, Kiko Peña, Marián Fernández, Rosa Linero y Martín Fayos.
Que esto se acaba, andan diciendo por ahí. Que el flamenco está herido de muerte, eso se sabe desde hace casi dos siglos, que es prácticamente desde que usaba pañales de usar y lavar en aquella pila junto al Guadalete. Acusaron al mismo Silverio de adulterar el arte jondo. Y fíjate tú, que hasta Chacón le echó la culpa a Enrique el Mellizo del éxito de las malagueñas en detrimento del cante verdad.
Te digo yo que no. Que sí, lo que tú digas. No, mientras Cristina Heeren siga al pie de la enseñanza del flamenco en la calle Pureza. En tanto José de la Tomasa, Milagros Mengíbar o el Niño de Pura sostengan las riendas de la transmisión generacional. O sigan entrando y saliendo de sus aulas de música jóvenes artistas que antepongan su condición de aficionados a cualquier otra cosa. Anoche lo comprobamos.
Se celebraba la II Gala de Ganadores del Concurso Talento Flamenco 2018 de la Fundación de Arte Flamenco Cristina Heeren. Dicho concurso tuvo lugar el pasado año en Madrid y Sevilla en nueve modalidades que abarcan el baile, la guitarra y el cante. Los ganadores absolutos acceden a una beca Acciona para estudiar en la Fundación y tienen el privilegio de actuar en el Teatro Central durante la clausura del ciclo Flamenco viene del Sur, organizado anualmente por el Instituto Andaluz de Flamenco.
Entrada libre hasta completar aforo. Bueno, pues medio aforo. Ahí está el virus localizado, en la falta de afición. Tráete un autobús turístico, verás cómo foráneos de todo el mundo se vuelven locos con estos niños. Llévate la gala a Madrid o a Zaragoza, las localidades a treinta euros. Lleno garantizado. Pero en Sevilla, ay, Sevilla, no llenas tú un teatro con flamenco del bueno.
Son cuatro los magníficos. Guitarra, cante, bailaor y bailaora. Son jóvenes, frescos, aunque todos con su carrera ya apuntalada. En su día fueron niños prodigio, después ganadores de concursos e integrantes de grandes compañías que viajaron de uno a otro continente. Alguno hasta tiene un trabajo discográfico desde hace tiempo.
Está Martín Fayos, también conocido como Niño Martín, que nació en Frankfurt, Alemania, pero se crió en Punta Umbría, Huelva. Se echó a los hombros toda la función, pues era el único guitarrista en escena. Es el vencedor de la modalidad de Guitarra de Acompañamiento, de lo que hizo gala tocando para el cante y el baile de sus compañeros. Rápido, muy rápido con la derecha, tuvo también su momento con una preciosa soleá, precedida por una taranta de difícil clasificación.
Mira, está también la malagueña Paula Salazar, que barrió con maestría las tablas del Central con su elegante bata de cola. Baila la caña. Escuela sevillana, vertical, altiva. Va echándote flores en sus paseíllos, y compone imágenes de otra época a golpe de mantón de Manila. A veces torea, a veces se esconde tras el burladero de sus flecos dorados. Me gusta cuando se pellizca el pico del capote de paseo, mientras enreda y desenreda la cola dejándola en la posición exacta de las seis y media.
Quién es el cantaor, es Kiko Peña, de Écija. Hijo, nieto y sobrino nieto de cantaores. A sus apenas veinticuatro años, le quedan pocos concursos por ganar. A su cante le han acompañado figuras como Moraíto Chico, Manuel Parrilla, Diego del Morao, José Quevedo Bolita o, más recientemente, Daniel Casares. Brillante en la serie de cantes de trilla, y la toná chica. Y tuvo lances de pellizco por soleá, demostrando poderío, medida y fuelle, aunque hubo ocasiones en que no pudo hilar tan fino. Donde más pudo lucirse fue en el fin de fiesta, dando cuenta de sus largas tablas y talento de artista.
Suena por alegrías la guitarra del Niño Martín, y se turnan los juguetillos las cantaoras de atrás, Marián Fernández y Rosa Linero, aseadas y bien de enjundia y de compás toda la velada. Sale un torero de arte, un bailaor mayúsculo en el traje de un niño. Es de Trebujena, el primer pueblo de Cádiz que linda con Sevilla por las marismas lebrijanas. Desde chiquitito asombró a los viejos en la peña jerezana Los Cernícalos, a donde acudía para aprender a la edad de siete años. No olvides el remoquete: Juan Tomás de la Molía. El desparpajo a compás, la suma de la gracia caletera. Una silueta bellísima de apenas veinte años amenaza con dar que hablar de aquí en adelante. Se nota la mano maestra de José Galván, de Javier Barón, pero también están presentes los pies de Farruquito. Y la elegancia y verticalidad de El Junco. A mí fue lo que más me gustó. Y a mí también.
Las actuaciones propias de los ganadores estuvieron enmarcadas por un número de obertura, con todos ellos en escena, donde se cantaron y bailaron rondeñas, fandangos de Cayetano Muriel y de Frasquito Yerbabuena con filtro de Enrique Morente. Y para terminar, el omnipresente fin de fiesta por bulerías. Ya te digo, el flamenco no se acaba, ni mucho menos. Al menos esta noche.
FICHA ARTÍSTICA:
Espectáculo: Gala ganadores del Concurso Talento Flamenco 2018
Ciclo: Flamenco Viene del Sur
Lugar y fecha: Teatro Central de Sevilla. 14/5/2019
Al cante: Kiko Peña, Marián Fernández y Rosa Linero
A la guitarra: Martín Fayos
Al baile: Paula Salazar y Juan Tomás de la Molía